Preocupado por una realidad cotidiana, me ocupé de recorrer todo el articulado de la ordenanza de Tránsito de la ciudad de Rosario y no pude hallar norma alguna que especificara que los ciclistas, motociclistas y usuarios de monopatines eléctricos no tienen ninguna obligación de respetar las luces de los semáforos. Como exciclista yo siempre las respeté y como actual automovilista, por supuesto también lo hago. Tampoco encontré que las bicisendas, que existen afortunadamente en muchas calles y avenidas, puedan también ser utilizadas por motocicletas y monopatines. Indudablemente las normativas en el sentido señalado no forman parte de la ordenanza ya que sería incongruente con lo que se persigue en ella, que es el ordenamiento y protección de los ciudadanos. Ahora bien, cuales son las consecuencias que pueden producir este incumplimiento de las disposiciones específicas que aquí señalo. Indudablemente, en primer lugar el inmenso daño físico del usuario del vehículo que cruzó con semáforo en rojo y fue embestido por un automóvil, camión, colectivo. Por otra parte, una moto que circule por la bicisenda puede atropellar a un peatón que está cruzando, cosa que ya ha ocurrido en la ciudad. Pero además de estas graves consecuencias existen otras que no deben ser desatendidas: ¿Qué sucede en el ánimo del conductor del automóvil cuando lleva por delante a alguien que no respetó las normas de circulación en las calles? Desde mi lugar de automovilista en lo que a mí respecta, afirmo que me quedaría un dolor espiritual por mucho tiempo y muy difícil de sobrellevar aunque no haya sido yo el responsable del accidente. Quiero suponer que en el nuevo Código de Convivencia que acaba de aprobarse habrá disposiciones para corregir esta situación actual que aquí refiero.