Entre la brecha y el riesgo de default. Los dólares paralelos volvieron a desinflarse por la intervención del gobierno en el mercado financiero de divisas pero el riesgo país rozó los 1.600 puntos debido a la caída sin fin de las cotizaciones de los bonos de deuda. Si bien el Ministerio de Economía anunció que volvió a obtener superávit financiero en junio, las dudas sobre la capacidad de manejo de los pasivos acumulados por el Tesoro se acrecienta. El saldo vendedor con el que terminó el Banco Central la jornada cambiaria y la caída de las reservas por la cancelación de un vencimiento, no ayudaron a llevar calma a los inversores.
Los bonos en dólares cayeron hasta 2,2% y el riesgo país tocó máximos en cuatro meses, ya que llegó a superar los 1.600 puntos.
En las últimas horas, la calificadora internacional de riesgo crediticio Moody's advirtió que la migración de los pasivos remunerados del Banco Central al Tesoro nacional que impulsa el gobierno nacional provocará una mayor exposición de los bancos a la deuda pública y a un mayor riesgo de liquidez. La consideración de la empresa no ayudó al clima sobre los activos argentinos.
En cambio, el S&P Merval de la Bolsa porteña rebotó 1,6% tras desplomarse el lunes cerca de 10%. Las acciones que más se recuperaron fueron Sociedad Comercial del Plata (7,6%), Ternium (6,1%) y Transportadora de Gas del Norte (3,8%). En el extranjero, los papeles que más subieron fueron Grupo Financiero Galicia (4,4%), Despegar (4,4%), y Grupo Supervielle (4,1%).
El dólar blue volvió a bajar en la city porteña y sigue en la búsqueda de una nueva zona desequilibrio luego de los anuncios del gobierno. La divisa paralela bajó $ 95 en dos ruedas luego de tocar los $ 1.500 el viernes. Aunque lo intentó, no pudo perforar el piso de $ 1.400 y cerró a $ 1.405 para la venta en la city porteña. En Rosario cerró a $ 1.420. La brecha cambiaria cayó al 52,14% comparándose contra un dólar mayorista que hoy avanzó cincuenta centavos para finalizar la jornada en $ 923,50.
Los dólares financieros también buscan su nueva zona y acumulan caídas mayores a los cien pesos en cada una de sus variantes. En principio la estrategia del gobierno parece haber sido exitosa para achicar la brecha, no así con el rendimiento de bonos y acciones.
El dólar MEP cayó $ 28,57 hasta los $ 1.278,97 mientras que el contado con liquidación lo hizo en $ 20,98 hasta los $1.285,99. La brecha, en este caso, quedó por debajo del 40%.
En una rueda que tuvo un volumen operado de u$s 201,63 millones, el Banco Central tuvo que asistir con u$s 3 millones la demanda de importadores. Las reservas brutas cayeron u$s 559 millones y finalizaron con un saldo de u$s 27.613 millones. La baja se debe al pago de capital de deuda al Fondo Monetario Internacional, por u$s 642 millones.
Con estos movimientos, la entidad que conduce Santiago Bausili pierde poder de fuego para intervenir en los tipos de cambio financieros y así bajar la brecha. Pero, sobre todo, alimenta las dudas sobre la capacidad de pago de la deuda acumulada en pesos y dólares.
Por ejemplo, la calificadora internacional de riesgo crediticio Moody's advirtió que la migración de los pasivos remunerados del Banco Central al Tesoro provocará un mayor riesgo de liquidez. Y advirtió que la calidad crediticia de las LeFi, las letras que se utilizarán para el canje, se ve limitada por la débil calificación soberana.
Para defender su posición, el ministro de Economía, Luis Caputo, difundió en las redes que el mes de junio finalizó con un superávit financiero de $ 238.189 millones, luego de registrar un superávit primario de $ 488.569 millones. En los primeros 6 meses del año, el SPN acumula un superávit primario mayor a 1,1% del PBI y un superávit financiero de 0,4% del PBI.
Desde el gobierno destacaron que “es la primera vez desde 2008 que se alcanzan 6 meses consecutivos de superávit financiero”. Al mismo tiempo destacaron que “este resultado se logró sin haber entrado en vigencia en el período considerado el capítulo fiscal de la Ley de Bases, y vuelve a reafirmar el compromiso del gobierno con el equilibrio financiero en 2024”.
El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) señaló que los ingresos totales cayeron 15% en junio, mientras que el gasto primario bajó 35% interanual real. El gasto en intereses bajó 30,4% en términos reales.
A pesar del ajuste aplicado por el gobierno de Javier Milei, la deuda pública nacional marcó un nuevo máximo en junio. Ya alcanza los u$s 442.505 millones, según datos oficiales. Casi toda la deuda se encuentra en situación de pago normal. Sólo en junio los compromisos subieron en u$s 6.840 millones. El 80,4% de la deuda bruta en situación de pago normal corresponde a Títulos y Letras del Tesoro nacional.
Mal pronóstico del FMI
El Fondo Monetario Internacional (FMI) empeoró su proyección para la economía argentina en 2024, al estimar que el PBI caerá 3,5%. El organismo incluyó estas previsiones en una nueva actualización del informe sobre Perspectivas Económicas Mundiales.
El panorama previsto por el organismo para la actividad económica del país este año evidencia una profundización de la recesión al pasar de una contracción del 2,8% pronosticada en abril a una actual del 3,5%. En cuanto a la proyección para 2025, el reporte mantuvo el crecimiento esperado en torno al 5%.
En materia inflacionaria, el informe no dio nuevas precisiones pero en la conferencia donde se presentaron los nuevos datos. Los funcionarios del Fondo destacaron la desaceleración del IPC en la Argentina y estimaron una mejora en la variación de precios anual al ubicarla en 140% para 2024, frente a la prevista en abril que marcaba 149,4%.
En relación a las perspectivas trazadas para la economía global, el FMI precisó que “se proyecta que el crecimiento mundial estará en línea con el pronóstico de perspectivas de la economía mundial (WEO) de abril de 2024, de 3,2% en 2024 y 3,3% en 2025”, aunque remarcó que “el variado impulso de la actividad a principios de año ha reducido la divergencia de producción entre las economías a medida que los factores cíclicos disminuyen y la actividad se alinea mejor con sus potencial”.
Asimismo, advirtió que “la aceleración de los precios de los servicios está frenando los avances en materia de desinflación, lo que está complicando la política monetaria” y sostuvo que “los riesgos al alza para la inflación aumentaron, incrementando así la perspectiva de tasas de interés más altas durante un período aún más largo en un contexto de tensiones comerciales y mayor incertidumbre política”.