Walter Emanuelle era un agente de la Brigada Motorizada de 30 años. A las 5.30
de la mañana de ayer cayó muerto de un balazo calibre 32 en el pecho en el pasaje Medici al 4900,
en lo que se presenta como la reacción letal de un vecino sugestionado por la inseguridad que los
que viven en la zona aseguran padecer. El tirador tiene 58 años y trabaja como vigilador privado.
Se le secuestró un revólver calibre 32 largo. Al ser detenido el hombre, quien vive sólo y padece
una severa enfermedad pulmonar, contó que escuchó ladrar a su perro y pensó que lo iban a robar.
Entonces abrió la ventana de su dormitorio, que da a la calle, y en la oscuridad disparó al bulto.
Dos testigos presenciaron el hecho.
El lugar donde cayó asesinado este joven agente, en el pasaje Medici entre
Gutiérrez y Benito Juárez, está en la sección de barrio Tablada que antaño se conocía como La
Bajada, un franja de las más violentas de la ciudad. Allí los vecinos saben distinguir sobre
calibres de armas y narran los efectos de una pelea histórica de bandas que se disputan la calle a
los tiros.
En esa porción de tierra se escuchan disparos como si fuera normal y todos se
refugian en sus casas. Los vecinos saben por experiencias trágicas que cualquiera puede quedar en
el medio. Eso, sumado a los robos y arrebatos, crea en los habitantes del área una predisposición a
reaccionar parecida a la sugestión. Se les puede palpar la desesperanza en el discurso y se han
vuelto desconfiados. Saben cuando tienen que cerrar la boca para no ponerse en riesgo.
La reacción. Rogelio Meletti vivió buena parte de sus 58 años en el 4984 del
pasaje Medici. Ahí residió con su esposa e hijos hasta que la separación lo dejó sólo en la casa de
tapial bajo y aberturas de maderas. En la cuadra lo conocen como Kelo y sus vecinos sabían que
trabajaba como vigilador privado y que poseía un arma de fuego. "Kelo es excelente. Jamás se metió
con nadie ni armó problemas", lo definió uno de sus vecinos. "Es un hombre que vive sólo. Que tiene
serios problemas de salud. Padece un enfisema pulmonar crónico. Tiene disminuida su capacidad
pulmonar al 80 por ciento", relató una mujer. Kelo supo trabajar en una estación de servicios y en
los últimos tiempos se la rebuscó en una agencia de seguridad privada que realiza la custodia de
una de las cadenas de loterías más representativas de Rosario.
"A Kelo le quisieron usurpar la casa dos o tres veces. Ven que la casa queda
sola y se le quieren meter", relató una vecina de la cuadra. "Hace poco, en una de esas veces que
lo tuvieron que internar por su enfermedad, se le metieron adentro. Hasta le había hecho los
bagayos para robarle todo", indicó la vecina, enfatizando que ella antenoche no había escuchado
nada.
El negro, un perro de la calle, fue adoptado por los vecinos de Medici al 4900.
Solía retozar en el umbral de la casa de Kelo.
La víctima. Walter Emanuelle vivía a cinco cuadras de la casa de Kelo Meletti,
en Hipócrates al 4600, con su madre y una hermana. Algunos de sus compañeros consultados por
LaCapital comentaron que estaba separado y tenía una hija de cinco años. Integraba la promoción
policial egresada en enero de 2008 y los últimos tres meses actuó en la Brigada Motorizada.
El 8 de enero pasado fue puesto en disponibilidad preventiva durante 90 días
debido a que se le detectó que tenía en su poder una moto con pedido de captura por robada en la
zona de Fisherton. Por la medida administrativa no podía portar armas, credencial ni uniforme.
Tirar al bulto. Según fuentes de la causa, ayer a la madrugada cerca de las 4.30
Emanuelle estaba junto a una pareja de amigos en inmediaciones de su domicilio. Querían comprar
cerveza y buscando un quiosco pasaron por la casa de Kelo. A partir de ese momento existen dos
versiones con puntos en común y el mismo final trágico. Los tres amigos caminaban por la oscura
vereda de la casa de Kelo y el perro ladró enfurecido.
Los amigos que iban a su lado adujeron que el policía trató de darle una patada
al perro para espantarlo. Que vieron un fogonazo, un estampido y corrieron. A los 30 metros Walter
cayó fulminado por un disparo que le ingresó por la tetilla izquierda y le perforó el corazón. Kelo
contaría más tarde que el ladrido del perro lo impulsó a abrir la ventana y disparar al bulto. Tras
hacerlo se quedó en su vivienda hasta que lo detuvieron y le secuestraron un revólver calibre 32
largo para el que tenía permiso de tenencia. El policía Emanuelle fue trasladado en una patrulla al
Heca, pero llegó sin vida.
Número 17
El homicidio del agente Walter Emanuelle, que es investigado por el juez de
Instrucción Hernán Postma, es el número 17 en lo que va del año. Por tratarse de un efectivo
policial, el magistrado ordenó que el sumario del caso fuera llevado adelante por la División
Judiciales de la Unidad Regional II.