En el marco de los 40 años de democracia, y la semana que conmemoramos un nuevo 24 de marzo, a 47 años del “golpe genocida". El autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” que vino a desorganizar a un pueblo que tomó consciencia de su lugar en la historia y se plantó ante las sucesivas dictaduras que desde 1955 en adelante trataron de revertir sus conquistas sociales y políticas. La oligarquía argentina subordinada a los capitales transnacionales, utilizó la desaparición, la tortura, el exilio y el robo de bebés de miles de trabajadores, estudiantes, dirigentes y militantes políticos para disciplinar al pueblo argentino y someterlo a su proyecto económico de “miseria planificada” tal como lo describió con claridad y presición el periodista, escritor y militante desaparecido Rodolfo Walsh en 1977 con su “Carta Abierta a la Junta Militar”.
Las cifras redondas de los aniversarios invitan recorrer el tiempo transcurrido desde la reflexión y el balance para tratar de vislumbrar lo que está por venir. Y lo cierto es que tras cuarenta años de democracia han pasado muchos dirigentes políticos, sindicales y sociales, incluso pasamos por la instancia del que se vayan todos cuando el proyecto económico neoliberal se derrumbó en el 2001, los que se han mantenido estables y han continuado acrecentando la verdadera grieta, que es la de la desigualdad económica, son los empresarios instigadores y beneficiarios de la dictadura, que siguen bajando línea desde sus grupos de opinión y comunicadores a sueldo.
Desde 1976 en adelante el pueblo argentino se enfrentó a una dictadura, soportó una guerra, abrazó con esperanza el regreso de la democracia, juzgó a los comandantes de la dictadura, sufrió la hiperinflación, soportó el plan económico de entrega neoliberal de los 90, la represión y las muertes de diciembre del 2001, pagó la deuda externa de la dictadura, pagó el megacanje y el corralito y ahora vuelve a soportar sobre su espaldas y sus bolsillos el ajuste impuesto por el Fondo Monetario Internacional para pagar la brutal deuda contraída durante el gobierno neocolonial y negacionista de Mauricio Macri.
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Nunca Más: marcha en Rosario por más y mejor democracia contra toda dictadura militar.
Foto: Leonardo Vicenti / La Capital
Hasta aquí un escueto e incompleto balance de las últimas décadas que nos han traído, a un presente complicado dónde vemos que juzgar a los genocidas fue fundamental y necesario para consolidar el sistema democrático pero no fue suficiente para reparar el daño que la dictadura provocó en el tejido social.
Y es aquí, en la reconstrucción del tejido social, dónde en mi opinión, tenemos que centrarnos para construir el futuro que merecen nuestros hijos y las próximas generaciones.
No partimos desde cero. Nuestras Madres y Abuelas de la plaza nos indicaron el camino, trayendo su luz de esperanza en la época tenebrosa de la dictadura y todavía nos dan su ejemplo de lucha y perseverancia. Nuestro pueblo tiene una larga tradición de lucha social y sindical. De vecinos solidarios que hacen lo imposible para que los chicos no pasen hambre en los barrios marginados. De docentes que defienden la educación pública como elemento igualador. De mujeres y disidencias que se convocaron en las calles decidides para conseguir que se respeten sus elecciones y su derecho a ser tratadas como iguales.
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Herminia Severini, Madre de Plaza 25 de Mayo. Luchadora incansable por la democracia.
Foto: Virginia Benedetto / La Capital
Podría seguir y estoy seguro que no llegaría a agotar los ejemplos de personas que apuestan todos los días por la construcción colectiva como el camino a recorrer para alcanzar el buen vivir que todos merecemos. Hoy el mundo vive momentos complejos y nuestro país se enfrenta nuevamente a una encrucijada que puede definir nuestro destino como nación. Cuando vemos que poseer recursos naturales puede pasar de ser una bendición a ser una pesadilla si esos recursos no son utilizados para ser la energía y los componentes que necesita nuestra industria para generar valor agregado, trabajo y salarios dignos para nuestro pueblo y son exportados sin procesar beneficiando a unos pocos gerentes neocoloniales que nos venden por migajas al extranjero.
Estoy convencido que nuestro pueblo encontrará el camino para construir colectivamente la base necesaria de la cual surjan dirigentes, con la fortaleza suficiente para plantarse ante las naciones del mundo con orgullo, independencia y soberanía. Que quieran a su patria como a una madre, que cuiden a nuestro medio ambiente como si fueran sus hijos y que vean en los recursos naturales de nuestras montañas, campos, mares y ríos los medios para que nuestro pueblo se desarrolle en armonía con igualdad y justicia. No será un camino fácil ni exento de obstáculos y decepciones pero estoy convencido de que quiero recorrer ese camino rodeado del pueblo que cada 24 de marzo conmemora la lucha de nuestros 30 mil y reafirma su compromiso con la Memoria, la Verdad y la Justicia.
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En el Bosque de la Memoria sembrando democracia: en primer plano, Madres de Plaza 25 de Mayo, atrás dirigentes socialistas de entonces participan del acto.
Foto: Prensa Gobierno de Rosario
Nuestro tiempo es ahora, no dejemos pasar la oportunidad de poder mirar a los ojos a las futuras generaciones con la satisfacción de haber aportado nuestro granito de arena en la construcción de la patria justa, libre y soberana que soñaron nuestros compañeros desaparecidos y que todos anhelamos.
(*) Tomás Labrador es hijo y familiar de desaparecidos, integra HIJOS Rosario. Licenciado en Comunicación Social en la UNR. Colabora en el periódico El Eslabón, Redacción Rosario entre otros medios, …