El domingo, tras el desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el ingreso de Argentina a los Brics, el ministro de economía comenzó a poblar sus redes sociales de anuncios dirigidos a recomponer los ingresos.
Por Facundo Budassi
Fortalecido. El ministro despelega políticas y mensajes hacia la opocisión
El domingo, tras el desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el ingreso de Argentina a los Brics, el ministro de economía comenzó a poblar sus redes sociales de anuncios dirigidos a recomponer los ingresos.
Las medidas puestas en marcha tras el golpe devaluatorio pos Paso, no sólo se convirtieron en un camino obligado para todo gobierno que se considere “popular” sino que derivaron en un mensaje hacia una oposición que denosta toda iniciativa estatal en la economía y a un organismo financiero internacional que impulsa el ajuste constante de las cuentas públicas.
Por un lado y en clave electoral, los anuncios buscan enfrentar la retórica mercantil del tándem opositor Milei -Bullrich de cara a las elecciones generales. Las reacciones posteriores de ambos candidatos no se hicieron esperar y sirven de alimento al gobierno para refrescar que este tipo de compensaciones no tendrían lugar en hipotética gobierno cambiemita o libertario.
Es decir, el incremento de tarifas, el ajuste de prestaciones sociales, la devaluación y la quita del cepo pregonado por estos candidatos no tendría compensaciones más allá de los que la mano invisible del mercado provea. Compensaciones que bien podrían ser nulas pero que los opositores están dispuestos a poner a prueba.
Luego de los anuncios el libertario, inmerso en su característica e indescifrable dialéctica económica, acusa a la iniciativa gubernamental a través de Twitter “Otra vez Keynesianismo modelo Ford T. Siempre falla y volverá a fallar”. El cuestionamiento de Milei se fundamenta en que el bienestar salarial sólo tendrá lugar si las empresas aumentan sus ganancias. El viejo y conocido “Efecto derrame” ¿Falla y volverá a fallar?
El mismo canal eligió Patricia Bullrich, donde sentenció: “ Massa se sigue burlando de la gente. Para empujar su candidatura tomó una serie de medidas que la inflación se va a comer en pocos días. Esta Argentina sufre y los problemas o se resuelven con maquillaje y más emisión”. Es decir, en la hipotética gestión Bullrich el ajuste prometido a diestra y siniestra a lo largo de su compañía no va a tener maquillaje, léase, compensaciones.
Por otro lado, el mensaje al FMI. El organismo vota todos los días en este año electoral. El ejercicio del sufragio unilateral que ejerce el fondo siempre es el mismo, achicar las cuentas. Si el gobierno habría cedido en la devaluación del tipo de cambio para acceder al desembolso, las medidas de recomposición salarial se enmarcan en una nueva etapa de las relaciones con el, por ahora, prestamista de última instancia.
El calibre de las proyecciones del organismo con respecto a la economía nacional muestra una caída del PBI en torno al 2,5%. Más que estimaciones parecen deseos del organismo que, en las últimas horas, pidió rebajar los salarios públicos en un 5%. En desacato, el gobierno eligió otro camino. El bono de $ 60.000 alcanzará tanto a trabajadores privados como públicos.
"El objetivo central es que cada uno de los sectores de la economía tenga de alguna manera el apoyo del Estado", dijo Massa.
El paquete de medidas consiste en un bono de $ 37.000 en septiembre, octubre y noviembre para aquellos jubilados que cobren el haber mínimo, un bono de $ 30.000 en septiembre y octubre a trabajadores estatales y privados, un refuerzo de $10.000 en septiembre y octubre a beneficiarios del Potenciar de Trabajo, un refuerzo a beneficiarios de la Tarjeta Alimentar y créditos a tasa subsidiada para monotributistas y para la compra de fertilizantes en las zonas más afectadas por la sequía.