Si la literatura rosarina es un rompecabezas, como alguna vez la definió la narradora Beatriz Vignoli, podría decirse que algunas cosas están poniéndose en su lugar. Este año la facultad de Humanidades y Artes de la UNR inauguró una diplomatura sobre Literatura de Rosario, abriendo la mirada de la academia a la obra de autores locales. Y en la Biblioteca Argentina se decidió ampliar su colección de escritoras, escritores y ediciones de la ciudad, con la compra de obras publicadas en los últimos dos años por editoriales autogestivas.
La centenaria biblioteca municipal inauguró su Biblioteca de Autores Rosarinos (BAR) hace ya 13 años. En marzo de 2010, la Asociación de Amigos de la Biblioteca y quien fuera su director, Humberto Lobbosco, impulsaron una colección que reúna "la obra que han producido los nacidos en Rosario, los que han vivido o trabajado en la ciudad, los que han dejado su obra aquí", como se definió en ese momento.
La biblioteca suma actualmente 2.600 libros, de narrativa, poesía o ensayo con la firma de autores de la ciudad y este año se sumaron las últimas incorporaciones de los catálogos de las editoriales autogestivas. Desde el área de Desarrollo de Colecciones de la Biblioteca Argentina se revisaron los textos y autores disponibles y se elaboró un listado de los 55 volúmenes que ya se pueden consultar en la sala o llevar para leer cómodamente en casa.
Tradicionalmente, explicaron desde esa dependencia, la BAR se alimentó de las donaciones que hacían escritoras, escritores y sellos de la ciudad. La idea es, ahora, empezar a cambiar esa lógica. "En las últimas compras siempre incluimos literatura rosarina, entre 2019 y 2021 compramos obras de Pauline Fondevila, la escritora francesa que reside en Rosario, o la compilación de Gabby de Cicco. Siempre fue misión de la biblioteca acopiar la producción literaria local", explicaron.
La particularidad de este año fue el trabajo de recopilación de todo lo producido por las editoriales autogestivas durante los últimos dos años para incluirlos en la licitación de 500 volúmenes que adquirió la biblioteca. Se repasaron las ediciones y reediciones, se comprobó que no formaran ya parte del catálogo de la biblioteca, y se conformó un listado para actualizar la colección de la BAR mediante la compra pública.
"Los 2.600 libros de la colección se acopiaron más por donaciones que las y los autores traían a la biblioteca que de compras del Estado. Si bien nosotros retribuíamos esa donación publicándola en las redes de la biblioteca, siempre nos había un poco de ruidos que un organismo oficial reciba donaciones de gente que autogestiona la creación literaria, nos parecía que debía ser al revés, que el Estado debía apoyar y comprar la obra de autoedición local", explican desde las oficina encargada del desarrollo de colecciones.
Para las licitaciones de los próximos años, señalan, la idea es mantener un porcentaje de libros de editoriales locales. "Es una forma de agradecer un poco tanta donación, poner en marcha la compra de literatura rosarina de forma más o menos sistemática", señalan.
Algunos nombres
En la Biblioteca de Autores Rosarinos conviven las obras de "clásicos" de la literatura local como Angélica Gorodischer, Jorge Isaías, Beatriz Vallejos, Jorge Riestra, Aldo Oliva, Roberto Fontanarrosa, y siguen las firmas, con nombres de autores con menos reconocimiento.
Recorrer el catálogo en línea de la Biblioteca ofrece sorpresas. De Fontanarrosa, por ejemplo, se pueden encontrar ediciones de historietas, cuentos y novelas, pero también escritos para algunas muestras que se realizaron en el Centro Cultural que lleva su nombre.
De Angélica Gorodischer no sólo se puede leer los relatos de Trafalgar o Cruce de Caminos, sino una compilación que realizó en el 98 de la obra de cuentistas latinoamericanas, que lleva como título "Esas malditas mujeres" y el prólogo con la firma de la autora.
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Obviamente, hay muchos más nombres y más textos. Un recorte de lo que pensaron, imaginaron y escribieron al menos cuatro generaciones de escritores y escritoras, sellos literarios o personas que ejercieron la crítica cultural dentro de la ciudad.
Entre las adquisiciones de este año también hay variedad. Hay textos literarios, como "La Juanita: su película" de Cristian Wachi Molina, o "El embrujo de tus ojos", un folletín con textos y dibujos de Max Cachimba, y también materiales de divulgación científica como la investigación de Virginia Brunengo sobre el mercado laboral de Rosario, analizado desde la economía feminista, uno de los volúmenes de la colección editada por la UNR y amadrinada por Dora Barrancos.
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El catálogo deseado
Después de inaugurar la remodelación de su edificio, hace ya cinco años, la Biblioteca Argentina empezó también a innovar en sus propuestas. Entonces, entre muchas otras cosas, se formalizó la creación del área de Desarrollo de Colecciones y se le encargó la recepción de donaciones y la compra de materiales.
Así, se recuperó el presupuesto destinado a la adquisición de libros y se decidió que las adquisiciones se realizarían mediante una licitación pública. De esta forma, este año se pudieron adquirir 500 ejemplares, más del doble que años anteriores.
También se planificó qué tipo de materiales comprar: el primer año fueron libros para las infancias, la siguiente adquisición fue una serie de textos relacionados con el movimiento feminista y queer, casi ausente en el acervo de la biblioteca. Finalmente, llegó el turno de la colección de autoras y autores de la ciudad.
Abierta desde 2010, la Biblioteca de Autores Rosarinos nació de la mano de una convocatoria amplia, tanto de nombres como de géneros. "Aspiramos a que contenga todo el material bibliográfico que se haya producido y se produzca en la ciudad. Por eso hacemos un reclamo de donación a todos los autores, las editoriales, todas las familias que tengan libros de sus padres, sus abuelos, libros de autores rosarinos que tengan en las bibliotecas familiares, para que los donen", explicó Lobbosco en su momento.
De acuerdo al proyecto, la biblioteca tendría una sección específica dentro de la Argentina, pero sumaría un espacio virtual para que pueda ser consultada por lectores, centros de estudio e institutos de las facultades de todo el mundo que puedan hacer de la literatura rosarina su objeto de estudio.