Haciendo una "Radiografía de las corporación económicas" entre 2003 y 2013, el sociólogo Eduardo Halliburton, analiza el poder económico en Argentina en su último libro presentado esta semana en la fundación Igualar de Rosario. De forma clara y sencilla, el director del centro de Estudios Rodolfo Puiggrós logra exponer y dimensionar el control que un grupo de empresas —principalmente extranjeras— ejerce en el país a través de la concentración y extranjerización del capital, que a su entender se profundiza con la gestión macrista.
"En el período 2009-2010, cuando se comienza a detener el crecimiento, Argentina comenzaba a vivir gran parte de los procesos estructurales que tienen que ver con una matriz productiva ligada y direccionada por estas corporaciones", denuncia el especialista y señala que de un total de 200 corporaciones, unas 60 controlan el 100 % de los rubros de la economía argentina, concentrando la actividad de manera monopólica u oligopólica, y en algunos casos por grupos extranjeros en su totalidad, como ocurre con la rama automotriz, minera y de agroquímicos.
De hecho, en la industria automotriz, la Argentina tiene capacidad tecnológica y productiva para fabricar entre el 80% y el 90% de las autopartes, pero hoy sólo se produce un 30% en el país. Ello no se revierte "porque a esas empresas les interesa la ganancia que tiene la casa matriz en su conjunto". Así, "sobrefacturan las importaciones, y subfacturan lo que exportan, con lo cual reducen o aumentan los costos según el país, transfieren ganancias a escondidas, que es lo que se llama precios de transferencia. Ello le cuesta al país de 17 a 18 mil millones de pesos anuales".
Como ejemplo de este proceso, Halliburton cita a Cargill Argentina, que "no le vende al consumidor final los productos agroindustriales que genera: se los vende a su propia empresa. Entonces subfactura para tener menos ingresos, pagar menos impuestos, y además la casa matriz deposita esos fondos en las famosas Panamá Papers, en las islas, para esconder el dinero".
"Hoy estamos 'llorando' pidiendo préstamos de u$s 5 mil millones de dólares para inversiones en Vaca Muerta y resulta que Argentina entre 2003 y 2015 fugó de manera legal, de acuerdo al Banco Central como 'formación de activos externos financieros' un total de u$s 190 mil millones". En forma ilegal, "se calcula una fuga de unos u$s 200 mil millones", relató.
"Ello, sin contar el pago durante el kirchnerismo de más de u$s 200 mil millones de una deuda externa "generada por los mismos sectores del poder económico a través de sus propias empresas o bancos en el exterior", precisó.
Halliburton indicó que el total entre deuda y transferencias alcanza "una cifra que está fuera de imaginación, comparado con que estamos pidiendo mil millones de dólares, 2 mil millones para encarar procesos productivos. "Acabamos de sacar del país 300 mil millones y ahora cuando nos habíamos desendeudado, en un año y medio nos volvimos a endeudar en u$s 77 mil millones, que es el 15% del producto bruto anual argentino. Es un récord mundial", enfatizó.
Como caso emblemático (y cercano) de la concentración, el sociólogo observa el fenómeno del deterioro de la producción de la lechería, cuyo manejo va quedando en manos de grupos económicos dueños del sector agroindustrial: "Mastellone ya no es más Mastellone: es Danone y Arcor. Está por cerrar Sancor, que perdió gran parte de los productos elaborados que pasaron a Vicentín".
Esta última firma "está en la producción primaria, en la comercialización de granos y producción y comercialización de oleaginosas, en la exportación de esos cereales, está en toda la cadena y avanza sobre otros sectores".
De esta manera, "en todos los rubros aparecen los mismos actores" y en este marco se forman los precios, arbitrariamente al no tener competencia "con el agravante que son dueños de ramas que se incorporan a otros procesos productivos", como ocurre en el área petroquímica. "Las resinas termoplásticas son la base de la producción de varias industrias relacionadas al plástico y abastecen a 10 industrias que están en manos de 5 extranjeras, que a su vez tienen el monopolio el polietileno y el pvc", indicó.
No hay control sobre estas empresas. "Se había avanzado en el gobierno anterior con el observatorio de precios para establecer la relación entre costos y precios. Pero un decreto del nuevo presidente eliminó la posibilidad de avanzar sobre este análisis", contó.
La falta de políticas que limiten el avance de las corporaciones dio el golpe de gracia al kircherismo, mientras el actual gobierno profundiza el modelo. "Antes las corporaciones corrompían funcionarios y ahora directamente nos conducen: 117 miembros de éstas son funcionarios que ocupan cargos centrales y áreas estratégicas. Están de los dos lados del mostrador, controlan a sus propias empresas, es decir, ponen a un zorro a cuidar el gallinero", dijo Halliburton.
Los ejemplos más representativos son las dos grandes corporaciones que controlan gran parte del proceso de producción y distribución de la electricidad y el gas: "Una que tiene que ver con el Banco de Galicia que es de (Miguel) Braun _secretario de Comercio, dueño de una de las siete cadenas más grandes de supermercados_, (Marcelo) Mindlin y de (Nicolás) Caputo, el socio de Macri. El otro es el grupo Mindlin, cuyo verdadero dueño es el británico John Lewis", detalló.
En este marco, el origen del problema no es económico. "La única salida es poner límites a todo este proceso y eso requiere un fuerte poder político que regule el funcionamiento de estos sectores de la actividad económica y orientar la matriz productiva, fortalecer las pequeñas y medianas empresas, un mayor nivel de desarrollo con autonomía y con mayor equidad y justicia social. Y obligar a estas corporaciones a aceptar reglas del juego diferentes", sostuvo.
El sociólogo se preguntó ¿Cuáles son los países que han logrado los mejores niveles de desarrollo humano? Los nórdicos, que protegen a su propia actividad económica. "A Carrefour no lo dejarían instalar en Holanda porque le destruye el sistema de comercialización. Acá, si intentáramos limitarlo, nos dirían que estamos en una soviet Argentina, que no hay libertad en este país. Esa es una mentira sobre la que se construye la justificación para no regular a esos actores", remató el sociólogo.