El gobierno esperaba un crecimiento del 3,5 por ciento para el año 2018, pero debería darse por contento si sólo crece el 2,5 por ciento. La sequía, las guerras comerciales y la volatilidad del mundo financiero le juega en contra. El gobierno aporta poco para revertirlo. Sólo al dólar planchado.
El Banco Central República Argentina detalló su política monetaria a futuro, que es una marcha atrás de lo que sucedió el 28 de diciembre pasado. El presidente del BCRA dio su visión de la actual suba inflacionaria, y la adjudicó a la fuerte alza de los precios regulados y la devaluación del peso.
El BCRA cree que la inflación descenderá por cuatro factores:
1 Una política monetaria contractiva
2 Los salarios ajustan a una tasa del 15 por ciento
3 Las tarifas no aumentarían después de abril
4 El BCRA asegura que el tipo de cambio no se depreciará.
Una vez explicitado estos motivos, dijo que seguirá interviniendo en el mercado cambiario para que no se produzca una mayor devaluación que afecte la desaceleración de los precios. Sin embargo, aclaró que la intervención en los mercados es un complemento, y no un sustituto de la política monetaria, con lo cual, si la inflación no cede, el BCRA procederá a subir la tasa de interés de corto plazo.
Durante el mes de marzo el organismo monetario tuvo que vender 2.000 millones de dólares para contener el tipo de cambio que se ubica en torno de los $20,20.
Este tipo de cambio no luce competitivo para nuestras exportaciones, sin embargo, llegó para quedarse mucho tiempo.
Si la inflación no cede, no sólo tendremos un tipo de cambio fijo, sino que tendremos que sumarle una alta tasa de interés. Pasamos de Guatemala a Guatepeor.
En buen romance dice: te voy a vender todos los dólares que hagan falta para tener un tipo de cambio fijo y bajar la inflación. Si eso no da resultado, subiré la tasa de interés todo lo que sea necesario. Me importa un bledo la producción, sólo estabilizar la inflación y que la economía fluya.
Con estas medidas la economía estará lejos de mostrar un escenario de reactivación sostenible en el tiempo, más allá que por efecto del tipo de cambio tengamos algún veranito en los próximos meses.
Los precios en el último año subieron el 25 por ciento anual, la media de los analistas de mercado prevé para el año 2018 una inflación del 20 por ciento anual y los salarios aumentarán el 15 por ciento anual. No hay forma de vender más en un escenario, en donde las subas de salarios serán capturadas por los mayores aumentos en los servicios públicos domiciliarios, no dejando margen para que dicho dinero vaya a otros sectores de la economía.
La política de tipo de cambio fijo o bajo demostró que en los primeros dos años de gobierno el mercado no apoyó al gobierno.
Entre los años 2015 y 2017 los argentinos aumentaron la tenencia de sus activos en el exterior, que pasaron de u$s 271.766 millones en el año 2015 a u$s 334.839 millones en el año 2017, lo que implica que se giraron al exterior u$s 63.073 millones.
Respecto de las inversiones de extranjeros en Argentina, que serían los pasivos, pasamos de u$s215.279 millones a u$s312.340 millones, pero resulta interesante el detalle. Mientras que la inversión directa ascendía a 79.773 millones en 2015, el año pasado registró 76.576 millones; la inversión de cartera era de 59.461 millones y se ubicó en 153.160 millones y otras inversiones pasaron de 76.045 a 82.603 millones.
Claramente, la única inversión que vino del exterior fue la inversión en bonos para financiar el déficit público, no ha llegado inversión extranjera directa y no existió la lluvia de dólares para producir. Los argentinos siguen sacando dinero la exterior. Las sumas de estos datos nos dicen, que el problema argentino no es económico, es de falta de confianza en el Estado, ya que los argentinos tenían mucho dinero en el exterior bajo el gobierno Kirchnerista, y bajo el gobierno actual acrecentaron la salida de fondos. Estos datos están tomados de informes del Indec.
Conclusión general
Mientras el gobierno siga apostando a un tipo de cambio bajo, la respuesta de los argentinos será sacar dinero al exterior y no traer lo que tienen afuera, que representa el 52,2 por ciento del PBI. En este escenario monetario los extranjeros traerán dinero para la timba financiera y no habrá inversiones directas importantes.
Este esquema monetario y cambiario, con malos resultados en el crecimiento económico y llegada de inversiones no se puede mantener eternamente. Por ello en el 2018 sigue pesando la maldición de los años pares, la sequía generaría una fuerte caída de la actividad económica, el escenario internación es altamente volátil, tenemos elecciones en México y Brasil que generan incertidumbre, China y Estados Unidos pujan por el predominio comercial.
Todo esto nos lleva a invertir en bonos en dólares, o activos que sean resguardo de valor como las propiedades.
Por si todo esto fuera poco, llega Leandro Cuccioli a la Afip, que en italiano significa cachorro, un hombre fiel al presidente, que seguramente aplicará más impuestos, y trabajará en un nuevo blanqueo.