Un navío francés recuperó ayer otros seis cuerpos de víctimas del siniestrado
vuelo 477 de Air France, mientras se intensificaba la búsqueda de las cajas negras y restos del
avión que permitan explicar lo que provocó el desastre. El vicealmirante Edison Lawrence, de la
armada brasileña, indicó que los cadáveres fueron recogidos por el buque anfibio francés Mistral en
una zona limítrofe entre las zonas de control aéreo de Senegal y Brasil.
Con los nuevos hallazgos, se eleva a 50 el número de cuerpos recuperados
flotando sobre el Atlántico del avión Airbus 330 que se precipitó al mar el 31 de mayo cuando
cumplía la ruta Rio de Janeiro-París con 228 personas a bordo.
Los primeros restos recogidos por embarcaciones brasileñas fueron entregados
ayer en Recife, donde serán guardados en un hangar de la base aérea mientras un técnico francés,
quien deberá llegar mañana a Brasil, decidirá si realizan los trabajos de investigación en ese
lugar o si traslada las piezas a Francia.
Los cadáveres de 16 de los pasajeros del Airbus 330-200 no presentan quemaduras,
un dato que descartaría la posibilidad de que el avión de Air France hubiese explotado, según ha
informado el equipo forense brasileño encargado de hacer las autopsias. Además, la mayoría de los
cuerpos estaban desvestidos o con muy poca ropa debido a que la fuerza del viento habría arrancado
su ropa. Según la cadena Globonews TV y el periódico Estado de Sao Paulo, estas revelaciones
refuerzan la hipótesis de que el avión se pudo desintegrar en el aire antes de caer al mar, y que
entra en contradicción con lo que dice la compañía aeronáutica europea Airbus, que negó tal
posibilidad.
Los cuerpos fueron rescatados prácticamente íntegros, y casi todos presentaban
múltiples fracturas en los miembros superiores e inferiores y en la región de la cadera. Esto
indicaría que la muerte de las víctimas fue por politraumatismo provocado por el choque con el agua
a alta velocidad.
Asimismo, no fue verificada en los cadáveres analizados hasta ayer ninguna
muerte por ahogo, la cual supondría un fallecimiento ocurrido después de la caída del avión.
Además del estado de los cuerpos, la hipótesis de la desintegración parcial de
la aeronave está reforzada por otros datos del accidente, como algunos mapas producidos por la
Fuerza Aérea Brasileña (FAB) que indican que los equipos de rescate encontraron dos líneas de
cuerpos, distantes entre sí 85 kilómetros.
John Goglia, ex integrante de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de
Estados Unidos, dijo que los investigadores pueden calcular qué tan lejos llevaron las corrientes a
los cuerpos antes de que fuesen recuperados. "Encontrar esos cadáveres tan separados de los restos
es una pista muy importante y podría indicar que hubo una ruptura en el aire o al menos que la
cabina se abrió", dijo Goglia.
Los investigadores afirmaron al respecto que si el avión hubiera caído entero al
mar, los cuerpos deberían estar más próximos unos de otros, aun después de permanecer varios días a
la deriva.
Los destrozos, mostrados a reporteros gráficos, incluyen máscaras de oxígeno,
pedazos pequeños de metal, dos asientos usados por los tripulantes y botellas plásticas.
Los franceses cuentan con el apoyo de dos localizadores de señales submarinas
aportadas por las fuerzas armadas estadounidenses. El primero de tales aparatos ya está operando en
la zona de búsqueda, mientras el otro está en camino a bordo de un buque remolcador.
El ejecutivo en jefe de Air France, Pierre-Henri Gourgeon, dijo que la
recuperación de los cuerpos y el fuselaje eran esenciales para la investigación.
"Sabremos mucho más después de que las autopsias nos permitan conocer las causas
técnicas de las muertes", aseguró.