Los cuatro días de farra del Carnaval terminan en un Miércoles de Cenizas poco gracioso, sólo si los celebrantes no disfrutaron de lo necesario. En el Rosario del cambio del siglo XIX al XX era poco probable lucir el disfraz en Venecia o en Río de Janeiro, pero sí muy fácil hacerlo en otra ciudad o que la gente de los pueblos lo haga en Rosario.
En esa época no había Previaje ni Billetera, pero sí había promociones para viajar en tren con los llamados "pasajes de recreo", promociones muy económicas que ponían a disposición de los pasajeros servicios en días especiales.
Por ejemplo, el Diario La Capital publica en marzo de 1905 una gran pieza publicitaria en la que el Ferrocarril Buenos y Rosario no solamente promociona los "pasajes de recreo Carnaval de 1905" sino que además hace una minuciosa descripicón del servicio y sobre todo de los horarios de las paradas intermedias en los estaciones de sus líneas.
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En marzo de 1905 el Diario La Capital exhibe una gran pieza publicitaria de promoción de los pasajes de recreo para el Carnaval.
Archivo Diario La Capital
Una excursión a Casilda
Los pasajes de recreo eran estrategias comerciales de las compañías ferroviarias que aprovechaban determinados eventos o festividades para movilizar y estimular el traslado de pasajeros.
Los había de periodicidad regular y contingentes. Gracias a sus estudios, el experto en ferrocarriles y escritor Carlos Alberto Fernández Priotti aporta un dato iniciático: “La primera promoción regular de pasajes de recreo fue en 1884 en el Ferrocarril Oeste Santafesino”. Y abunda: “Se trataba de una excursión de Rosario a Casilda para pasar los domingos y volver a la noche”.
Con el desarrollo de las líneas ferroviarias hubo una expansión de los esquemas de promoción y entrado el siglo XX esos servicios proliferaron, sobre todo para maximizar la ocupación de plazas en trenes regulares de horario o de trenes especiales con horarios específicos. Las promociones eran comunes para los días domingos o feriados.
Atentos al calendario
También se aprovechaban fechas patrias o de celebración popular, como el Carnaval, visitas de personalidades nacionales o internacionales o eventos deportivos. “Las empresas estaban atentas al calendario y armaban algunos de esos viajes”, como los domingueros antedichos, indica Fernández Priotti.
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Detalle de una imagen de los carnavales de 1897 cuando por calle Progreso (hoy Mitre) avanza una murga hacia la calle Córdoba.
Colección Pusso
Y como “en el 510 y en el 2000 también”, a finales del siglo XIX y principios del XX la última palabra la tenía la billetera. En criollo, las promociones debían ser tentadoras en términos económicos. Se han registrado ofertas del estilo “pague uno (el de ida) y lleve dos (el de vuelta” con descuentos de hasta el 50 por ciento y otros menores que iban hasta el 30 o 25 por ciento según la fecha de la promoción.
En la bisagra de los años 1920 y 1930 hay viajes especiales para ir y volver en un mismo tren utilizado para un evento determinado. Por ejemplo, las exposiciones rurales de Rosario, de Palermo en Buenos Aires y otras de importancia en otras ciudades de la región merecían esos esquemas contingentes.
Para esos eventos de varios días, se expendían lo que hoy se llamarían “pasajes abiertos”, con los cuales se podía viajar en determinado servicio dentro del período de realización del encuentro. Hubo pasajes abiertos por diez días.
Los convoys llevaban invariablemente un coche de primera, uno de segunda y un coche-comedor, y su extensión se modificada a medida que se sumaban pasajeros y, por ende, vagones.
Turismo regional y nacional
Fueron populares además los "pasajes de recreo" para fiestas patronales o eventos deportivos en localidades más pequeñas de la región y la llegada del tren era todo un acontecimiento incluido en el programa de la festividad.
Fernández Priotti hace mención a las carreras de caballos que se realizaban en la ciudad de Venado Tuerto, y los viajes en los años 20 y 30 del siglo XX a la laguna de Melincué, ambas localidades en el sur de la bota santafesina.
Las vacaciones también eran aprovechadas para hacer viajes y promociones y eran de gran aceptación en verano y en invierno los servicios a Córdoba, Tucumán y a las Termas de Rosario de la Frontera en Salta.