“Si el camino del gobierno es mantener la apreciación cambiaria por vía de la recesión, esto recién comienza”, alertó el economista Ignacio Trucco, coordinador del área económico del centro santafesino de estudios Demos. En la última edición de “La Macro en la mira”, el informe mensual de ese think tank, el investigador pone el foco en el deterioro del mercado laboral, la caída de ingresos y el derrumbe de la actividad económica como ancla de la actual política económica.
“La caída interanual de los salarios desde noviembre hasta junio y la caída de la demanda efectiva a nivel nacional, es una condición para la estabilidad del modelo, tal cual lo planteó el gobierno desde diciembre”, señaló Trucco en diálogo con el programa radial La Banda Cambiaria.
Explicó que la secuencia de devaluación de diciembre y fijación posterior del tipo de cambio acentuó una recesión que restó demanda de divisas y apreció el tipo de cambio financiero. Sumado a la persistencia de una inflación elevada, este proceso encareció la economía en dólares y multiplicó el valor en moneda dura de los activos en pesos, en particular los títulos de deuda pública.
“Se introdujo así una fuente de inestabilidad potencial ya que, frente a cualquier desconfianza, hay presión por las divisas, que tienen que salir de la actividad económica”, señaló el economista.
La conclusión es que “si no hay recesión, el tipo de cambio financiero va a tender a recuperar su dinámica de volatilidad”.
En una estrategia de apreciación cambiaria, los salarios elevados comprometen la cuenta corriente. La economía “corrige” esto generando desempleo o malas condiciones de inserción laboral en la parte baja de la pirámide. Y así se conforma un mercado laboral dual, “que es el que vivimos en los 90 y que se cristalizó como un fenómeno estructural de la economía argentina”.
La precarización y la pérdida de poder adquisitivo que sufren los sectores informales se disparó con la crisis de 2018 y tuvo un particular deterioro en la salida de la pandemia, cuando sus aumentos salariales terminaron siendo 50% inferiores a los del sector formal. “La diferencia salarial se fue ampliando y las condiciones del mercado laboral se fueron volviendo más duras para ese sector, que reaccionó contra los que están sindicalizados, contra los que trabajan en el sector público, y contra lo que definen como “casta””, explicó Trucco, sin dejar de señalar la paradoja: “Lo interesante es que después de diciembre esa diferencia se profundiza mucho más”.
Y no es probable que haya un cambio de tendencia en el corto plazo, ya que “este gobierno todavía no encontró fuente de financiamiento para sostener esta apreciación cambiaria tan grande, entonces tiene que sostenerla con recesión”.
La apreciación cambiaria y la recesión son aliadas en la batalla contra la inflación, que el gobierno presenta como exitosa al bajarla del 25% a la que la llevó en diciembre al 4% de julio. El recorrido de los últimos meses permite inferir que ese es un piso alto y resistente.
“El problema es que, si bien se asocia generalmente la inflación con la demanda, eso es solo parcialmente así”, señaló el economista de Demos, para quien la clave del fenómeno inflacionario se encuentra en los mecanismos de transmisión, “en las rondas de negociación e indexación de la economía, mediante las cuales se fijan precios, salarios, alquileres, tipo de cambio, tarifas”.
Inercia inflacionaria vs salario
En estas rondas en las que los actores buscan recuperar la inflación pasada, anida la inercia inflacionaria. Algunos de esos sectores pierden esa capacidad de negociación cuando baja la demanda pero hay otros que la conservan y siguen funcionando esos mecanismo de indexación con independencia de que la demanda funcione más abajo.
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“Lo que te queda es una economía que funciona a un nivel estructural más bajo pero con una inflación en niveles relativamente altos, de modo que es probable que todo el sistema económico se siga indexando en base a un IPC que aumenta entre 4% y 4,5%, con un nivel de actividad 15% menor en promedio y 30% menor en algunos casos”, describió. Eliminar estos mecanismos de indexación, agregó, requieren “una política de precios y salarios más compleja” o “profundizar, de la forma tradicional y violenta. el desempleo, para que nadie tenga poder de negociación”.
¿Cuál es el nivel de desempleo para llevar la inflación a cero o incluso al 2% ó 3% mensual? “Seguro es mucho más alto que ahora y probablemente mucho más alto de lo que imaginamos”, sentenció. Si el camino es ajustar la nominalidad por vía de la recesión, “esto recién comienza”.