“Yo no vendo una alfombra, vendo una historia”, define Carolina Pavetto en esta entrevista con Negocios. Es fundadora de la marca de alfombras premium Mantara. Su historia es la de una rosarina inquieta, que de pequeña su padre la llevaba al taller del gran Antonio Berni lo que la introdujo en la sensibilidad por el arte, con un tío coleccionista que la llevó a tomar conciencia del valor de lo antiguo. Muchísimos años después, pero con ese bagaje en la piel, ella fundó la firma Mantara, una empresa con Certificación B que hoy fabrica con técnicas ancestrales alfombras de diseño que pueden tener un costo que llega hasta el millón de pesos. Y que no sólo se venden en el mercado interno, sino que llegan a Estados Unidos y Europa.
La apuesta de Carolina nace en el 2015, cinco años después de su primer viaje a Santiago del Estero donde tuvo su primer contacto con los textiles. En una primera etapa sólo compraba lo que hacían las hiladoras y luego las vendía prácticamente sin sumar valor agregado, pero vió que el mercado pedía otra cosa, una adaptación en el diseño para tener un nicho mucho mayor. “Lo que hice fue cruzar las técnicas ancestrales con el diseño contemporáneo, cruzar lo antiguo con el modernismo, y fundamentalmente trabajar para lograr que las artesanas más históricas le enseñaran a sus hijas y sus nietas esa técnica de los pueblos originarios”, cuenta Carolina. Pensó que la única forma de que eso suceda era que el producto fuera rentable, es decir, que haya una motivación para que las hijas y las nietas aprendan el proceso. Y la meta la alcanzó, porque hoy ya trabaja con las hijas de sus primeras hiladoras.
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La comunidad de hiladoras es de Santiago del Estero.
Las alfombras se tejen con lana natural de la provincia de Santa Fe, que Mantara consigue tanto de ovejas de campos propios, que tienen los hijos de Carolina, como de campos de terceros ubicados en Cañada Rosquín, San Martín de las Escobas y todo el sur de esta provincia. “Muchos productores de Santa Fe quemaban toneladas de lana porque no podían ubicarla en el mercado, así que recorrí muchos campos y fui consiguiendo la materia prima”, cuenta. La lana ella la dona a las tejedoras, acopian 10 toneladas para ir entregando a las hiladoras y las transporta en los camiones vacíos que viajan a Santiago del Estero a buscar granos. Carolina agrega que el costo de la lana por kilo es de $200 y que la donación tras el esquilado fue uno de los puntos centrales para alcanzar la Certificación de Empresa B que lograron hace un año.
Producción, mercados y precios
Si bien Carolina es rosarina, vive en Gálvez desde hace 20 años y desde allí coordina todo el emprendimiento, con taller y showroom. Comenzó trabajando con 3 familias y hoy producen para ella unas 160 personas. La capacidad que tienen de producir alcanza las 40 alfombras mensuales con precios que parten en los $30 mil hasta los $800 mil, pero aclara que hay técnicas que requieren un trabajo mucho mayor donde sólo se tejen 5 centímetros por día, por lo cual el valor de esas alfombras llega al millón de pesos, con un tamaño de 10 metros por 10 metros. “Es importante cuidar a la artesana, tenés que empatizar con la vida de ellas, esas alfombras se tejen en una posición muy inclinada y es un proceso muy lento. Yo las visito entre una y dos veces al mes”, relata. Otro punto que distingue el producto es que cada una de sus alfombras llega al cliente con la etiqueta con la historia de la artesana y, si ella está de acuerdo, con foto o video de cómo se hizo en el taller.
En Argentina el mercado más importante para Mantara es la provincia de Córdoba, hacia allí viaja el 70% de sus alfombras. A Buenos Aires destina el 20% y en Santa Fe sólo queda un 10%. Detalla en esta entrevista que sus principales clientes son los estudios de arquitectura, y en Rosario vende tanto de forma online como en Estudio Darkhaus.
En lo que respecta a los mercados externos, en Estados Unidos comercializan Mantara en un local del barrio de Brooklyn, y en Miami a través de un arquitecto local. También exportan a España y Londres, mientras que la novedad para este año es que en mayo viajará a la Feria de Diseño ICFF en Davis, New York siendo parte de las ocho empresas argentinas que representan al país.
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El cruce de las técnicas ancestrales con el arte moderno es la clave de Mantara.
La alfombra como obra de arte
El puntapié para el crecimiento del proyecto Mantara fue en Rosario, en el Museo Estévez donde ella tuvo su primera posibilidad de exponer las alfombras como obras, es decir, como objetos únicos de diseño. “Estaré eternamente agradecida porque pude traer no sólo las alfombras sino también acercar a las hiladoras y artesanas mostrando todo su trabajo”, relata. Para ella las alfombras ya deberían formar parte de las exposiciones de arte, como Arte BA y está trabajando para lograrlo.
Otra de sus metas para este 2023 es lograr que una de las familias que hilan para Mantara tengan agua potable. “Necesitamos un pozo de 100 metros de profundidad, no voy a parar hasta lograrlo”, promete.