Uno de los tantos vendedores ambulantes que recorren la peatonal Córdoba bajo el sol de enero se para a ofrecer medias en la mesa del café de una galería. “¿Vos sos el de los videos?”, le pregunta a Julio, a quien reconoce inmediatamente. Freej0ta sonríe y asiente. El chico le cuenta que su hermanito mira sus videos en redes sociales y “le tira la mejor”. La moza del bar repite el mismo ademán y hasta se anima a pedirle una foto, que finalmente nunca se saca. Lejos de los canjes de las grandes marcas, los filtros y las vidas pulcras y perfectas que ofrece el algoritmo, se multiplican en Rosario los influencers populares. Generadores de contenido de los barrios que le hablan a quienes nunca nadie les habla, personas que recorren rincones de una ciudad desconocida hasta para quienes la habitan.
“Todavía no soy nadie. Tengo que ser alguien”, se cuestiona el hombre de 36 años en diálogo con La Capital. Pero Julio Darío Intorbida es muchas cosas. Es la pareja de Nicole, el padre de Vladimir, una persona que estuvo prófuga de la Justicia nueve años y que finalmente cumplió cinco años de condena por robo y homicidio en la cárcel de Coronda. También es alguien a quien le gusta contar historias y transmitirle a los pibes y pibas de los barrios que las segundas oportunidades existen.
Julio Darío Intorbida es muchas cosas y quiere ser muchas más. Todavía se sigue buscando a sí mismo. “Estoy en plena metamorfosis, todavía no terminé”, analiza. Aún así, presiente que está cada vez más cerca de encontrar su propósito. Su reciente encuentro con Alba, una mujer de Empalme Graneros que cocina en su casa para darle de comer a “los pancitas vacías” del barrio, parece haberlo acercado a ese paso final.
Freej0ta, como es conocido en internet, tiene más de 115 mil seguidores entre Instagram, TikTok y YouTube. La cifra sube día tras día y cada vez más diarios, radios y portales digitales quieren hablar con él. Si bien comenzó publicando contenido relacionado a la música - tiene canciones de Rkt y trap y vínculo con algunas figuras de la escena argentina como Duki, Neo Pistea, YSY A, Cazzu, entre otras - pegó el salto a la fama local y nacional cuando decidió empezar a hacer “motovlog” en las calles de Rosario.
Primero con su celular camuflado en una bandolera, ahora ya con el Iphone 14 Pro colocado prolijamente en su casco, recorre los barrios de la ciudad. Lejos de los bulevares, visita semana tras semana puntos del mapa a los que los medios de comunicación y el Estado sólo van cuando hay crímenes, disputas violentas o balaceras. Ahí, charla con los vecinos y se ofrece a mostrar la otra cara de una ciudad que muchas veces parece prenderse fuego pero que sin embargo nunca termina de arder.
Fue cerca de la esquina de Chaco y José Ingenieros, arriba de su Honda XR, cuando se encontró con una mujer cirujeando botellas de plástico para poder fraccionar productos de limpieza y luego venderlos en la feria. Ese momento, que quedó filmado en el motovlog de Jota, probablemente haya marcado un antes y un después para los dos. Ella necesitaba recuperar la alegría y las ganas de seguir, pese a los embates de una vida que día tras día se vuelve un poco más hostil. Él seguía buscando un por qué, una respuesta a las múltiples preguntas que todas las noches se le aparecen antes de irse a dormir.
Pancitas vacías
Resulta que Alba no es una vecina más, es probablemente la más querida de la cuadra, en la que sus habitantes se jactan de que “nunca hubo una balacera”. Medalla para colgarse, teniendo en cuenta que las zonas más afectadas por la violencia en Rosario son Empalme y Ludueña. En el interior de su vivienda, a quien ella llama “su ranchito”, cocina semana tras semana para que los sábados unas 20 familias del barrio puedan irse a dormir con la panza llena. La mujer, que supo tener un histórico comedor en Villa Banana y hoy pone plata de su jubilación y de los pocos mangos que se hace vendiendo productos de limpieza para que a su gente no le falte nada, tiene una calidez y una sencillez conmovedora. Recibe del Estado apenas una caja de mercadería que siempre tiene gusto a poco.
Cuando Julio entró al ranchito de Alba supo inmediatamente que tenía que ayudarla. Lo único que tenía a mano era su celular, sus seguidores y la convicción de que a la gente la ayuda la gente. Él se despega de las agrupaciones y partidos políticos y también de los clubes de fútbol. “Yo soy hincha de los barrios”, aclara. Fue al ver las condiciones en que ella cocinaba, con apenas una hornalla funcionando y sin heladera, que se comprometió a darle una mano. Emocionados, se abrazaron y él le aseguró que las cosas iban a mejorar, una promesa que siempre alberga más fe que certezas pero que abriga el corazón de quien necesita escucharlo.
A poco más de una semana de ese cruce fortuito, Freej0ta llegó con una heladera y una cocina. Gracias a la gente que consume sus videos en redes y al de un creador de contenidos de Buenos Aires lograron juntar la plata. De “Pancitas vacías”, el centro comunitario que supo tener en Villa Banana, sólo queda el cartel y el recuerdo de Alba. Si bien sigue nombrando de esa manera a quienes van a comer a su casa, lo cierto es que no se trata ya de un espacio formal sino de una vecina que, solo con voluntad y buenas intenciones, cocina semana tras semana para que padres y chicos puedan volver a casa con un táper de comida.
