Esa pérdida acumulada y en constante devaluación, “no se ve, pero se siente”, expresó Antonio Donello, secretario general de la Unión Obrera metalúrgica (UOM) de Rosario, que este año tiene por objetivo no sólo superar el Indice de Precios al Condumidor (IPC), sino recuperar poder adquisitivo resignado en años anteriores, y especialmente durante la cuarentena dura. Es que “el esfuerzo de los trabajadores tiene que compensarse de una vez y los empresarios ahora deben esforzarse un poco más”, dijo, en alusión al sector industrial que cerró 2021 con una recuperación de más del 10% en 11 meses y con crecimiento en algunas ramas.
En tanto, según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) elaborado por el Banco Central, y que consiste en una encuesta a economistas y especialistas del país y el extranjero, la inflación proyectada alcanzará 54,8%.
Dado que la brecha entre la inflación prespuestada y la real termina siendo “tan amplia, es necesario que por lo menos tengamos tres discusiones salariales en el año”, dijo Martín Lucero, secretario general de Sadop Rosario (docentes privados).
Sin embargo, recientemente la ministra de Educación, Adriana Cantero, descartó que se vuelva a instrumentar la gatillo para actualizar los salarios de los educadores, a lo que Roque Jaimes, secretario gremial de Amsafé provincial, reafirmó que tal metodología “es una herramienta para sostener el poder adquisitivo de los docentes por la inflación extrema”.
Es más, el titular de Amsafé Rosario y de la CTA local, Gustavo Teres, aseguró desde ya que la negociación salarial de los docentes rosarinos partirá con un reclamo de “un aumento significativo en el primer tramo que permita recomponer desde el inicio de la paritaria los últimos cuatro años de pérdida, y la aplicación de una cláusula gatillo mensual para evitar al máximo posible la devaluación. Asimismo, se exigirá el aumento de las asignaciones familiares más bajas, la eliminación de cifras no remunerativas, regularización de cargos, construcción de escuelas y mejoras edilicias y fundamentalmente, “que ningún docente cobre por debajo de la línea de pobreza”.
Contexto
Teres advirtió que, “las negociaciones paritarias no están por fuera del peso de la deuda con el FMI. Si el gobierno se subordina, todo va a caer nuevamente sobre las espaldas del trabajador”.
En ese sentido la economista Ana Rameri, del Instituto de Pensamiento Políticas Públicas (Ipypp) que coordina el director del Banco Nación, Claudio Lozano, consideró que el escenario paritario de este año es “complejo aunque todavía incierto”, precisamente teniendo en cuenta que “todavía se están llevando a cabo las negociaciones con el FMI, donde el tema de fondo es la velocidad del ajuste fiscal que se terminará realizando”.
“Ya el año 2021 finalizó con un recorte mayor al esperado (se esperaba un déficit primario del 4,2% y fue del 3%) que se planea sostener el 2022 y acelerar luego. Esta claro entonces que en el marco de una estrategia oficial de recorte, las perspectivas de crecimiento se ven comprometidas. La experiencia reciente además nos indicó que el sector privado tiene serias dificultades para encarar por sí solo una recuperación sostenida (recordemos que cuando el Estado corta los ATP, el IFE y demás subsidios, la tasa de crecimiento mensual comenzó a desacelerar abruptamente)”, detalló la especialista en sectores populares del instituto.
En definitiva, “el crecimiento lento parece ser el objetivo buscado, para pisar importaciones y disponer de los dólares necesarios para el pago de la deuda. Una lamentable exigencia que pesa sobre la disponibilidad de reservas para el pago de una deuda ilegítima, plagada de irregularidades como es la contraída con el fondo durante la gestión de Cambiemos y que se autoimpone al gobierno límites severos para la recomposición salarial”, señaló.
Y remarcó que “se pierde de vista que lo que se consolida, de esta manera, es un piso de desigualdad más elevado. Recordemos que en el último período, desde el primer trimestre del 2020 al segundo trimestre del 2021, la masa salarial perdió nada menos que 8,3 p.p. del PBI y el ingreso mixto (que incorpora mayoritariamente al autoempleo) perdió otros 2 p.p.. Es decir, que los/as trabajadores/as vieron detraer 10p.p. del PBI en términos de su participación. Mientras el excedente de explotación (luego convertido en ganancia empresarial) sumó 13,4 p.p. a su favor”.
