Una reversión alocada de “La metamorfosis” de Franz Kafka alumbró una creación artística para las infancias. ¿Qué pasaría si un día Gregorio Samsa (el personaje del clásico) se despierta convertido en zanahoria? Esa fue la pregunta clave y a partir de allí nació “Gregorio, el zanahoria”, una obra teatral que se define como “diferente sobre lo diferente” y que se estrena este sábado 2 de julio a las 16 en el teatro La Comedia de Mitre 958.
El espectáculo infantil dirigido por Ludmila Bauk, es una coproducción de La Comedia y el Teatro Nacional Cervantes, y cuenta con las actuaciones de Manuel Baella, David Gastelú, Cecilia Inés Li Causi, Marisa Rinaldi, Nicolás Carlos Terzaghi y la presencia en escena del músico Agustín Alzari. Podrá verse todos los sábados y domingos a las 16 hasta el domingo 28 de agosto. Y sumará funciones los días miércoles, jueves y viernes a las 16, durante las vacaciones de invierno.
“La metamorfosis” de Franz Kafka es un clásico de la literatura que cuenta lo que sucede en una familia cuando uno de sus integrantes cambia y se transforma en algo diferente a los demás. “Nosotros tomamos el espíritu de «La metamorfosis» y lo llevamos a otro terreno. Ahora Gregorio Samsa no se despierta convertido en una cucaracha sino en una zanahoria, y sus padres no son humanos sino patos. Es un horror para una familia de patos tener un hijo zanahoria. Todos los Samsa están atravesando una tragedia por este cambio”, explica Ludmila Bauk, la directora de la obra en diálogo con Escenario.
Esta nueva forma de zanahoria le trae al protagonista grandes dificultades con su familia que depende de su sueldo para subsistir, especialmente porque Gregorio ya no tiene habilidades de ave, ni pico para hablar y vender telas. A lo largo de esta travesía, donde se conjugan humor y dramatismo, el pato devenido en zanahoria comprenderá que no hay castigo en el cambio sino una nueva posibilidad.
En la charla, Bauk señala que no hay que tenerle miedo a las grandes historias y que esta obra es ideal para un público infantil y adolescente. “No hay momento en la vida que tengamos más sensibilidad que en la niñez. El pasaje de la niñez a la adolescencia es un momento de mucha angustia, de descubrimiento, donde los velos se caen. Es una etapa de aprendizaje, de transformación del cuerpo, la subjetividad y la sensibilidad. Por eso creo que nadie puede entender mejor la historia de Gregorio Samsa que un niño, una niña o un niñe”, afirma.
Con un guión escrito en octosílabos rimados, coreografías y música en vivo donde priman los géneros urbanos, “Gregorio, el zanahoria” se define como una obra diferente sobre lo diferente, y su directora la describe como “una propuesta estética y visual original”. En su producción se destaca el talento artístico rosarino y su apuesta por lo inédito y singular. “Cada una de las áreas en las que trabajamos, desde lo visual, la escenografía, la música, el vestuario, no se ha visto en otro lado, es una puesta sumamente artística y singular, no es una obra típica”, dice Bauk.
Profunda y divertida
La directora cuenta que se trabajó en la construcción de una obra divertida, hermosa de ver y profunda, que permite al público emocionarse y también reflexionar: “Los personajes y las cosas que les suceden a Gregorio son muy cómicas, pero al mismo tiempo se puede apreciar un trasfondo que presenta dificultades y tiene algo de lo dramático”.
“La metamorfosis” es un clásico, y como sucede con ellos, cada generación verá en la obra lo que resuene con su época. “Los clásicos de la literatura son abiertos y siempre nos dicen un montón de cosas y nos permiten pensar en nuestra contemporaneidad, en nuestra vida, en la propia identidad, en los vínculos”, indica Bauk.
Además de diversión, “Gregorio, el zanahoria” ofrece la posibilidad de reflexionar sobre el ser diferente, sobre los mandatos familiares que se imponen y qué sucede cuando uno cambia y los demás no comprenden. La directora cuenta que Gregorio tendrá que afrontar un desafío, que es la mirada de los otros: “Lo que suceda en este relato suscitará distintas miradas y emociones desde el público adulto y el infantil, cómo cada uno se reconoce en las diferencias y cómo vive ese tránsito que implica un desafío”.
Al finalizar la charla, Bauk vislumbra un desenlace esperanzador para el protagonista. “Creo que hoy, a 107 años de la escritura de este clásico, podemos pensar en otros destinos para Gregorio”, concluye.
“Gregorio, el zanahoria” fue seleccionada en 2021 por el Teatro Nacional Cervantes en el marco de la convocatoria abierta “Cervantes produce en el país”. La obra fue elegida entre 180 proyectos artísticos y su elenco se conformó a través de un casting abierto en el que se presentaron 250 actores y actrices de la ciudad, por lo que su directora describe el espectáculo como “una creación artística con puro talento rosarino”.