En febrero de 2006, luego de que Rosario fuera castigada durante una semana por reiterados cortes de luz, el entonces diputado nacional Hermes Binner apeló a la ironía para criticar duramente al gobierno de Jorge Obeid señalando que a su entender la provincia tenía dos opciones para terminar de una vez por todas con los apagones: "Transformar a la Empresa Provincial de la Energía (EPE) en una organización que sirva para proveer justamente de energía o lisa y llanamente trasladar Santa Fe a una zona más fresca". El pasado 13 de noviembre, tras el apagón de 39 horas que afectó a barrio Echesortu, el titular de la EPE, Daniel Cantalejo, pidió "un poco de paciencia" a la población asegurando que "las probabilidades de falla van a disminuir". Dos semanas después, tras nuevos apagones, la empresa estatal aplicó una medida extrema: cortes preventivos de dos horas de duración. Transcurren cinco días y la EPE comunica que cuando la temperatura supere los 35º se cortará el suministro, lo cual se avisará con partes diarios a las 8 y a las 14. Tres días después nos sorprenden con una medida insólita, se comenzará a dejar sin luz a quienes más consuman previo aviso con un corte de cinco minutos. A la luz de estas cambiantes soluciones que vienen proponiendo los aparentemente desorientados responsables de turno, ¿cuál de aquellas dos opciones aparece hoy como más factible? Cumplido un cuarto del mandato gubernamental, excusas como las administraciones anteriores y el clima ya no pueden resultar útiles.