"Paseando entre los arbustos de café, me parece estar en un viñedo", cuenta Camila Coubelle, una publicitaria de 36 años adepta de las rutas del café, una tendencia turística nueva en Brasil, pese a que el país es el mayor productor mundial del grano. La actividad, inspirada en las rutas del vino, permite a los caficultores redondear sus fines de mes e impulsar el desarrollo de zonas rurales alejadas de las playas, principal imán turístico del país.
Camila Coubelle siguió "la Ruta del café especial" en la plantación Sertao de Mantiqueira de Minas, una de las cinco regiones del país donde el grano ostenta una Indicación de Origen, en el estado de Minas Gerais (al norte de Rio de Janeiro). La centenaria hacienda tiene 800 hectáreas, 240 de ellas dedicadas al café. Allí se produce arábica de tipo especial, de calidad y precios superiores al de tipo ordinario, por requerir procesos más complejos de selección y procesamiento.
La familia Pereira, caficultora desde hace cuatro generaciones, empezó a organizar el circuito para sus clientes en 2010 antes de proponerlo a los turistas. Actualmente, recibe unos 2.500 visitantes por año. la visita, de cuatro horas, cuesta 100 reales (unos 30 dólares). "Al terminar la visita hicimos una degustación de varios cafés con aromas sensacionales. Desde entonces ya no consigo beber un café común. Ahora compro productos de mejor calidad y me informo sobre su origen", afirma la joven publicitaria.
Un nicho de mercado con elevado potencial
Otras regiones cafeteras empiezan a proponer itinerarios, como el Cerrado Mineiro. "Por el momento no tenemos una ruta turística, pero el turismo de negocios está en pleno desarrollo. Recibimos a clientes, torrefactores y dueños de cafeterías de Estados Unidos, Europa y Asia que quieren conocer nuestras plantaciones y encontrarse con los proveedores", explica Juliano Tarrabal, director de la Federación de Caficultores del Cerrado Mineiro. "Nuestro potencial turístico es muy grande", apunta.
El servicio Brasileño de Apoyo a las micro y pequeñas Empress (Sebrae) de Minas Gerais y los plantadores multiplican los proyectos de desarrollo hotelero y de circuitos en la región. En el vecino estado de Espíritu Santo, el plantador de cafés especiales, Afonso Lacerda, abrió recientemente un establecimiento donde vende sus productos a los turistas que recorren los senderos de montaña del parque nacional de Caparao. "La mitad de los turistas que llegan aquí vienen a visitar el parque y descubren nuestro establecimiento por casualidad. La otra mitad viene de las grandes ciudades costeras para conocer la región cafetera. Actualmente, mi familia podría vivir exclusivamente de la cafetería", afirma el próspero Lacerda.
Bajo la cuesta de la plantación, varios vecinos construyen albergues para turistas. La región ganó fama en los últimos años con la mejora de sus cafés, que obtuvieron varios premios de excelencia. Por el momento, las rutas del café son sólo un nicho del mercado turístico brasileño, ignoradas por las campañas de promoción.
Según un estudio realizado en marzo por el Ministerio de Turismo, la playa es el destino predilecto del 76,9% de los brasileños durante sus vacaciones. Pero el sector tiene un fuerte potencial de crecimiento: cada año, unos 60 millones de brasileños (de una población de 208 millones de habitantes) realizan 206 millones de viajes.