Las distintas tribus del PRO santafesino siguen atentamente la dinámica del triángulo que componen Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Javier Milei, mientras buscan acumular fuerza de cara a la interna del partido en la provincia, que también deberá renovar sus autoridades. Una dinámica que repercute, además, en el oficialismo santafesino.
En plena escalada de Javier Milei con los gobernadores por la distribución de los fondos, la ministra de Seguridad salió a recolectar firmas para bancar al presidente y cruzar a los mandatarios provinciales.
Entre ellos Federico Angelini, subsecretario de Intervención Federal en el ministerio de Seguridad conducido por Bullrich, los diputados nacionales José Núñez y Alejandro Bongiovanni, la diputada provincial Ximena Sola y Cristian Cunha, presidente del partido en la provincia y secretario de Cooperación del gobierno de Santa Fe.
El documento apuntó al cacique de la revuelta federal. Uno propio: el chubutense Ignacio Torres. “El PRO no puede avalar ningún ataque a la propiedad ni dejar sin energía al país, que son caminos por los que no se sale”, cuestionó el comunicado con el logo del PRO, que también envió un tiro por elevación al propio Macri.
Entre 2015 y 2019, señala el texto, “se avanzó demasiado lentamente y con exagerada prudencia, y eso se pagó con una crisis que impidió la continuidad del cambio”.
“En caso de volver a ser gobierno, nos comprometimos durante la campaña a hacerlo con mayor coraje y decisión. Nuestros votantes han compartido esta mirada, apoyando en las Paso esta propuesta y a los dirigentes que mejor la expresaban, y apoyando masivamente, en el ballotage, a Javier Milei y al cambio que encarna para la mayoría de los votantes argentinos”, agrega.
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“El gradualismo no funcionó, hay que dar un sacudón al statu quo”, dice uno de los dirigentes que estampó su nombre en el documento, que hace equilibrio entre Macri y Bullrich y que “banca el horizonte, pero no las formas” de Milei.
Por el contrario, los diputados Gabriel Chumpitaz y Verónica Razzini no prestaron su nombre para la movida de la todavía presidenta del PRO, una de las más interesadas en sellar la alianza entre violetas y amarillos.
“No estamos dispuestos a entrar en internas a nivel nacional. Mauricio puede ser un ordenador natural del partido y Patricia también está en su derecho de disputar. Nos encolumnamos en la defensa de los santafesinos y el gobierno de Maxi Pullaro”, indica Chumpitaz.
El ex diputado provincial se muestra crítico del ajuste de amplio espectro que lleva adelante Milei. “Hay que dejar la motosierra y agarrar el bisturí, hay que hacer un trabajo quirúrgico”, plantea.
En ninguno de los campamentos del PRO imaginan una fusión que disuelva al partido en LLA o en una nueva fuerza. Algunos piensan en un esquema similar al del primer Cambiemos. O en un acompañamiento parlamentario con refuerzos en las segundas y terceras líneas del Ejecutivo.
Este miércoles hubo una señal de deshielo entre Milei y Macri. El primer mandatario almorzó con Cristian Ritondo, a quien el ex jefe de gobierno porteño quería en la presidencia de la Cámara de Diputados, en el marco de un acuerdo integral.
“Se va a reconstruir”, dice un dirigente del PRO que habla con todos y que descarta un divorcio entre Macri y Bullrich.
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Mientras el ex presidente de Boca se encamina a conducir formalmente el partido que fundó hace más de veinte años, en Santa Fe los distintos espacios internos se miden y hacen su juego.
En la provincia aparecen al menos tres grupos con intenciones de tallar en la definición de las autoridades partidarias. Las listas se presentarán en agosto. Para entonces, ya estará definida la conducción nacional.
El primer espacio es el del tándem Angelini-Cunha, que aparece desafiado internamente después de una serie de derrotas electorales.
El segundo es el de la vicegobernadora Gisela Scaglia, que, según cuentan desde su entorno, se trajo de Buenos Aires el compromiso de Macri de mantenerse prescindente en la interna santafesina y que busca imantar apoyos con la presidencia del Senado y el protagonismo que le da el gobernador.
El tercero es el de Chumpitaz, otro que apostó temprano por el proyecto Pullaro gobernador y banca la línea dura del gobierno contra los bloqueos en Sancor. “Tenemos el grupo más amplio”, asegura.
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El sector de la concejala rosarina Anita Martínez, que jugó en la interna con Angelini y Carolina Losada, por el momento aparece más diluido.
Por lo bajo, en algunos campamentos del PRO señalan que la cercanía de Scaglia con Horacio Rodríguez Larreta, que parece estar con un pie afuera y otro adentro del partido, es un impedimento para conducirlo. “Una larretista no puede conducir el PRO. Además, Mauricio no lo va a permitir”, coinciden.
Además, los reacomodamientos del sistema político también generan ruidos en Unidos para Cambiar Santa Fe.
"Que casualidad que el narcotráfico se instaló en Rosario cuando estaba el socialismo en la ciudad y el kirchnerismo en el gobierno nacional", disparó Angelini este miércoles en Radio EME de Santa Fe.
Al rato, salió en Radio Dos y le reclamó al gobierno provincial “una reestructuración muy profunda de la policía santafesina”. “Hay que tomar una decisión, actuar caiga quien caiga”, planteó.
El PRO es socio fundador de la coalición que conduce el radicalismo, y en la que el socialismo tiene un peso importante, y tiene funcionarios en el gabinete, que quedan en un lugar al menos incómodo. “La verdad es que no sé qué quieren hacer”, se lamentó, desconcertado, un integrante de la mesa chica de Unidos.