Eluana Englaro ingresó en el amanecer de ayer en la clínica La Quiete (La Calma)
de Udine. En dos o tres días, los médicos empezarán a detener progresivamente la alimentación e
hidratación artificial que la mantienen viva, en estado vegetativo permanente desde hace 17 años.
La muerte debería llegarle en tres semanas, según explicó su neurólogo, Carlos Alberto Defanti. Los
médicos mantendrán la sonda en el cuerpo de la mujer, y le administrarán calmantes hasta que llegue
el momento.
La reacción de la Iglesia católica italiana y del Vaticano al traslado de
Englaro ha sido de ira. El cardenal mexicano Javier Lozano Barragán declaró que la muerte de
Eluana, sancionada por una sentencia del Tribunal Supremo, "es un abominable asesinato". Presidente
del Pontificio Consejo para las Operaciones Sanitarias, cargo equivalente a ministro de Sanidad de
la Santa Sede, Lozano ha declarado en una entrevista al diario La Repubblica que tiene respeto por
las sentencias judiciales, pero que "quitar agua y comida a una persona significa una cosa sola:
matarla deliberadamente".
Gianfranco Fini, presidente de la Cámara de Diputados, pidió respeto para la
familia Englaro. "Envidio a quienes tienen certezas sobre el caso", dijo. "Personalmente sólo tengo
dudas, una sobre todas: ¿dónde está el límite entre un ser vivo y un vegetal? Creo que sólo los
padres de Eluana tienen derecho a dar la respuesta. Y advierto el deber de respetarla".
Pero el tono general ha sido marcado por el jefe del grupo de los senadores del
oficialismo, Maurizio Gasparri, que declaró: "Ha empezado el homicidio de Eluana".
El cardenal Lozano pidió al gobierno que "detenga la mano asesina", y el
ministro de Sanidad y Trabajo, Maurizio Sacconi, hizo saber que su cartera está estudiando
"eventuales actuaciones". Le replicó el abogado de la familia, Vittorio Angiolini: "Confío en que
nadie quiera interferir. El ministro no tiene ninguna competencia para parar el tratamiento
sanitario en curso".
Opinión del padre. Beppino Englaro, el padre de la mujer, que viajaba ayer desde
Milán a Udine, explicó que se encuentra "bastante tranquilo". Aunque se le nota afectado por los
últimas polémicas, cree que todo el mundo tiene derecho a opinar: "Uno no puede impedir que la
gente vocifere". Englaro no descartaba que pueda suceder algo que cambie de nuevo la situación.
"Veremos. Hace falta vivir la jornada".
Rocco Buttiglione, miembro de la democristiana UDC, pidió al premier Silvio
Berlusconi que convoque de urgencia un consejo de ministros "para promulgar una ley de testamento
biológico".
La ambulancia que trasladó a Eluana hasta su tierra natal partió en la madrugada
de ayer de una clínica religiosa de Lecco, superando la oposición de un grupo de personas que
intentaron impedirle el paso. Unos se pusieron delante del vehículo, otros gritaban "Eluana,
despiértate".
El médico que acompañó a la mujer, y que dirige el equipo que suspenderá la
alimentación y la hidratación de Eluana, el anestesista Amato De Monte, confesó que se encuentra
"profundamente devastado como hombre, como padre, como médico y como ciudadano".
De Monte ha lanzado una apelación a "abandonar la retórica y la
instrumentalización", y pidió a obispos y políticos que respeten la privacidad de la familia y
comprendan "el dolor y el sufrimiento de los protagonistas". A su juicio, el ruido provocado por la
sentencia ha hecho olvidar las condiciones reales en las que se halla Eluana Englaro, que quedó en
coma irreversible tras un accidente de coche cuando tenía 20 años: "La hemos visto siempre en las
fotos llena de vida y juventud. La realidad es completamente diferente".
Nada de eso ha detenido los furibundos comentarios católicos. Alfredo Mantovano,
secretario Interior, ha calificado el caso como "la primera condena a muerte vista en Italia desde
1948".
"Prefiero morir". Eluana entró en coma en 1992 tras un accidente. Su padre,
durante años, luchó sin éxito judicialmente para que se interrumpa la alimentación artificial que
recibe su hija. El padre de la muchacha siempre subrayó que antes de su accidente Eluana le dijo
que si alguna vez los médicos declaraban que estaba en un caso así, "irreversible", prefería
morir.
La eutanasia, tanto activa como pasiva, está prohibida en Italia. Pero los
límites de la ley no están claros y se está debatiendo la adopción de una nueva ley. l (DPA)