Las autoridades del Ministerio de Economía y los empresarios de la cadena textil se reunirán
antes de que finalice enero con el objetivo de conocer las necesidades del sector y consensuar,
bajo la tutela de la Secretaría de Industria, un programa de competitividad que dé mayor impulso a
la actividad.
En el Palacio de Hacienda buscan convocar a todos los representantes del sector, mientras que
desde las cámaras ya tienen preparados los pedidos y propuestas que explicitarán en el encuentro al
titular de Economía, Martín Lousteau.
La reunión se enmarcará en la iniciativa que lleva adelante Economía de conocer de boca de sus
propios protagonistas la situación de las cadenas de valor y así diseñar una estrategia para cada
actividad.
Esta política comenzó el mes pasado con reuniones con las terminales y autopartistas y con el
sector agroindustrial.
El vicepresidente de la Cámara Industrial de la Indumentaria, José Ignacio de Mendiguren,
aseguró tener ya preparada la propuesta de su sector.
El grueso del proyecto de este eslabón de la cadena textil estará vinculado a medidas que
alienten la formalidad del sector, donde el trabajo en negro llega en la actualidad a 78%.
“Estamos trabajando para presentar un programa que, con el apoyo del gobierno, pueda bajar
30 puntos la informalidad”, dijo De Mendiguren.
Contrabando. Otros ítems que urgen al sector son la necesidad de un mayor control sobre el
comercio externo ilegal —a través del contrabando y la subfacturación de mercaderías—;
la capacitación de la mano de obra; y el abastecimiento de insumos básicos para la confección.
De Mendiguren informó que mañana se reunirá, en carácter de vicepresidente de la UIA, con el
secretario de Industria, Fernando Fraguío, para transmitir la experiencia de la entidad fabril de
cara al diseño de “un plan de competitividad”.
El presidente de la Fundación ProTejer, Aldo Karagozian, dijo que “ya había sido
contactado para la reunión”. Añadió que, si bien no tiene un documento preparado para su
presentación, las propuestas no se distancian demasiado de lo que ya venían reclamando.
“Es muy difícil aunar las necesidades de un sector que nuclea a unos 460 mil actores, que
van desde el agro hasta el comercio, pero está claro que la principal amenaza es la importación
ilegal de prendas”, aseguró.
El directivo textil apuntó entonces sobre “los precios viles a los que se realizan algunas
importaciones afectan a toda la industria, a pesar de descansar en la confección”.