Cinco policías rosarinos fueron detenidos, incomunicados y puestos en disponibilidad como sospechosos de integrar una banda que se especializaba en mejicanear, esto es, robar a gente dedicada al robo.
Cinco policías rosarinos fueron detenidos, incomunicados y puestos en disponibilidad como sospechosos de integrar una banda que se especializaba en mejicanear, esto es, robar a gente dedicada al robo.
Tienen menos de 30 años, rango bajo —un cabo y cuatro agentes— y trabajaban en la comisaría 17ª, el Comando Radioeléctrico y Patrulla Urbana de la Unidad Regional II. Se los acusa por cargos que van desde el robo calificado y la privación ilegítima de la libertad hasta el incumplimiento de los deberes de funcionario público y la malversación de caudales públicos. Les atribuyen una veintena de atracos en un año.
Cayeron a partir de una pesquisa conjunta entre efectivos de Agrupaciones Especiales de la UR XVII, con asiento en San Lorenzo, y de la División Judiciales de la UR II. La ruina de los policías comenzó la semana pasada a partir de dos golpes cometidos con diferencia de horas. Uno fue en la localidad de Roldán y el otro en inmediaciones del Fonavi de Mendoza y Donado, jurisdicción de la subcomisaría 22ª. Las víctimas de los robos eran individuos con prontuario abierto.
Los investigadores resaltaron que los delincuentes vestidos de azul trabajaban con calma al saber que las víctimas no harían denuncia alguna "ya que saben que están al margen de la ley". Usando el uniforme, se valían de la institución para hacer "inteligencia sobre sus blancos", indicó la fuente.
Aprovechaban el poder del funcionario público y la estructura de la fuerza en beneficio propio. Incluso actuaban con las armas provistas por el Estado. Su especialidad era el submundo del narcotráfico y su debilidad pensarse intocables. "No le hacían asco a nada. Mejicaneaban dinero en efectivo o la droga", explicó una fuente.
Dos atracos. La noche del 7 al 8 de enero hubo dos episodios vitales para la desarticulación de esta banda policial. Pasada la medianoche del jueves, cinco hombres llegaron a una vivienda de Facundo Quiroga al 100 en Roldán. Ahí reside con Guillermo Cristian R., de 31 años, junto a su pareja de 24 y un nene de 7. Este hombre ganó espacio en crónicas policiales el pasado 6 de julio cuando por 12 horas se atrincheró, armado, en una casa de Roldán reteniendo a sus dos hijas de 4 y 9 años para realizar reclamos a su ex esposa.
Este hombre denunció en la comisaría 6ª de Roldán que esa noche, a la 0.10, llegaron a su casa cinco personas, con ropa e insignias policiales y utilizando vocabulario propio de la fuerza de seguridad. Ingresaron a su casa, lo encañonaron a él y a su familia y bajo amenazas le robaron 3 mil pesos. Le reclamaron más dinero y como no tenía prometió ir a un lugar en Rosario a buscar.
Así Guillermo R. se subió a su Peugeot 504 blanco escoltado por uno de los maleantes y marcó el camino. Tomaron por la ruta 9 a Rosario. Otro de los delincuentes lo siguió en su Suzuki 750, azul metalizado, propiedad de Guillermo R. El resto iba en un Renault 12 gris.
Antes de ingresar a Rosario, la caravana hizo un parate en la estación Petrobras frente a la plaza principal de Funes. Cargaron nafta en la Suzuki y continuaron. Cerca de la 1 de la mañana llegaron a una vivienda de White al 7600, en jurisdicción de la sub 22ª. Guillermo R. escoltado por tres de los hombres de azul, tocó timbre y fue recibido por Domingo R., de 55 años. Tanto Guillermo como Domingo tienen el mismo apellido pero no son familiares.
El recién llegado pidió un préstamo, pero el dueño de casa respondió que no tenía dinero. El cabildeo duró pocos minutos hasta que los tres hombres vestidos como policías, cansados de esperar, se metieron en la casa a los empujones. En la sub 22ª Domingo R. denunció que le robaron objetos personales y 6.800 pesos en efectivo.
Las dos víctimas de los robos hicieron las denuncias. Y así comenzaron dos pesquisas paralelas realizadas por policías de San Lorenzo y Rosario.
El cuerpo del delito. Para dar con los ladrones fueron vitales una serie de elementos. Uno, sin dudas, la exactitud de las descripciones dadas por las víctimas. Otro detalle fue que el surtidor de Funes tiene cámaras de seguridad que graban. Así se pudo observar que la caravana llegó a las 0.45. Que sólo ingresaron la moto y el 504. Y que tras cargar combustible siguieron viaje. En la escena captada pudo verse pasar a baja velocidad al Renault 12 gris.
También fue decisivo el aporte de un soplón, un hombre cuya identidad se preserva pero que en calles de zona norte se lo conoce por hacerse pasar por efectivo de la Policía Federal, quien otorgó valiosa información sobre la banda y sus integrantes. Este hombre mantuvo un altercado a golpes de puño en diciembre con uno de los policías ahora detenido que quedó documentado en la comisaría 14ª. La pesquisa sobre los malos policías fue hermética y confluyó a la división Judiciales rosarina, bajo la tutela del juez de feria Javier Beltramone. La noche del martes empezaron las detenciones
Los detenidos. En la seccional 17ª fue citado el agente Germán Matías Almirón, de 27 años, 4 de antigüedad y sindicado como líder de la banda. Allí quedó detenido. Se allanaron tres domicilios que el hombre ostentaba. En uno de ellos, en Tucumán al 6100, se le secuestraron un auto VW Polo blanco con su chapa trasera adulterada. "Estaba modificada a martillazos. Dependiendo de la luz o el ángulo podía dar un dominio correspondiente a una Mitsubishi o a un Jeep Cherokee", explicó un investigador. También se le incautaron dos chalecos antibalas de policía y se investiga en que Unidad Regional pudieron ser sustraídos.
En una esquina del centro de Rosario fueron apresados en un móvil del Comando en el que patrullaban el cabo Diego Mauricio Machado, de 29 años, 11 en la fuerza, y el agente Guillermo Fernando Segovia, de 28 y 2 en servicio. Uno de los apresados fue descripto por las víctimas de los atracos como de rasgos similares al jugador de la selección de fútbol y ex Rosario Central, Angel Di María.
En el playón de ingreso a la Patrulla Urbana, en el corazón de Jefatura, fue apresado cuando iba a tomar servicio el agente Héctor Ramón Navarro, alías bicho, de 26 años y 2 de antigüedad. En su casa de pasaje 120 de barrio Las Flores le secuestraron una cupé Renault Fuego, un revólver calibre 22, un Nextel, varios cargadores de celulares y un bolso reconocido por las víctimas como robado en uno de los domicilios. También fue detenido su compañero de patrulla, el agente Mario Alberto Feresin, apodado gringo, de 29 años y 5 en la fuerza. Feresin había sacado ayer carpeta médica y cayó en 9 de Julio al 600.
Los cinco detenidos quedaron incomunicados a disposición del juez Beltramone acusados de robo calificado, privación ilegítima de la libertad, hurto civil, adulteración de la numeración de dominio, incumplimiento de funcionario público y malversación de caudales públicos. A estos cargos el agente Almirón le sumó una resistencia a la autoridad, ya que cuando fue detenido golpeó a un camarada e intentó huir.