Tras el receso invernal y las elecciones, las cámaras de titulares de taxis volverán al Concejo para solicitar un ajuste tarifario. La novedad es que esta vez los tacheros, para mitigar la escalada inflacionaria, pedirán un aumento mensual de lo que pagan los pasajeros en lugar de las revisiones que se venían dando cada seis meses. Los dueños de chapas prefieren incrementos más acotados en porcentaje, pero sostenidos en el tiempo, para evitar un impacto negativo en los viajes despachados como cada vez que se actualizan los valores cerca de un 30 por ciento. Advierten que el desfasaje ya supera el 60 por ciento.
El último aumento de tarifa entró en vigencia el 10 de abril pasado, hace algo más de tres meses. En aquella oportunidad los ediles convalidaron un ajuste del 33 por ciento cuando el estudio de costos elaborado por el Ente de la Movilidad ya arrojaba un atraso del orden del 70 por ciento.
Por esos días, los dirigentes taxistas intentaron conseguir de los distintos bloques en el Palacio Vasallo un compromiso político de revisar nuevamente la tarifa antes de que finalizara el primer semestre del año. La incertidumbre económica en torno a cuánto iba a evolucionar la inflación y, fundamentalmente, la carrera electoral le jugó en contra a la pretensión de los titulares de licencias.
A la brecha del 35 por ciento que quedó pendiente de actualizar en abril, los taxistas le incorporaron la inflación del período, que no baja del 30 por ciento. Así, el atraso tarifario estimado ya supera el 60 por ciento.
“Hay un gran desfasaje en la tarifa por la inflación. El último estudio de costos que hizo la Secretaría de Movilidad fue en marzo y ya estábamos atrasados. En su momento acordamos reunirnos en julio para que en agosto o septiembre se pueda aplicar otro aumento, pero no prosperó”, destacó Marcelo Díaz, referente de la Cámara de Titulares de Licencias de Taxis (Catiltar).
En ese marco, el dirigente planteó: “Para más adelante sería bueno poder prever un esquema de ajuste mensual de la tarifa, para que no sea tan grande el impacto para el usuario cuando se establece el incremento”.
Antecedentes
Los dueños de las chapas aspiran a conseguir un esquema de ajuste automático y mensual de la tarifa, como el que ya rige para algunas tasas y servicios públicos en distintas jurisdicciones en un contexto de alta inflación. Así ocurre con la tasa general de inmuebles en muchas localidades de Santa Fe, en base al costo de la recolección de basura y por ejemplo en la tarifa de colectivos y trenes en el área metropolitana de Buenos Aires (Amba).
“Lo que pasa es que cuando sube la tarifa dos veces en el año, pero un 30 por ciento, después tiene un fuerte impacto en los viajes que se realizan, que bajan fuerte y tarda en recuperarse”, argumentó Díaz.
Los datos oficiales de movilidad que publicó el municipio convalidan esta postura. Tras el último aumento de tarifa que aprobó el Concejo, la cantidad de viajes bajó de unos 70 a 60 mil diarios. Luego el sistema empezó a estabilizarse, pero no recuperó todo lo perdido.
Según los taxistas, en los meses de mayo y junio, meses en los que la Intendencia aún no publicó las estadísticas oficiales, la caída total de viajes se ubicó en torno al 30 por ciento. Lo atribuyeron al impacto del ajuste tarifario y a la pérdida de poder adquisitivo de los usuarios, en un escenario de paritarias que no logran superar a la inflación y donde los hogares realizan recortes de gastos para asegurarse lo indispensable para llegar a fin de mes sin sobresaltos.
Apenas el 5% de los viajes se paga de manera electrónica
La Cámara de Titulares de Licencias de Taxis de Rosario (Catiltar) apoyó la decisión del municipio de incorporar el pago electrónico como exigencia para renovar unas 300 chapas que vencen este año. Pero advirtió que la adhesión entre los pasajeros es muy baja y no llega al 5 por ciento.
“No tenemos inconvenientes con eso, porque la gran mayoría de los taxis tienen la posibilidad de pago electrónico, a través de Mercado Pago, de la aplicación Movi Taxi y de Billetera Santa Fe. Pero sólo un 4 por ciento de los viajes que hacemos por la aplicación municipal son abonados por pago electrónico. Es como que el propio pasajero no se adaptó todavía a la posibilidad tecnológica que sí tienen los taxis”, apuntó Marcelo Díaz de Catiltar. Para el referente del sector tachero, “la cuestión es la falta de previsibilidad del municipio, que cuando están por vencerse esas licencias no tiene un proyecto para discutir, tal como nos dijeron algunos concejales de la comisión de Servicios Públicos. Y es hora de que el municipio promocione la Movi Taxi porque la gente, en general, no sabe que esa aplicación existe, y menos, de la excelencia que aporta al servicio”.
“En lo que estamos en desacuerdo es que la Municipalidad todavía no haya publicado los requisitos para que la gente pueda renovar (sus licencias), y menos aún, con que se exija que tengan un auto más grande, porque actualmente los autos que están en la calle cumplen con el servicio a la perfección. Y con la situación económica actual, no se pueden renovar las unidades”, advirtió.