Al mismo tiempo que radicales, socialistas, amarillos y javkinistas avanzan, no sin tensiones, en un acuerdo político provincial, el peronismo y Ciudad Futura están cerca de sellar una alianza que podría redibujar el mapa político de Rosario.
Por Mariano D'Arrigo
El peronismo busca un acuerdo con Ciudad Futura para saldar una deuda de cinco décadas: ganar la Intendencia de Rosario.
Al mismo tiempo que radicales, socialistas, amarillos y javkinistas avanzan, no sin tensiones, en un acuerdo político provincial, el peronismo y Ciudad Futura están cerca de sellar una alianza que podría redibujar el mapa político de Rosario.
De llegar ambas negociaciones a buen puerto, el escenario local pasaría de una competencia entre cuatro a una pulseada entre dos.
En 2019, el Frente Progresista encabezado por Pablo Javkin logró el 34,46 por ciento de los votos válidos y el PJ liderado por Roberto Sukerman 33,04%. Más atrás quedaron Roy López Molina (Cambiemos) con 15,38% y Juan Monteverde (Ciudad Futura) con 14,96%. Cuatro años después la foto es otra.
El declive del socialismo y, sobre todo, la muerte de Miguel Lifschitz, terminaron de romper el último dique contra la polarización que dominó la escena nacional y que hoy muestra ciertos síntomas de agotamiento. La emergencia de Javier Milei es uno de ellos.
Con la consigna “más pragmatismo que purismo”, Ciudad Futura viene conversando con sectores justicialistas pero también con otros que orbitan fuera de la galaxia peronista —como la corriente Bases, reticente a sumarse al gran frente opositor— el armado de un nuevo espacio.
“Desde mitad de año venimos dialogando la posibilidad de crear una nueva plataforma que compita para cargos ejecutivos y que pueda enfrentar a este nuevo bloque de centroderecha que se está armando”, dijo a La Capital la concejala rosarina Caren Tepp, quien resaltó que por ahora las conversaciones se circunscriben a Rosario. La definición sobre la competencia provincial quedará para más adelante.
La fuerza está cerca del Movimiento Evita pero también tiene vínculo con La Cámpora —el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, visitó hace diez días el tambo La Resistencia, ubicado en Nuevo Alberdi— pero desde la agrupación subrayan que no se trata de la incorporación de Ciudad Futura al peronismo o una reversión del Frente de Todos sino el montaje de algo nuevo.
“Representamos entre el 17 y el 20 por ciento del electorado de la ciudad”, remarcó Tepp, que preside el bloque más numeroso del Concejo: tiene cinco integrantes.
La intención de Ciudad Futura es que Monteverde compita por la Intendencia en la Paso del nuevo frente y que la fuerza pueda presentar su propia lista para concejales como una forma de resguardar identidad.
Sin embargo, eso obliga a una arquitectura electoral compleja. Es que la ley 12367 establece que toda candidatura a intendente debe estar acompañada de una lista completa de concejales.
En el peronismo se muestran abiertos a avanzar con el acuerdo que estuvo cerca pero no se terminó de rubricar en 2019.
Sería un esquema beneficioso para todas las partes involucradas: al peronismo le inyecta una dosis de refuerzo de competitividad electoral y a Ciudad Futura lo acerca a la posibilidad de un triunfo que muy difícilmente conseguiría sin una alianza con el justicialismo.
Gane quien gane la interna, no sólo sumaría aliados para la general. También, y este un factor clave, quedarían fuera de competencia quienes compiten por los mismos votos.
Lo cierto es que de materializarse el nuevo espacio se armaría una interna competitiva.
Sukerman, quien dijo a este diario hace unas semanas que se veía como el “candidato natural” del peronismo, subió este martes a sus redes sociales un mensaje de fin de año con aroma a lanzamiento.
“Cuando recorro nuestra ciudad me pone muy triste, me genera mucha angustia y mucho dolor ver que problemas que vienen de hace mucho tiempo no se pueden resolver y que hay una gestión que no da respuesta a las necesidades de los rosarinos”, dijo el jefe de gabinete del ministerio de Trabajo de la Nación, en un video con el tradicional árbol de Navidad ubicado en la rotonda de Pellegrini y Oroño.
Y agregó: “Yo asumo el compromiso una vez más de redoblar los esfuerzos, de trabajar en conjunto para volver a tener lo más rápidamente posible la Rosario que soñamos, la Rosario que queremos, la Rosario que nos merecemos”.
A Sukerman y Monteverde podrían sumarse, según cómo evolucionen la situación del país y la provincia, las negociaciones políticas y las fichas que logre reunir cada uno, el senador nacional Marcelo Lewandowski o el massista y ex concejal Diego Giuliano, que ascendió a comienzos de diciembre de secretario a ministro de Transporte de la Nación.
“Sacando al gobernador, hoy los principales dirigentes políticos del peronismo de la provincia son rosarinos. Eso nos abre una expectativa enorme para recuperar la ciudad”, dijo el titular de la departamental Rosario del PJ y presidente del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados de la Nación, Germán Martínez.
Se trata de un objetivo que el peronismo rosarino viene persiguiendo desde hace cincuenta años. Desde 1983 a esta parte, la ciudad estuvo gobernada siempre por distintas expresiones del no peronismo.
Primero fue el turno de la UCR, con Horacio Usandizaga. Luego vino el largo ciclo socialista, con Héctor Cavallero, Hermes Binner, Miguel Lifschitz y Mónica Fein. Y hace tres años tomó la posta Pablo Javkin con su partido Creo.
Entre quienes abonan al frente de frentes se muestran alertas ante la posibilidad inquietante de perder Rosario. Sobre todo, porque tendría efectos más allá de los límites de la ciudad. “Sería un problema que el peronismo nos tome esa colina”, reconocieron en un campamento radical.