Pino Solanas estrena hoy en el cine municipal El Cairo "Tierra sublevada. Oro
impuro", un documental en el que deja registro de los efectos de la explotación minera a cielo
abierto. "Es una aberración", aseguró el realizador al describir la forma en que se trabaja en las
minas a cielo abierto. El director adelantó que está trabajando en una nueva realización, que se
titulará "Oro negro" y que completa el proyecto, con un retrato exhaustivo sobre el negocio del
petróleo en la Argentina.
—¿Qué intentó reflejar en el documental?
—"Oro impuro" está centrado esencialmente en la explotación de la mega
minería, es decir la explotación que están haciendo ahora los grandes yacimientos en base a
explosiones y sustancias tóxicas. Esta megaminería que es muy devastadora y muy contaminante ha
puesto de pie a las poblaciones de las provincias mineras.
—¿Qué reacciones legales provocó?
—El resultado de eso es que las legislaturas de siete provincias
prohibieron la minería a cielo abierto con sustancias tóxicas. Así tenemos Chubut, Río Negro, La
Pampa, Mendoza, Tucumán, San Luis y Córdoba.
—¿Qué zonas investigó en este caso?
—Esta película es un viaje hacia las regiones mineras, formada por San
Juan, La Rioja, Catamarca, Tucumán y Salta. Es una visita a algunos de los grandes yacimientos de
este tipo de minería. Es un viaje donde voy contactando especialistas, ingenieros, ambientalistas,
vecinos damnificados, agricultores.
—¿Qué dificultades encontró para el rodaje?
—La gran dificultad es que no te dejan entrar a ningún yacimiento. Los
yacimientos son territorios extranjeros dentro del territorio nacional. Tienen policía propia, no
entra nadie. Hicimos todo tipo de pedido y fue inútil. Es todo muy compartimentado. Esta película
abre información, desnuda y muestra lo que está oculto. En las provincias que no tenemos minería
nos es extraño, pero en las mineras lo conocen y lo padecen.
—¿Qué pasa en la Argentina a nivel legal?
—El mayor escándalo que vive la Argentina es el Tratado
minero argentino-chileno que fue impulsado por las corporaciones mineras para explotar la
cordillera de los Andes. Han creado un territorio independiente, un tercer territorio, a lo largo
de toda la cordillera de los Andes, con un promedio de cien kilómetros de ancho, por tres mil y
pico de largo. Los caminos están cortados, es muy difícil llegar a los yacimientos, tienen
aeropuertos propios donde se llevan lo que extraen en sus propios aviones, tienen aduana propia.
—¿Cuál es el impacto ambiental?
—Es enorme porque las explosiones todas las mañanas producen una
nube de polvo mineralizado que desciende hacia los valles. En la montaña están todos los metales
juntos. Allá se forman las cuencas hídricas y eso va a los ríos. La montaña queda desnuda. Las
explosiones parten la montaña y la capa de tierra y vegetales desaparece. Ahí empiezan los procesos
de oxidación. Además, la roca es lavada por cien millones de litros de agua por día mezclada con
cianuro y otras sustancias. Todo es una aberración.
—¿Existen posibilidades de revertirlo?
—La posibilidad es la prohibición. Siete legislaturas lo hicieron.
Nosotros vamos a insistir este año con la prohibición de la minería a cielo abierto con cianuro.
—¿Qué opina del buen momento que está pasando el cine argentino?
—Todos los años creo que tiene películas buenas. Todas las
cinematografías cuando tienen un diez por ciento de películas muy buenas, es excelente. Y la
Argentina tiene todos los años cinco o seis películas de muy buena calidad y otras con grandísimo
público como es el caso.
—¿Hubo un interés repentino por el cine nacional?
—Eso no lo decide nadie. Hay veces que salen varias buenas y
varias que, además, salen juntas. Eso es lo misterioso del cine.