En resumen, para la economista este año no pareciera tener en el horizonte ningún escenario que revierta ese proceso de deterioro salarial en la medida que en la agenda oficial se privilegie un acuerdo con el FMI en buenos términos. Además, “los elevados niveles de inflación que oscilan el 50% anual -y que en realidad son un síntoma de una disputa distributiva desfavorable a la clase trabajadora- suelen ser la excusa perfecta para ponerle techo a la discusión de la recuperación del salario omitiendo el control que todavía falta hacia los formadores de precios”.
De allí que, en conclusión, “creo que en el mejor de los casos tendremos un empate entre salario e inflación que se terminará concretando, como suele suceder en la primera parte del siguiente año, a través de las cláusulas de revisión por inflación”, remató Rameri.
Realidades
Lo cierto es que mientras se profundiza la desigualdad, cada sector atraviesa una realidad distinta. La Bancaria, por ejemplo, uno de los gremios que hace punta en las negociaciones paritarias y logra empatar y hasta superar la inflación anual con porcentajes remunerativos, ya arrancó el diálogo con las cámaras empresarias para ir pactando una política salarial como la de 2021, cuando cerró con un 51% de aumento a diciembre.
Sin embargo, “tal vez conseguimos una paritaria excelente con sostenimiento del poder adquisitivo, pero por otro lado tenemos que salir a la calle a pelear por el cierre de sucursales, los puestos y las condiciones de trabajo. Ganás por un lado, pero siempre por otro lado te sacan”, renegó la secretaria general de La Bancaria en Rosario, Analía Ratner, en alusión al coflicto con el Banco Santander Río y su pretensión de cerrar 400 sucursales en todo el país.
Por otra parte, “sabemos que el avance tecnológico que se dio, se adelantó diez años a lo que nos íbamos a enfrentar y que veníamos discutiendo en nuestros congresos anuales. Entonces hoy debemos fijarnos en que la tecnología no reemplace puestos de trabajo, porque a ellos les vino como anillo al dedo para reducir puestos y precarizar”, observó Ratner y de allí que el otro reclamo fuerte del gremio es la implementación de ley de teletrabajo, teniendo en cuenta que gran parte de la planta se desempeña desde sus hogares, lo cual conlleva gastos de conectividad y demanda herramientas como computadoras y teléfonos. “Es irrisorio el ofrecimiento de las cámaras el año pasado de pagar mil pesos por conectividad, cuando todos sabemos lo que sale Internet”, acotó la dirigente.
Aceiteros hizo punta
Uno de los primeros gremios en acordar la paritaria 2022 fue la federación nacional de trabajadores aceiteros. Sobre el final del año pasado, selló un acuerdo con las cármas del sector para llevar el básico a $ 153 mil desde enero, un aumento de 39% respecto de la última revisión de la paritaria 2021, realizada en agosto del año pasado. Para 2022, la cláusula de revisión también se activará en el mes de agosto.
“Nadie lo dice, pero la recuperación del poder adquisitivo tiene que ser una realidad sí o sí, porque los gastos de las obras sociales se fueron por las nubes, y el aumento delcosto de los medicamentos se siente cada vez más en sus arcas”, advirtió Antonio Donello, titular de la UOM Rosario.
Al respecto, el dirigente metalúrgico consideró que “el Estado tendría que estar más presente, porque al no subir los salarios en la misma medida que los remedios y las prestaciones, la situación se vuelve cada vez más comprometida, y si se cae el sistema de salud de los gremios, el sistema público no lo va a poder sostener”, alertó.
En ese sentido, el secretario general de Amsafe Rosario y de la CTA local, Gustavo Teres, coincidió en la necesidad de “aumentar el básico y que desaparezcan las cifras no remunerativas porque terminan en la precarización de la obra social, de la caja de jubilaciones y de las escalas salariales”.
“Las obras sociales se han deteriorado de una forma alarmante, porque los aumentos que deben enfrentar son superiores a los salariales”, remató Teres.