Esta historia es la de una tragedia y la de un milagro al mismo tiempo, pero, sobre todo, este episodio demuestra la capacidad del ser humano para enfrentarse y sobrevivir a los escenarios más duros. Para hacerlo, los sobrevivientes tuvieron que “establecer” una “Sociedad de la Nieve” con reglamentaciones claras que les permitieron resistir las condiciones climáticas extremas y la falta de comida y agua, hasta la llegada del rescate luego de 72 días.
En el marco del aniversario de 51 años de la tragedia de los Andes, un repaso sobre lo sucedido, la Sociedad de la Nieve, la pequeña civilización que le permitió a los viajeros sobrevivir a la montaña, el canibalismo como un método de supervivencia y el trekking hasta el lugar de la tragedia, y las producciones audiovisuales que buscan recrearla.
El vuelo que se estrelló en la Cordillera de los Andes
Uno de los hechos más llamativos de la tragedia de los Andes es que estuvo a punto de no suceder. Si bien Old Christian era uno de los mejores clubes de rugby de Montevideo, en 1971, el año anterior al fatídico suceso, la institución había perdido el campeonato, hecho que puso en duda el viaje a Chile. No obstante, los muchachos del barrio Carrasco, uno de los más caros de Montevideo y donde se ubicaba el club, decidieron seguir con sus planes, sin importar el fracaso deportivo de 1971.
El avión 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya con destino hacia la capital chilena despegó el 12 de octubre de 1972 con 45 pasajeros a bordo, entre jugadores, familiares y tripulantes. Por las malas condiciones climáticas, la aeronave tuvo que aterrizar de emergencia en el aeropuerto de Mendoza, el grupo tuvo que pasar la noche en esa ciudad. Al día siguiente, el clima no había mejorado demasiado, pero de todas maneras los dos pilotos decidieron que la aeronave volviera a despegar.
Aunque era un trayecto corto, que en teoría sólo debía durar 4 horas, era un vuelo que presentaba diversas complejidades, ya que se necesitaba hacer un ascenso muy rápido para esquivar la cordillera. Durante la tarde del 13 de octubre, los pilotos se preparaban para el descenso, ya que -con poca visibilidad- pensaban que ya habían atravesado los picos de los Andes. No era así: el avión se terminó estrellando en la cordillera.
El impacto partió el avión en dos, primero se rompió un ala y después otra. La cola del avión y los pasajeros que iban sentados en la última parte de la aeronave fueron despedidos al vacío de manera casi instantánea. Quienes se ubicaron en ese espacio del avión, murieron a causa del choque, mientras que la parte delantera del avión fue trasladada por la fuerza del choque hacia las laderas de la montaña.
En total, siete pasajeros murieron cuando se rompió la cola del avión y otros cinco en el momento del impacto, entre ellos el piloto. Muchos de los 33 supervivientes iniciales tenían heridas graves, como facturas.
Tras desaparecer del mapa, desde los gobiernos de Argentina y Uruguay enviaron aviones de rescate pero no encontraron pista de la aeronave, y por eso se definió que no había sobrevivientes.
De esta manera, parte de la aeronave y las 33 personas que habían sobrevivido el impacto quedaron varados a 3500 metros de altura. Durante la primera noche, los viajeros tuvieron que soportar 30 grados bajo cero, además de dormir entre los cadáveres de sus compañeros fallecidos.
El pánico, el dolor y el duelo reinaban entre los sobrevivientes. ¿Cómo sobrevivieron 72 días en el frío extremo de la cordillera? La organización y el trabajo en equipo fueron clave para que 16 personas pudieran vivir para contar lo sucedido en la tragedia de los Andes después de más de 10 semanas en la montaña.
La “Sociedad de la Nieve”, el trabajo en equipo
Si bien el vuelo se dirigía hacia la capital chilena debido a un partido de rugby, más de la mitad de los pasajeros no tenían relación alguna con esta actividad deportiva. Había algunos familiares y amigos que se trasladaban hacia Chile con la intención de acompañar a los rugbiers y presenciar el partido, pero había otros viajeros que sólo aprovecharon el vuelo con el propósito de realizar un paseo o un viaje de compras por Santiago de Chile.
Los pasajeros del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya no eran sólo jóvenes jugadores de rugby, como muchos piensan. En realidad, era un grupo heterogéneo. Para ordenar esta diversidad de edades, profesiones y temperamentos, alguien tuvo que imponerse como líder. Quien ocupó este rol fue Marcelo Perez del Castillo, quien también oficiaba como el capitán del Old Christian. Castillo organizó el grupo, lo transformó en un equipo e implementó la división de tareas.
Había varios escuadrones, el médico (quienes se ocupaban de atender a los heridos), el del agua (se encargaban de fabricarla derritiendo el hielo de la nieve con un embudo y una botella) y quienes estaban a cargo de mantener el fuselaje del avión ordenado.
Para intentar sobrellevar el frío y la angustia, el resto del grupo se dedicó a crear frazadas con los recubrimientos del avión, fabricar lentes para cuidar la vista de la nieve, tapear el avión por las noches para intentar descansar y subirle el ánimo a los más decaídos.
