“Estoy esperando que empiece el cambio, pero no lo veo por ningún lado”, chicanea el
jefe del bloque de diputados nacionales kirchneristas, Agustín Rossi, cuando se le pregunta sobre
el flamante gobierno de Hermes Binner en la provincia de Santa Fe. En medio de las arenas de Mar de
las Pampas, Rossi sube la apuesta, y ahora parece que va en serio: “No veo un plan para
modificar los temas más graves de la provincia, los cordones de pobreza de Rosario y Santa Fe, la
criminalidad en Santa Fe”, fustigó.
Justo hace dos años, Rossi obtuvo el cargo de jefe del bloque
oficialista, que en diciembre renovó por dos años más. Entonces fue sorpresa y no estuvo exento de
duras presiones, sobre todo de parte del peronismo bonaerense. Aun con su estilo áspero, poco
afable, y algo refractario, Rossi pasó la prueba. Ahora, protegido por el bosque encantado al sur
de Villa Gesell, la vida familiar y la lectura de “En torno a lo político” de Chantal
Mouffe, Rossi se prepara para el segundo período, y que lo encontrará algo más
“flexible”, según su propia definición.
—¿Cómo evalúa la gestión que empezó Hermes Binner?
—Estoy esperando que empiece el cambio, pero no lo veo por ningún
lado... No veo un plan para modificar los temas más graves de la provincia, los cordones de
pobreza, la criminalidad en Santa Fe.
—Sin embargo, Binner jugó en temas importantes como el lácteo, y
también impulsa la reforma política.
—En el tema de la leche, OK, jugó bien. Pero en cuanto al proyecto
de reforma constitucional creo que Hermes ya está pensando en la reelección, y en la unicameralidad
para concentrar poder político.
—¿A usted le parece que La legislatura de la provincia no amerita
ningún cambio?
—En el Senado están representados los territorios que de otro modo
no tendrían peso político, y sucumbirían ante el poder las grandes ciudades.
—Pero el Senado no se ha destacado por ser un ejemplo de la
democracia moderna.
—Esa es una visión desde Rosario, o Santa Fe. En los pequeños
pueblos de nuestra provincia, el senador del departamento juega un rol muy importante para defender
los intereses del lugar.
—En cuanto al Congreso de la Nación, con el oficialismo imponiendo
los proyectos del Ejecutivo, ¿no puede ser visto como un ámbito donde viene “todo resuelto de
arriba”?
—Nosotros somos oficialistas. Quienes nos critican deben entender
que nuestra función es llevar adelante las leyes que le interesan a nuestro gobierno. Para eso nos
votaron, y por eso contamos con 130 diputados propios, más los aliados.
—En la última sesión del año, planteó sobre tablas un proyecto de
creación de una empresa para el reordenamiento de los ferrocarriles, pero algunos aliados como los
radicales K y otros, no lo acompañaron y la votación fracasó, ¿eso plantea un futuro incierto en la
relación con algunos aliados?
—De ninguna manera. La relación hacia delante con los aliados será
buena, de trabajo en conjunto. Lo de la última sesión fue una situación puntual que no dañó en nada
a las relaciones políticas. Sucedió que algunos diputados se enteraron muy sobre la hora del
proyecto, no lo conocían porque aplicamos la táctica de no plantearlo en Labor Parlamentaria para
que no se cayera todo por falta de quórum.
—Pero el radical K Daniel Katz lo conocía, tuvo sus reservas, y se
abstuvo.
—Es cierto. Lo que pasa es que no podemos discutir la legitimidad
de determinados proyectos porque están ligados a tal o cual área del gobierno. El gobierno es un
conjunto, un sistema de decisiones, y no se puede votar, siendo oficialista, los proyectos que
vienen desde tengo simpatía y abstenerme en otros por falta de simpatía.
—Tal vez a la opinión publica no les parezca mal que sus aliados
lo acompañen en algunas cosas, y en otras no.
—Eso queda para otra discusión, yo me remito a un tema de lógica
parlamentaria. Si un diputado ingresó a la Cámara con la boleta electoral del Frente para la
Victoria, yo entiendo que no debería dejar de acompañar, en ningún caso, una propuesta del
Ejecutivo.
—¿Cómo imagina la evolución de los bloques de la UCR, Coalición
Cívica, el ARI Auténtico y el socialismo?
—El radicalismo y Elisa Carrió tienden a converger. Y por otro
lado está el espacio del ARI Auténtico y otros bloques menores. El socialismo habrá que ver cómo
evoluciona.
—¿Cómo evalúa el asesinato de Héctor Febres?
—En la Argentina quedan bolsones de impunidad que tenemos que ir
desarmando. Este gobierno tomó como nadie la causa de los derechos humanos. Es el rasgo ideológico
y de principios más claro.
—Los organismos nunca estuvieron tan cerca de un gobierno.
—Es verdad, y también es cierto que nadie de los organismos se
hubiera animado ni a pedir lo que Néstor Kirchner hizo.