El domingo pasado, por una necesidad y por no tener obra social, debí recurrir al hospital Centenario con mi hija. La espera fue de dos horas para ser atendidas. Bueno, se acepta, es un ente público, pero lo que no se acepta es que uno sea manoseado y maltratado por los que dicen resguardar la salud. Luego de ser atendidas y de entregarme la sangre para realizarle un análisis debimos esperar dos horas más, y cuando me los entregaron, tres horas más para que el médico lo viera ya que no podía bajar. En eso llegó un niño atropellado por un vehículo y todos se dedicaron al niño, hasta el ginecólogo. ¡Qué bien! Mi hija, ni importa. La mandaron a la casa sin una respuesta porque el médico estaba ocupado. Yo digo ¿no debería haber uno o más médicos de cada especialidad en las guardias, y un personal de limpieza para los baños que son una mugre? Y ni qué decir de las telas de arañas en el sector de urgencias. !Qué mal nos tratan en esta ciudad a los que no tenemos obra social! Claro, en los próximos días hay que volver porque no dan turnos para el día, sólo con un mes de anticipación. ¡Qué mal estamos!