UNO.
Por Patricio Raffo
UNO.
En 1942 Michel Legrand aún no sabía que en 1971 iba a componer una melodía de una belleza eterna. Y que esa melodía iba a ser la música que arrastrara suavemente, en cámara lenta y para el tiempo de los tiempos, la arena de las playas de aquel período estival ido, el del Verano del 42.
DOS.
Herman Raucher es un escritor y guionista, de 94 años, que en el verano del 42 tenía 14 y durante esas vacaciones lejanas en la isla de Nantucket, en Massachusetts, frente a las costas de Nueva Inglaterra, posó su mirada de deseo, por primera vez en su vida, sobre una bella mujer adulta llamada Dorothy, cuyo esposo había marchado al frente de batalla durante la Segunda Guerra Mundial.
TRES.
Robert Mulligan dirigió hermosamente Verano del 42, logrando un film de una ternura inimaginable y en el que muchos veríamos reflejadas nuestras primeras inquietudes amorosas, encontrando a nuestras Dorothys que, en mi caso, fue María Elena.
CUATRO.
María Elena andaba entre flores y silencios de una pequeña localidad de la que todavía tengo memoria. Y es así como la recuerdo, con su minifalda y sus zapatitos bajos y su mirada dulce. María Elena andaba como si su flacura pudiese ser llevada por el viento, perfumándolo todo. María Elena aromó uno de los veranos de mi adolescencia. Y María Elena, aún, aroma mi adultez.
CINCO.
En la película que se estrenó el 18 de abril de 1971, Herman Raucher se llama Hermie y el actor que lo personifica es Gary Grimes, Jennifer O'Neill, de una belleza absoluta, es
Dorothy. Y la voz del mismísimo Mulligan es la voz de Hermie en sus reminiscencias como adulto.
SEIS.
En los primeros aleteos del deseo se posa para siempre el perfume de lo que ya no habremos de recuperar.
SIETE
Tres amigos en esas playas del verano del 42 y esa fascinación de Hermie por Dorothy. La veloz lentitud de los días de calor. La esencia de la vida y, además, la esencia de la muerte: el marido de Dorothy muere en la guerra y ella debe alejarse dejando una nota aclaratoria por su partida. Y esas palabras de Dorothy, en las que está despidiéndose, quedaron dentro de Hermie (en Raucher), en una eternidad tan interior como profunda, así como en mí mismo quedó, para siempre, la voz dulcísima de María Elena hablándome al oído.
OCHO.
Michel Legrand nació en París, en 1932, y murió en Neuilly-sur-Seine, en 2019. Fue un brillante músico francés que inmortalizó grandes temas de películas y acompañó a colegas destacadísimos como Ray Charles o la mismísima Björk. Obtuvo en tres oportunidades el premio Oscar. Uno de esos premios fue obtenido por la banda sonora de Verano del 42, cuyo tema principal se llama The Summer Knows.
NUEVE.
El verano sabe lo que siempre habremos de recordar.
DIEZ.
Luego del estreno de la película llegaron infinitas cartas en las cuales tantísimas mujeres decían ser Dorothy. Herman Raucher reconoció, entre tantas, la letra de aquella mujer a la que no había olvidado, la letra de “su” Dorothy, pero eso es parte de otra historia, como es parte de otra historia mi deseo de escuchar la voz dulce de María Elena, al menos, una vez más, aun sabiendo que eso ya no es posible que ocurra.