La película de suspenso sobre la resolución de la propuesta electoral del peronismo se encamina. Serán tres semanas todavía de ajustes hasta el 24 de junio y, aunque no se descartan sorpresas, comienza a tomar forma nítida aquello que estaba indefinido, confuso, hasta el momento previo al acto bajo la lluvia en Plaza de Mayo, el 25 mayo pasado. Eduardo Wado de Pedro toma vuelo como el precandidato más probable del oficialismo y despliega su audaz abanico de reuniones con sectores de tradición peronista conservadora que fueron persistentes en adversar la hegemonía kirchnerista dentro del movimiento nacional en sus veinte años de vigencia.
Una primera muestra, que no será la única, fue la reunión del presunto postulante con unos 40 jefes sindicales (muchos anti kirchneristas), con la presencia de Luis Barrionuevo, secretario general del Sindicato de Gastronómicos, quien expresó: “El candidato es Wado, es nuestro candidato”.
La estrategia kirchnerista de cuño bonaerense de ampliar y garantizar la unidad, con De Pedro como estandarte y posible precandidato a presidente, se abre paso. Aunque todavía restan alinear muchas piezas, en especial en el rubro gobernadores, donde aún no se concreta una síntesis que se integre de manera efectiva a esa jugada.
https://twitter.com/wadodecorrido/status/1664746204884877313
En tanto, y como novedad, ya queda claro que el Frente de Todos (FdT), o como finalmente sea nominado, transitará unas Paso con competencia interna, aunque con una modalidad propia: con listas asimétricas.
Habrá una lista muy mayoritaria, la kirchnerista y aliados, con De Pedro como el más probable candidato. Y otra u otras, para jugar en los márgenes del espacio y disputar algunos puntos, posiblemente pocos pero no despreciables, dentro del mismo esquema electoral. Al peronismo, desde ya, no le sobra nada.
Cristina Kirchner, factótum del nuevo armado, parece comprender que la Argentina no es la misma de 2017, 2019 ó 2021, donde no admitió ofrecer distintas listas en la competencia interna de su espacio.
Las listas asimétricas contarían con la ventaja de integrar a sectores minoritarios (Daniel Scioli, Agustín Rossi, entre otros), aunque a la vez no tensionar al extremo en el sentido de enfrentar a grandes grupos en un todos contra todos, y con final incierto. Seria una escena de disgregación de pronóstico negativo.
Un detalle del que se habla poco, pero que importa mucho, se definirá el 14 de junio, cuando se presenten los frentes ante la Justicia electoral.
La ley electoral nacional (de las Paso) deja un amplio campo discrecional a los distintos frentes _a diferencia de los comicios provinciales, como en Santa Fe, donde existe una norma detallada_ en el que cada fuerza política debe darse un reglamento propio.
Interrogantes
¿Qué piso electoral necesitará cada participante de las Paso del peronismo para colocar candidatos propios en la lista integrada y definitiva que juegue en octubre?, ¿la integración de legisladores nacionales se hará por el sistema de representación proporcional D'Hondt o por mayoría y minoría? y, finalmente, ¿cuánta documentación adicional se requerirá para que cada lista acredite los avales suficientes para presentarse en la interna?
Todo ese poder de fuego en la lapicera jurídica del FdT quedó en manos del formoseño Gildo Insfrán, titular del congreso del PJ, electo hace pocas semanas en un plenario en Ferrocarril Oeste. Por lo pronto, cada fuerza que juegue en las Paso debería presentar lista completa de legisladores nacionales y, desde ya, el binomio presidencial propio. Sin embargo, también podrían prosperar acuerdos políticos en determinados distritos que alteren ese principio.
Las fuentes consultadas y la lógica política indican que Insfrán, un extraordinario negociador que va por su séptimo mandato en la Gobernación de Formosa (siempre que la Corte Suprema no pegue un zarpazo también en esa provincia y lo inhabilite, algo que está por verse), no obstaculizará la participación de las listas minoritarias que compitan contra la impulsada por la unidad mayoritaria kirchnerista, massista, sindical y movimientos sociales, entre otros.
Si el resultado electoral de las Paso al interior del frente oficialista resultara 3 ó 4 a 1, o por diferencias aún mayores a favor de De Pedro, la presencia final en las listas de candidatos a diputado y senador de los presidenciables por fuera del acuerdo mayoritario resultaría marginal. O prácticamente inexistente en la gran mayoría de provincias argentinas, donde la renovación de diputados no excede el número de los dedos de una mano.
Con De Pedro lanzado (tratando de darse a conocer e ilusionar), con Sergio Massa y Máximo Kirchner juntando divisas por China (y también en el gran país del norte, donde volverá a viajar en los próximos días) y las candidaturas con sesgo más albertista (Scioli y Rossi, por ahora) también decididas a cotejar la adhesión popular en las urnas, el peronismo empieza a salir de su laberinto.
La virulencia opositora contra la gira por China y un presunto fracaso que no es tal, y contra la figura del propio De Pedro, antes ponderado por propios y extraños pero ahora descalificado en la medida que avanza su precandidatura, son la muestra más cabal del cambio de clima que estaría logrando el FdT.
La moneda está en el aire: si el peronismo, frente a un desafío gigantesco, pretende seguir en el gobierno necesitará alinear los planetas y recuperar gestión y la épica perdida.