La Cámara de Senadores ofreció este miércoles una muestra cabal sobre cómo funcionan los intereses y el poder. La novedad fue un cambio de manos de la mayoría, que pasó de estar con epicentro en el peronismo, o levemente empatada según los momentos, a un vuelco sorpresivo a favor de una fuerza política, LLA, que cuenta con sólo siete senadores de un total de 72 miembros. Una mayoría de 39 senadores, desde el núcleo de los siete libertarios, impuso en la sesión del último miércoles las condiciones sobre los 33 del peronismo.
Aunque con un detalle decisivo, es la fuerza del presidente. El peronismo, que había tenido una elección relativamente buena en octubre y había conseguido ganar varias provincias en contraste con la muy floja elección de la Paso, sin embargo, no pudo evitar, con la caída en el balotaje, que el nuevo binomio presidencial le comiera media docena de jugadores que hasta el 19 de noviembre parecían firmes juntos a UxP.
Edgardo Kueider, del peronismo entrerriano, y Carlos Camau Espínola, de Corrientes, ingresados al Senado con votos peronistas (2019 y 2021), por caso, luego de algunas fintas durante el 2023 se mostraron cercanos a sus lugares de origen sobre el último trimestre del año hasta que llegó el balotaje. En ese punto, el rol decisivo de Juan Schiaretti, su acuerdo político con Mauricio Macri y luego extensivo a Javier Milei, el aluvión de votos mileístas en Córdoba y el rol de articulación de la senadora Alejandra Vigo (esposa de Schiaretti), hicieron que en los últimos días los senadores mesopotámicos firmaran el libro de pases: ahora forman parte del esquema de mayoría del oficialismo en el Senado referenciados en Victoria Villarruel, la ascendente vice que reivindica el accionar represivo de la dictadura del 76 y niega el número de 30 mil desparecidos.
Bajo la sigla “Innovación federal”, el llamado cordobesismo armó un bloque en el Senado, sumó al entrerriano y al correntino, se asoció directamente al diseño de poder de la Casa Rosada, y obtuvo la vice presidencia segunda de la Cámara en manos de Vigo. También en ese espacio concurren Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, ambos de Misiones, del partido de la Concordia Social, que como un partido de gobierno, antes se respaldaba en el oficialismo peronista, y ahora lo hace en el nuevo oficialismo, aunque su programa de gobierno sea antagónico con el anterior.
Otro caso de giro notable, post elecciones balotaje, se verificó con la senadora Mónica Silva, que reemplaza al ahora gobernador Alberto Weretilneck de Río Negro. Los acuerdos políticos entre el entonces senador y el gobierno que se fue el 10 de diciembre, fluyeron por años. Incluso el peronismo acompañó en buena medida la elección provincial que lo consagró a Weretilneck; pero su reemplazante (de su riñón político) no dudó integrarse a la nueva mayoría del Senado que desplazó al peronismo de lugares relevantes, en especial en las comisiones de trabajo legislativo.
Otra vez, el que tiene la llave de la caja en la Rosada, influye y orienta la conducta política de los gobernadores, y la de sus dependientes en el Senado.
Desde la provincia de Santa Cruz también llegó la novedad del “salto” político al oficialismo. José María Carambia y Natalia Gadano, que ganaron la elección provincial a senadores nacionales con la lista “Por Santa Cruz”, presuntamente equidistando de las dos fuerzas principales que eran el peronismo y JxC, también en las últimas horas se sumaron al “todos contra uno”(el peronismo), con que el oficialismo consiguió 39 voluntades, y desde ahí seguramente manejar con facilidad numérica la producción y aprobación de dictámenes en las comisiones, que serán muy necesarios para el oficialismo.
Aunque nada está dicho sobre la conducta que tomen todas estas fracciones provinciales ahora aliadas a la LLA, una vez que empiece a rodar la pelota con los proyectos de reformas que el oficialismo haga circular por el Congreso, lo cierto es que la nueva conducción del Senado se aseguró un inicio con mayorías. Donde convergen, desde ya, todas las versiones de la UCR y el PRO. Una alianza tan múltiple, diversa, de muchos bloques pequeños, pondrá en tensión su propia supervivencia, de cara al éxito o el fracaso que tenga el nuevo gobierno en la consideración popular, de los muros del Palacio, hacia afuera.
Otro hecho que no pasó desapercibido el último miércoles, fueron las ausencias de cuatro senadores de UxP. Tres de Santiago del Estero, y uno de Tucumán. Se sabe, los santiagueños comandados por Gerardo Zamora, antiguos aliados del peronismo kirchnerista, también son sensibles a los posibles acuerdos – en especial económicos- con la nueva administración central. Nadie se anima a pronosticar el futuro en materia de posibles nuevos saltos de enclaves provinciales, que buscan, antes que ninguna otra cosa, garantizar las mejores condiciones materiales para sus territorios, y las instituciones que los habitan.
Finalmente, otro dato relevante que dejó cuestionada “preparatoria” del pasado miércoles, fue la decisión del oficialismo que resolvió una interna (de LLA) en favor del senador puntano Bartolomé Esteban Abdala, que fue ungido presidente provisional, el segundo en la línea sucesoria presidencial, detrás de la vice presidenta. Allí pujó hasta el final el formoseño, también de LLA, Francisco Manuel Paoltroni. Pero al formoseño no lo quería ni el peronismo ni el radicalismo (derrotado) de Formosa. Villarruel le bajó el pulgar, y lo coordinó con el presidente, que terminó por aceptar que su elegido formoseño podía traer más problemas que soluciones.
Y entonces fue elegido Abdala. Con todo, Paoltroni habló en recinto la sesión del miércoles, y dejó palabras inquietantes, no está claro si el paso al costado lo asumió con naturalidad o es germen de un conflicto futuro. “Vengo del autoritarismo, y lo padezco junto a todo el pueblo de Formosa, voy a votar de aquí en adelante fiel a mis principios”, se expresó el formoseño herido en su primera aparición pública. Y concluyó, “como decía el presidente no somos manada, y el que las hace, las paga”