El debate sobre la posibilidad de repitencia es un aspecto indispensable de la educación que hay que conocer cuando se trabaja con niños en la etapa escolar. Tal concepción de los sistemas educativos trae aparejada la necesidad de establecer algún tipo de herramienta para definir qué hacer con los alumnos que, al final de un ciclo lectivo y a juicio de sus docentes, no alcanzan el mínimo necesario de conocimiento para ser promovidos al grado siguiente.
En el mundo, existen como regímenes de promoción de grado:
• La repitencia, en la cual al finalizar el ciclo lectivo el alumno que no alcanza los conocimientos mínimos para ese grado es retenido en el mismo grado en el año siguiente.
• La promoción pedagógica o promoción social, mediante la cual el alumno avanza independientemente de los logros adquiridos. Aquí quedan incluidas tanto la promoción automática o directa si el pasaje es mecánico, como la promoción asistida o acompañada, o progresión continuada si el alumno avanza con algún tipo de apoyo.
• Combinaciones de promoción pedagógica: por ejemplo, en los primeros grados, posibilidad de repitencia al final de cada ciclo como el básico, de primero y segundo grados, o con cantidades acotadas de repitencia por alumno durante su carrera escolar o un porcentaje máximo de repitentes por grado.
Un estudio de los sistemas educativos europeos contempla la repetición en la mayoría de los países, menos en Islandia y Noruega, que tienen promoción pedagógica. Las razones más significativas son la permanencia en preescolar cuando el niño no tiene la madurez académica para iniciar el primer grado, el progreso académico es insuficiente, la repetición es obligada por indicación de los profesores, aunque en algunos casos es acordada con las familias, donde se acepta tradicionalmente en unos países más que en otros. La mayoría de las estadísticas hablan de cifras globales, pero hay que tener en cuenta las razones y los aspectos neurobiológicos condicionantes de la trayectoria escolar.
Hay controversias y distintas vertientes filosóficas en relación con la posibilidad de repitencia. En principio, las razones por las que se solicita en forma acordada con el sistema educativo pueden ser:
• Trastornos del neurodesarrollo como problemas de lenguaje, que no permitieron lograr el aprendizaje; limitaciones que afectaron, a pesar de los apoyos, alcanzar los contenidos y/o requieren adaptar la trayectoria escolar a la velocidad del aprendizaje del niño y no a su edad cronológica.
• Migraciones que impidieron la adaptación al ciclo lectivo, aprendizaje de un nuevo idioma, que necesitan de mayor tiempo para lograr la inclusión a la nueva cultura.
• Falta de oferta de años/ciclos superiores, o apoyo para el ingreso a un nivel superior. Especialmente en lugares donde hay insuficiente oferta de recursos educativos al final del ciclo escolar.
• Situaciones de vulnerabilidad social: aprendizaje insuficiente por lo que no se alcanzaron objetivos por incumplimiento, situaciones socioambientales adversas, ausencias y problemas de salud o de conducta que impidieron completar la asistencia a la escuela.
En nuestro país, la resolución del Consejo Federal de Educación Nº 174/12 establece la imposibilidad del sistema educativo de establecer repitencia, ya que aquí la situación más frecuente es la de la vulnerabilidad social, donde la dificultad en alcanzar objetivos tiene su origen en la adversidad socioambiental. Los trabajos afirman que la repetición de los mismos contenidos con los mismos métodos y, en ocasiones, el mismo docente, no se revela, salvo excepciones, como una medida suficiente para poner en nivel a los alumnos, deteriora la autoestima, no es eficaz, es decir, no mejora el rendimiento a largo plazo, aumenta el gasto educativo, es poco objetiva y sobre todo se acompaña de una alta deserción y abandono por desmotivación. Un estudio en Alemania, realizado en 5586 alumnos de escuela primaria y especialmente en secundaria, mostró que el 20% tuvo un año de repitencia. En el grupo que repetía dos tercios eran varones, en los que había una mayor prevalencia de problemas de lectura y de conducta. Se notó la afectación en el bienestar y autoestima inmediato, pero se encontró que ello repercutió positivamente en el bienestar futuro, tanto personal como escolar, con un ascenso de autoestima personal luego del año de repitencia, que continuó subiendo a lo largo de los años a niveles más altos incluso, que los niveles previos a repetir el grado o el año escolar. En el trabajo se definió como muy importante el apoyo escolar de los docentes, de compañeros, de la familia y personal durante la etapa previa y posterior. Este efecto de mejoría en la autoestima fue más marcado en escuelas secundarias con orientaciones habituales, que en escuelas con trayectorias de menor exigencia o simplificadas. Según el trabajo, el abandono escolar fue mucho más frecuente en el grupo de alumnos con problemas que no repitieron.
Otro problema que no se contempla es la repitencia acordada, ya sea por causas médicas y por migraciones, que termina siendo discriminatoria, obligando al alumno a seguir las trayectorias de aprendizaje por su edad cronológica y no personalizan su ritmo, de acuerdo con su propia velocidad. La resolución 63/18 de la Ciudad de Buenos Aires establece que en el caso de alumnos/as con discapacidad y/o alguna restricción cognitiva, sensorial, conductual o motora, las decisiones sobre la trayectoria escolar no queden circunscriptas solamente a la evaluación realizada por el sistema educativo, y en tal sentido se tomen en consideración los informes, sugerencias e indicaciones dadas por los profesionales del área de salud y su familia, por lo que se requiere la formalización de un sistema de comunicación entre los diferentes participantes.
(*) Texto publicado en el “Manual de tratamiento en neurodesarrollo y neurología infantil” (La Crujía).