Una madre y un hijo en una geografía incierta y hostil se debaten entre la mímesis y la locura, bordeando los límites del amor insano y perfecto, la soledad más absoluta y el desprecio de la sociedad. Juntos son dinamita, separados, no son nada. Así se presenta “Precoz”, la obra de teatro basada en la novela homónima de Ariana Harwicz, que lleva cuatro años consecutivos conquistando la cartelera porteña. Con dirección de Lorena Vega y protagónicos de Valeria Lois y Tomás Wicz, se podrá ver por primera vez en Rosario el sábado próximo, a las 21, en el Teatro La Comedia (Mitre 958).
Como todo texto de Harwicz, “Precoz” indaga en las hendijas espesas y oscuras de los vínculos fundamentales. Y lo hace con crudeza pero sin solemnidad, con un sentido del humor ácido. Aunque la obra (literaria y teatral) está protagonizada por una madre y un hijo, la relación entre los personajes muta, se desborda y toma otras formas incómodas: a veces son la misma persona, a veces amigos, a veces padre e hija, a veces amantes.
Esta puesta es la tercera adaptación de una novela de Ariana que llega a los escenarios nacionales (antes hicieron lo propio “Matate, amor”, que sigue en cartel con la interpretación deslumbrante de Érica Rivas, y “La débil mental”). Quienes hayan leído alguno de los textos o visto alguna de esas puestas, saben que los personajes siempre bailan sobre algún filo. En este caso, aparece explícitamente la marginalidad social, esos espacios a los que el Estado no llega o decide no llegar. En ese espacio liminal se construye la danza entre la dupla protagónica, una narración a través de los cuerpos diagramada por Lorena Vega.
“Precoz” fue adaptada por Juan Ignacio Fernández, quien tomó la decisión de darle voz al hijo a partir de un texto que originalmente es el monólogo interior de una mujer. Así se materializó el personaje de Tomás Wicz, quien tenía apenas 22 años cuando fue convocado para el proyecto, justo antes de la pandemia. Actualmente, con 27, se destaca como uno de los talentos jóvenes más versátiles de la escena local.
Además de brillar en “Precoz”, Wicz se destaca en el musical “Despertar de primavera” (dirigido por Fer Dente) y en “Saraos Uranistas” (de Juanse Rausch, una de las nuevas obras aclamadas del circuito independiente). Como si fuera poco, lidera la banda Plastilina (junto a Paloma Sirvén) y hace unos meses se hizo viral con un personaje en redes sociales, la “milipili afónica”.
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Antes de su visita a Rosario, Tomás habló con La Capital y dio detalles de su historia con “Precoz”, su presente profesional y su vínculo con Valeria Lois.
La obra ya tiene mucho recorrido. ¿Cómo vivís este presente y cómo sentís que ese recorrido afecta a la versión actual de “Precoz”?
Hace cuatro años que hacemos el proyecto y cinco desde que me lo presentaron. Acompañó todo mis veinti. Es un material que me vio crecer y me acompañó en un período de mi vida muy importante. Creo que hay algo medio mágico en el arte de la repetición de un material, donde pareciera que tiene un techo y en realidad con la repetición te encontrás con nuevas capas, nuevos sentidos y nuevos significados. Creo que todo este tiempo sirvió para profundizar el material, para hacerlo 3D. También es una obra que tiene como un sistema, una manera de ser contada bastante particular. Creo que en ese sentido es como el vino: cuánto más tiempo pasa, está más rico. Ese sistema se aceita y creo que es más impactante lo que llevamos al escenario con Vale, dirigidos por Lore.
La obra se asienta fuertemente en las actuaciones. ¿De qué manera fueron trabajando el vínculo entre ustedes para dar cuenta de este vínculo particular en el escenario?
Es bastante fácil trabajar con Valeria porque es una actriz increíble. Es como ir a jugar con el diez a un partido. Es un nivel de contención y de inspiración enorme en escena, que hace que la experiencia de actuar sea muy fácil y sobre todo muy placentera. También es una persona muy divertida y a esta altura es una amiga, es casi familia. Entonces hay algo de nuestro vínculo personal que también le da mucho sostén y contenido a lo que pasa en el escenario. No es que hagamos grandes malabares antes de la función para que la obra tenga textura, sino que el simple hecho de estar juntos y compartir tiempo cuando estamos cerca de hacer una función, nos va colocando en esa química que tenemos.
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Una obra de intensidad disfrutable
Se usa mucho la palabra “intensa” para describir “Precoz”, y la obra de Ariana en general. ¿De qué manera sentís que se expresa intensidad en el trabajo de ustedes y en la puesta?
