Después de varias rondas de fuego amigo, el presidente Alberto Fernández y el gobernador Omar Perotti se reunieron este lunes en Casa Rosada y conversaron sobre una serie de medidas para atacar la violencia que azota a Santa Fe, en particular a Rosario.
La reunión, dijeron a La Capital desde el entorno de Perotti, comenzó con un relevamiento del accionar de las fuerzas nacionales en la provincia.
El gobernador, indicaron, le pidió a Fernández un refuerzo de agentes federales. Y, además, que desembarquen con mejor logística para intervenir en el territorio.
En tanto, el presidente se comprometió a instalar una sede de la Unidad de Información Financiera (UIF), un organismo clave para enfrentar el lavado de activos. También a insistir con el proyecto para reforzar la Justicia federal en la provincia, guardado en el freezer en el Congreso.
Se trató de un encuentro acordado al más alto nivel y bajo estricto hermetismo. No ingresaron responsables de prensa ni fotógrafos. El gobernador había viajado a Buenos Aires para firmar junto a otros mandatarios provinciales una serie de acuerdos sobre el manejo de recursos hídricos.
La reunión entre Fernández y Perotti marca un intento por descomprimir la tensión entre ambos gobiernos, que había llegado a un punto máximo este fin de semana.
Perotti y el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, intercambiaron mensajes públicos en los que se acusaban mutuamente por no entender la situación de Rosario.
En ese golpe por golpe Fernández llegó a decirle a Perotti “que se las arregle” y el gobernador denunció el viernes que “el gobierno nacional abandonó Rosario”.
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Este domingo, la Casa Rosada publicó una solicitada en el que sostiene que lucha contra el narcotráfico en Rosario “sin campañas de prensa ni marketing, y lejos del show y las bravuconadas mediáticas”.
El lunes, el diputado nacional Roberto Mirabella, mano derecha de Perotti, dijo que defienden a Santa Fe, "esté el presidente que esté".
En el resto del peronismo siguen con preocupación una guerra en la que se desangran todos. “Todo resta: lo de Aníbal es una bravuconada, pero lo de Mirabella y Perotti es una barbaridad”, advierte un dirigente de primera línea del PJ.
Rota la relación con Aníbal, Fernández y Perotti buscan un interlocutor entre ambos gobiernos.
Por origen y función, el candidato natural es Agustín Rossi. El ex interventor de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) asumirá este miércoles como jefe de Gabinete. Se trata del segundo puesto en importancia después del presidente y es el responsable de la administración.
El problema es político. Perotti y Rossi protagonizaron una áspera interna en 2021, en la que terminó imponiéndose el rafaelino.
En el entorno de Perotti observan con cierta inquietud que su principal rival interno controlará palancas estratégicas en el combate al narcotráfico. “Además de tener la jefatura de Gabinete, el Chivo tiene funcionarios clave en Defensa y va a poner a su número dos al frente de la AFI”, señalan.
En el rossismo creen que la designación de su jefe debería ser celebrada por la política santafesina en su conjunto. “Conoce a la perfección a la provincia, siempre se comprometió con ella, tiene diálogo con todos los sectores y va al frente. Igual, si el gobernador no tiene un gesto va a ser difícil”, subrayan.
Este lunes Perotti dio una señal de distensión. En un acto en la localidad de Bella Italia, en el departamento Castellanos, el gobernador remarcó que Rossi “conoce la provincia y conoce la ciudad de Rosario plenamente, para transmitirle al ministro de Seguridad lo que siente cada uno de los rosarinos".