La línea K ya es un clásico del transporte rosarino. Fue inaugurada en 1961 por la Municipalidad de Rosario pero privatizada durante la última dictadura cívico militar. A partir de aquella decisión se abrió un período de franca decadencia que llevó al progresivo reemplazo del trolebús por ómnibus a diésel y GNC. A tal punto que durante todo 1993 no circularon trolebuses en la línea K. Sin embargo, en 1994 el servicio resurgió, y de manera ininterrumpida sigue circulando por las calles de la ciudad. Incluso, algunos de ellos, forman parte de la primera flota restablecida hace treinta años.
En 1959 se inauguró el sistema de trolebuses en Rosario, que llegó a tener 72 kilómetros de recorrido y 60 coches distribuidos en seis líneas. Aquel transporte estuvo bajo control del Estado municipal hasta que en 1979, en los años de la última dictadura cívico militar, se privatizaron las dos últimas líneas que quedaban en este momento: la K y la M. Esta última iba desde San Martín y Muñoz hasta Rondeau y Martín Fierro (de sur a norte). La empresa que se hizo cargo de este servicio fue Martín Fierro SRL y dio comienzo a un largo período de agonía para el trolebús rosarino. "La empresa era de la familia Bermúdez. Cuando ganaron la concesión fueron sacando los trolebuses de a poco, no los arreglaban. Querían ir cambiándolos por colectivos que son más fácil de mantener. Fue una empresa que se construyó sobre un cementerio. Bermúdez fue un tipo que se valió del patrimonio público para construir un emporio privado", relató Mariano Antenore, de la Asociación Amigos Del Riel, en diálogo con La Capital.
La línea M dejó de funcionar en 1984. Conectaba la ciudad de norte a sur y durante los últimos cuarenta años sigue siendo un servicio reclamado por los vecinos, los Amigos del Riel e incluso políticos locales.
Antenore aseguró que fue "a raíz de la mala gestión" que salieron de circulación los trolebuses de la línea M y que, a su vez, "fueron reemplazados por ómnibus diésel". En este sentido, cuatro años después, aparecen los primeros ómnibus diésel en la línea K y, en 1991, los colectivos a GNC que fueron desplazando progresivamente al trolebús que, para colmo, sufría la desidia y abandono.
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Finalmente, la concesión a Martín Fierro SRL caduca y la Municipalidad llama a nueva licitación para reinstalar los trolebuses de la línea K. Ganó, en 1992, la UTE CAPSE-Molino Blanco que adoptó el nombre comercial de ECOBÚS. Esta empresa compró 20 ómnibus eléctricos cero kilómetros a Brasil. Antenore expresó que esto representó una "refundación" para la línea. Finalmente, la K reinauguró el 24 de enero de 1994, hace ya treinta años.
De los veinte coches comprados al país vecino, ocho de ellos siguen recorriendo actualmente las calles rosarinas. "Son un patrimonio de la ciudad, merecen ser puesto en valor", sostiene Antenore. Por su parte, la línea M nunca volvió. "La zona norte y sur merecen volver a tener el servicio de trolebuses que alguna vez tuvieron", reconoce la voz de Amigos del Riel.
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Los últimos trolebuses de fabricación casera que circulaban intercalados con los ómnibus diesel, hasta fin de 1992.
"Vuelve el trole: Los nostálgicos de un servicio de transporte silencioso, confortable y, sobre todo, no contaminante vivirán hoy con plenitud el retorno del servicio de trolebuses por las calles de Rosario. A las 10, en San Juan y Corriente, autoridades y público darán la bienvenida al sistema", anunciaba el diario La Capital en enero de 1994. Aquellos coches rojos y blancos despertaron, hace treinta años, una gran emoción en el público rosarino y la reinauguración del servicio de trolebuses fue recibida con trompeteas y tamboriles en el centro de la ciudad.
Por su parte, la compañía que tenía a su cargo la concesión expresaba que el funcionamiento de aquellas unidades coronaba "el esfuerzo de dos empresas de capitales locales" que apostaban a la renovación tecnológica y a la defensa del medio ambiente.
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Los primeros ómnibus a gasoil insertados en la Línea K en 1988 con la excusa de la “crisis energética”.
Sin embargo, diez años después, en el 2004, la UTE CAPSE-Molino Blanco se declara incapaz de continuar con la prestación de servicio aduciendo pérdidas operativas. Así, dejó de invertir y la mitad de la flota quedó fuera de circulación. En aquella oportunidad, el entonces intendente Miguel Lifschitz decidió municipalizar el servicio poniendo los trolebuses en la órbita de la SEMTUR, que posteriormente se convirtió en MOVI.
Actualmente hay entre quince y 20 coches en funcionamiento. "Hay que reivindicar la fecha: primero porque son treinta años de coches que todavía funcionan. Habían desaparecido y milagrosamente volvieron. Me parece que hay que rescatarlo. Es raro, la gente no le dice más trole, ahora dicen colectivos, porque se les parecen, tienen hasta los mismos colores. Pero es transporte eléctrico y son trolebuses", finalizó Antenore.
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