La ruidosa caída en las elecciones primarias dejó al descubierto las profundas diferencias existentes en el oficialismo, cuya consigna madre, “la unidad en la diversidad”, devino en un frágil dique.
Por Javier Felcaro
La ruidosa caída en las elecciones primarias dejó al descubierto las profundas diferencias existentes en el oficialismo, cuya consigna madre, “la unidad en la diversidad”, devino en un frágil dique.
Tras las Paso aumentaron las presiones de parte del kirchnerismo para que el presidente Alberto Fernández modificara su gabinete. Las miradas se centraron en el jefe de ministros, Santiago Cafiero, y el titular del Palacio de Hacienda, Martín Guzmán. El mismo sector también buscó acelerar medidas económicas acordes al mensaje proveniente de las urnas.
En el entorno del jefe del Estado insistieron en conservar el equipo al menos hasta las generales de noviembre. Actuar en sentido contrario, consideraron, implicaría emitir señales de debilidad.
Casi un año atrás, la vicepresidenta Cristina Kirchner había reclamado públicamente cambios en el staff (“funcionarios que no funcionan”). Y en esa clave parece inscribirse la ola de dimisiones de funcionarios que responden a CFK.
Renuncias que se dieron antes del inminente anuncio del gobierno de medidas económicas para asistir a diversos sectores y recomponer la situación de trabajadores y jubilados. Y que salieron a la luz (aunque sólo dos de ellas ingresaron al sistema administrativo interno) luego de que Fernández respaldara a Guzmán.
Tampoco es menor que el resultado de las Paso activara los sensores del Senado nacional, base de CFK y cuerpo donde el Frente de Todos (FdT) podría perder cuotas de poder.
La crisis que sacude al oficialismo golpea también el equilibrio interno que lo acompañó en la previa a las primarias. Y siembra de dudas el trayecto por recorrer hasta las generales del 14 de noviembre próximo.
“Sobre que no tenemos quilombos, sumar esto es riesgoso”, deslizó a La Capital un conocedor de los pliegues del PJ, asombrado por la escalada de la crisis interna y, al mismo tiempo, preocupado por el telón de fondo: millones de argentinos todavía inmersos en la pandemia de coronavirus y jaqueados por una crisis económica (con detonantes heredados y recientes).
El primer mandatario, en tanto, buscó blindaje en los leales. Y anoche se retiró de la Casa Rosada en helicóptero, rumbo a la Quinta de Olivos, sin anuncios. Hay final abierto.