Cómo ayudar
Este jueves “reinauguró” el espacio. El menú fue marineras de hígado con fideos al pesto y a medida que caía el sol, los vecinos del barrio se acercaban a la puerta de la casita de Alba para celebrar con ella. “A veces alcanza para todos y a veces no. No es mucho lo que tengo para darles, pero hago lo posible”, se lamenta la mujer en contacto con este medio y aprovecha la oportunidad para pedirle a quienes lean esta nota que si pueden y quieren colaborar lo hagan.
Además de pedir mercadería, fundamentalmente carne y verduras, sueña con poder agrandar el espacio para recibir a más personas y garantizar que los chicos del barrio puedan desayunar todos los días, tener apoyo escolar y hasta atención médica. Los que quieran dar una mano pueden comunicarse directamente con ella al número 3416851997 por teléfono o por Whatsapp.
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Foto: Sebastián Suárez Meccia / La Capital
“Hay muchas veces que los chicos no comen porque los padres no tienen trabajo, porque van a juntar cartones y aun así no les alcanza. Ellos no conocen la carne de vaca y tampoco las frutas. No pueden comerse una banana, que tanto les gusta”, relata Alba, quien afligida admite que cuando no tiene nada para darles se queda en la cama llorando porque no les puede decir que no a sus pancitas vacías. “Mi vida es esa, cocinar para los demás”, resume y abraza a Julio, el “ángel que Dios me mandó” para juntar fuerzas y seguir adelante.
Norma, una de las personas más cercanas a Alba, sostiene que “es alguien muy especial y ayuda a quien puede ayudar. Cuando se enteran que Alba va a dar la comida, viene toda la villa y se hace una cola impresionante”, resalta. Eliana, otra vecina, coincide y considera que es el “apoyo emocional” de todo el barrio. Las mujeres aprovechan la presencia de La Capital para pedir además que acondicionen el predio frente a Pancitas Vacías, un lugar donde supuestamente funciona "una plaza" pero que no tienen ni juegos ni iluminación para que las familias y los chicos la puedan disfrutar.
En búsqueda de la próxima Alba
Julio es un "cara dura" delante y detrás de las cámaras. Dice que nada le da vergüenza. Fue en las clases de teatro en la cárcel de Coronda en las que terminó de descubrir su costado artístico, que ya estaba latente, y decidió incursionar en la música. Ya en libertad, lanzó su tema “Rosario Tour” y todo cambió. Además de cantar la realidad de los rosarinos, decidió salir a capturar con su teléfono la vida cotidiana de aquellos a los que la cámara nunca enfoca. Desde ahí, cuenta las realidades, problemas y también alegrías de personas a las que "nadie mira y se merecen ser mostradas".
El espesor de su historia se adivina en su mirada, enmarcada por el tatuaje de un arma de fuego bajo su ojo izquierdo y un número 33 en la frente. Su vida no fue fácil y esquiva hablar de los motivos que lo llevaron tras las rejas. Tan solo con googlear su nombre la incógnita se devela, pero prefiere resguardar a su familia. En internet está todo, su pasado oscuro y su presente solidario conviven en el motor de búsqueda. Las contradicciones que lo habitan se las guarda para él. Julio Darío Intorbida también es alguien que fue y volvió.
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Foto: Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Asegura que ya abandonó el mundo delictivo y también la noche. “Yo quiero levantarme temprano para ir a grabar contenido o para hacer vida de familia”, explica mientras su pareja Nicole, de 23 años, y su hijo Vladimir pasean por el comedor de Alba. También su mamá da una mano en la cocina y frita las marineras de hígado, escondiendo las lágrimas y agradecida a la "medallita milagrosa", a quien tantas veces le pidió por su hijo. "Quiero que mi familia esté orgullosa de mí", confiesa emocionado Freej0ta, sin darse cuenta de que ese objetivo ya lo cumplió.
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Foto: Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Nicole y Julio terminaron juntos la escuela secundaria el año pasado y aspiran a vivir de los ingresos que dan las redes sociales. Por ahora les alcanza, pero llegan con lo justo a fin de mes. Anhelan esa vida y todos los días trabajan para conseguirlo.
Él sabe que en las redes los clics y las visualizaciones llegan de los contenidos "más amarillistas", que si publicara cada vez que le muestran un arma o lo amenazan, probablemente llegaría más rápido a su objetivo. Pero cree en otras cosas y las defiende. "Es una responsabilidad", subraya.
“Habiendo pasado por todo lo que pasé me siento una experiencia viva, alguien que puede ayudar. Quizás la razón de mi vida era esta, quizás todo lo que pasó y lo que sufrí es lo que tenía que pasar para estar acá”, reflexiona el creador de contenidos. Tras su último video entendió que hay muchas personas recorriendo las calles de Rosario y que la próxima Alba puede estar a la vuelta de la esquina esperando su ayuda. Hay muchas ciudades dentro de esta ciudad y él las quiere contar a todas.