En esta “Sociedad de la Nieve” lo que primó fue la organización y la solidaridad para mantener a la mayor cantidad de personas con vida. Algo importante es que en esta pequeña civilización estaba prohibido quejarse, en orden de no desanimar al resto.
La antropofagia como única opción para sobrevivir
Cuando el avión se estrelló en la cordillera de los Andes, los pasajeros sólo llevaban consigo vino, chocolates y galletitas, alimentos que fueron consumidos rápidamente durante los primeros días, cuando pensaron que iban a ser rescatados a la brevedad. Luego, ante la necesidad, comenzaron a “comer” pasta de dientes y desodorante, pero también se les terminaron.
Con la cabeza puesta siempre en sobrevivir, la “Sociedad de la Nieve” tomó la decisión de comer la carne de sus compañeros muertos, la única fuente de alimento cercano. Algunos habían fallecido por el impacto del choque y otros por las graves heridas registradas en el choque, que fueron empeorando con el pasar de los días en la montaña, sometidos a temperaturas extremas.
El “canibalismo” ,que en ese momento se presentaba como la única oportunidad de sobrevivir, fue uno de los elementos que hizo famosa la tragedia de los Andes. Quizás por repulsión, sorpresa o simplemente morbo, este factor fue uno de los más comentados luego del rescate de los 16 sobrevivientes.
Luego de 72 días en la cordillera, el rescate
Los sobrevivientes tenían una pequeña radio, donde pasaban las noticias y anhelaban escuchar que su rescate ya se había puesto en marcha. No obstante, el 23 de octubre de 1972, 10 días después del siniestro, escucharon que su búsqueda se había suspendido, ya que los gobiernos de Chile y Argentina no habían encontrado ninguna pista, por lo que dieron por hecho que no había sobrevivientes.
Al recibir esta noticia, dos de los sobrevivientes, Roberto Canessay y Fernando Parrado, se armaron de valor y decidieron escalar la cordillera de los Andes para intentar dar señales de su paradero y poder ser rescatados.
Luego de 10 días de expedición, Parrado y Cannessay se toparon con un arriero llamado Sergio Catalán, quien, por fortuna, buscó ayuda de inmediato y regresó con un grupo de rescate.
Dos días antes de Nochebuena, luego de 72 días de soportar condiciones extremas en la montaña, los 16 sobrevivientes restantes fueron rescatados, como si fuese un “milagro navideño”.
Tres décadas luego del accidente, las familias de los pasajeros construyeron un obelisco negro en el lugar del siniestro y crearon la Fundación Viven, para honrar la memoria de los fallecidos.
El trekking hasta el lugar de la tragedia de Los Andes
Décadas después de la tragedia de los Andes, distintas agencias de turismo comenzaron a ofrecer un excursión muy particular: el trekking hasta el lugar de la tragedia. La propuesta es realizar una caminata por la montaña, con una complejidad considerable, hasta llegar al Valle de Las Lágrimas, nombre con el que se conoce al espacio donde el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló y estuvo varado por más de 70 días.
Desde el punto de partida, los valientes que emprendan esta aventura deberán caminar 14 kilómetros hasta encontrarse con el "memorial del avión". Durante las primeras tres horas, los senderistas deberán marchar hasta cruzar el río de Las Lágrimas, y luego ascender por dos horas y medias hasta el sitio en el que se ubicó el avión, a 3600 metros de altura.
La jornada completa, dura, aproximadamente, 13 horas y el camino a recorrer se extiende por 28 kilómetros, contando la ida y la vuelta. Por la extensión y el gran desnivel que hay en esa parte de la cordillera, el trekking hasta la tragedia de Los Andes es una excursión para senderistas experimentados, y con un buen estado físico.
Las producciones basadas en la tragedia de Los Andes
Este episodio, dadas sus inauditas características, ha sido contado en películas y libros. Una de las novelas basada en la tragedia de Los Andes es "Viven", del autor británico Piers Paul Read, publicada en el año 1974, tan sólo dos años después del rescate. Este libro tuvo su adaptación en el mundo del cine, con una película con nombre homónimo, estrenada en 1993.
Años después, nuevos autores buscaron relatar la tragedia de Los Andes. Uno de ellos fue el director de cine español Juan Antonio Bayona con "La sociedad de la nieve", película que ya fue estrenada en los cines y que llegará a Netflix el 4 de enero de 2024. Bayona es un profesional para narrar historias trágicas basadas en hechos reales, ya que también estuvo a cargo de la dirección de "Lo imposible", producción que relata el horror que vivió una familia por el maremoto que asoló la costa del Sudeste Asiático en el 2004.
Según varios críticos de cine, "La sociedad de la nieve" tiene un enfoque mucho más humanista que producciones anteriores. Además, se destaca el nivel de efectos especiales. Por otro lado, esta película cuenta con un cameo de alguno de los sobrevivientes: Carlos Páez Rodríguez, Fernando Parrando y Roberto Canessa aparecen durante la producción.