Entiendo el comentario y sé que el texto, en general lo que escribe Ariana, es intenso. Porque ella escribe desde esos lugares, con esos personajes y esos paisajes que tienen un aura muy pasional, muy emocional, muy visceral. Sus materiales suelen tocar esas teclas y esa obra no se queda afuera para nada de eso. Está atravesado por temáticas que son fuertes: la maternidad, el amor insano, y más en lo ficcional, estos dos personajes que están caminando en los bordes de la marginalidad. Al mismo tiempo, para nosotros adentro del escenario, no tiene un costo hacer la obra. Porque hay algo del sistema que tiene, o del lenguaje que encontró Lore para contar el cuento, que nos permite a nosotros atravesar la historia como si fuese una gran danza, una gran coreografía. Es un material al que también le encontramos mucho humor. Siento que es un material que te está salvando todo el tiempo de su propia intensidad y oscuridad. Te la muestra, está ahí, pero a su vez te está sacando, te está ayudando a darle una vuelta. Eso es muy divertido para nosotros desde el escenario, como actores estratégicos trabajando con esa dualidad. El público también lo recibe y lo agradece un montón. No deja de ser el texto que es y contar lo que cuenta, pero tiene unas magias que imaginó Lore que para mí la hacen muy disfrutable.
¿Qué te pasa con poder traer la obra a Rosario?
Para mí es un sueño. No me ha pasado mucho de salir de Capital para actuar y es algo que siempre me dan ganas de que me suceda. Y que suceda con “Precoz” me pone muy contento y que sea en Rosario también. Es una ciudad hermosa, con unos teatros preciosos. Nunca actué en La Comedia y me dan muchísimas ganas. Está muy bueno para nosotros poder movernos, llegar a otro público. Creo que es muy sano para la obra y también para este momento de la obra, porque después de haberla hecho tanto tiempo le da un aire fresco. Ojalá que para toda la gente que pueda ir a vernos sea igual de buen plan que para nosotros.
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Estás en tres proyectos teatrales a la vez en este momento. ¿De qué manera sentís que te nutre esa multiplicidad?
Me mantiene bastante distraído y eso está bueno. A veces me siento como esos nenes que se tropiezan, y para que no lloren porque se rasparon les muestran un caramelo. Siento que todos los proyectos me están ayudando a surfear estos momentos medios extraños, por decir algo, del país. Así que siento gratitud total. Al margen de esto, son tres proyectos muy hermosos, son equipos de trabajo muy piolas, y son tres propuestas muy distintas así que lo siento como un gran entrenamiento actoral. Hago los lunes “Precoz”, los martes “Saraos” y los miércoles “Despertar”, y son tres días en los que mi cuerpo se pone a disposición de contar tres historias completamente distintas, en códigos completamente distintos y con personajes muy distintos también. Es muy lindo. A mí me encanta lo que hago, lo disfruto mucho. Actúo hace mucho tiempo, pero siento que a medida que me voy poniendo más grande valoro que los proyectos en los que estoy me identifican mucho. Las historias que se cuentan y las temáticas que atraviesan tienen que ver mucho conmigo y por eso es un placer salir a defenderlas también.
Además de todo este trabajo, te pusiste a componer un personaje en redes y, supongo que de manera involuntaria, se hizo viral. ¿Sentís que es una ventana para acercar al teatro o a tu música a todo un nuevo público que quizás no llegaría de otra manera?
Fue muy raro todo y completamente inesperado. Por empezar, no era una persona que veía TikTok ni usaba TikTok para hacer contenido. No fue una búsqueda. Fue un accidente. Estábamos comiendo con una amiga y le estaba haciendo el chiste del personaje, ella me filmó, lo subió y se viralizó. En un día tuvo un millón de visitas. En ese momento, sentí que tenía que aprovechar. Intuitivamente pensé que tenía que hacer otro y ver qué pasaba. Tenía la sensación de que podía encontrar algo ahí, así que estuve pillo y metí como cuatro videos en una semana y todos se viralizaron. Ahí entendí que el contenido era viral. Hacer reir a la gente me pone muy contento. Ahora estoy muy atento a los comentarios de la gente, a ver qué van captando para ir volándome un poco más con ese humor que me gusta hacer y que es el que hago para mis amigos para hacerlos reír. Pero sí, aprovechar que toda esa gente está prestando atención para atraerlas al teatro es como mi plan macabro. La “milipili” es como un caballo de troya para acercar a la gente a los proyectos en los que estoy y también a mi proyecto musical que es como mi bebé más preciado. Obviamente mucha gente no va a querer ver nada mío más allá de ese contenido, pero quizás hay un porcentaje que sí y estoy trabajando para eso. Para que esto absurdo que sucedió sirva para que la gente vaya al teatro, para que escuche la música que hago.