Leonardo Ponce sabía que en la calle había que andar con cautela, siempre con los ojos bien abiertos y con una pistola a mano que lo cuidara de todo mal. Esa fórmula le dio resultado hasta la noche del lunes pasado cuando lo ejecutaron a sangre fría en una casa del barrio Fontanarrosa, la ex Zona Cero. Los vecinos dijeron que un grupo de personas lo fue a buscar para matarlo y así lo hicieron, a puntazos y con disparos. Su pareja y madre de su hija contó que lo llamaron a su celular para que saliera a la vereda y allí lo ejecutaron. En la calle, sobre todo en la zona de los monoblocks de Mendoza y Donado o el barrio Supercemento donde había crecido, quedó instalada la idea de que se abrió un nuevo tiempo donde "los cabos sueltos están siendo ajustados", como explicaron distintos hombres que conocen el mundo hampa de la zona.
Leonardo Nicolás Ponce tenía 34 años y había salido en octubre de la cárcel tras pagar una condena a 5 años y medio de prisión que había acordado en un proceso abreviado por robos en banda. Tuvo distintos pasos por las crónicas policiales de este diario. Uno de ellos fue el 13 de julio de 2017, cuando firmó el abreviado y se comprometió ante la jueza Marcela Canavesio a pagar una reparación económica de 70 mil pesos en 10 cuotas mensuales a una familia de Acebal víctima de una entradera; y la donación al Ministerio de Educación santafesino de tres celulares que le habían secuestrado. Además se comprometió a terminar la escuela secundaria durante su prisión.
Siempre en el palo
En los monoblocks del Fonavi de Mendoza y Donado y en el barrio Supercemento, donde supo transitar, se lo recordó como un personaje que creció a la sombra del asesinado empresario y sindicado narco Luis Medina, como un hombre polifuncional que no pudo separarse del instinto de ser un ladrón en banda. "El creció con Luis Medina. Cuando lo ejecutan a Medina, «Leo» siguió en ese palo y creció mucho. Pero siempre le tiró ser choro pesado y por eso lo condenaron. Tenía perfil bajo pero si te la tenía que poner, no le importaba nada. Acá se recuerda mucho cuando se agarraba a tiros con «Tarugo» o «El bocón». No tenía drama. Agarraba el fierro y se cagaba a tiros. Con el tiempo con «Tarugo» terminó teniendo una especie de sociedad, llamalo así, y «El bocón» se mudo del barrio", explicó un conocedor del oeste rosarino.
Ponce también fue mencionado por investigadores que trabajaron el homicidio de Luis Medina y su novia, Justina Pérez Castelli, ocurrido en el acceso Sur y Ayolas el 29 de diciembre de 2013 (ver aparte). Los pesquisas vinculaban en una de las hipótesis del asesinato a Ponce con Darío "Oreja" Fernández, primo del asesinado Emanuel "Ema Pimpi" Sandoval y sindicado como uno de los sicarios más leales de Esteban Lindor Alvarado. "Oreja" fue torturado y asesinado. Su cuerpo fue encontrado el 2 de diciembre de 2015 en la cabecera de la autopista a Santa Fe con un balazo en el parietal izquierdo.
Mortajas y prontuarios
Repasar la vida de "Leo" Ponce es transitar por un sendero plagado de mortajas, prontuarios y por hombres privados de la libertad. Otra historia de pibes que supieron disparar como hampones y murieron acribillados por sicarios. "Leo" se hizo en la zona de Gustavo Cochet y Donado. Un complejo habitacional que desentona con otros Fonavi de la ciudad por estar en mejores condiciones que la media y que está separado por una calle del Fonavi de Mendoza y Donado.
Mientras Ponce crecía a la sombra de Luis Medina comenzaron sus enfrentamientos con "Tarugo", como se conocía a Brian Walter Barjollo, quien vivía de Mendoza al sur, sobre la colectora de Circunvalación, en 25 de Mayo al 1300. Allí fue ejecutado con 17 balazos la noche del miércoles 9 de agosto de 2017. "Tarugo" había salido de prisión dos meses antes tras purgar una condena de tres años y medio acordada en un juicio abreviado como autor de dos entraderas, una de ellas en San José de la Esquina.
"La mamá de «Tarugo» es la pareja de «Cacho», el que era jefe de la barra brava de Newell's", comentó un vecino. Se refería a Oscar "Cacho" Lucero, jefe de la barra leprosa hasta que en 2002 irrumpió en la tribuna Roberto "Pimpi" Caminos. "Primero con «Leo» Ponce se cagaban a tiros. Después hicieron una sociedad y «Leo» terminó siendo pareja de la hermana de «Tarugo»", comentó otro entrevistado. "Tambien pateaba con Javier Muñoz, que está preso", agregó.
"Con Diego «El bocón» T., citado como uno de los que asistió a «Pimpi» Caminos cuando fue herido de muerte el 19 de marzo de 2010, también se vivían agarrando. En la calle se decía que a «Tarugo» y a «Leo» se las tenía jurada un tal «Mono» Cañete (condenado a 19 años de prisión en 2018 por una serie de robos, entre ellos a bancos en Empalme Graneros, Pérez y Roldán). Parece que «Leo» se quedó con algo que no debía y se la juraron", explicó otro datero barrial.
Multifunción
"«Leo» estuvo en todas. Fue pata de plomo y chofer de Medina, vendía falopa y metía choreos grosos fuera de la ciudad, en los tiempos en que tenía muchas broncas se paseaba enchalecado (chaleco antibalas) por los pasillos del Fonavi. Ya no se lo veía por el barrio, aunque todos los sábados era fija que estaba con el Mercedes Benz donde el padre tiene el lavadero, al lado del mural que le hicieron a «Tarugo» con la camiseta de Newell’s”, indicó el informante. El Mercedes Benz en cuestión es un C250 CGI BL que debe 40 mil pesos de patentes.
“Tanto «Tarugo» como «Leo» laburaban con paraguas policial. Y uno sabe como terminan esas cosas. Una vez que dejaste de servirles o te la creíste, te descartan. Funciona así. ¿O vos te crees que el cambio de figuritas es sólo de políticos o de jefes policiales? Cuando llegan los cambios los cabos sueltos son peligrosos, y «Leo» era un cabo suelto porque conocía mucho del maneje”, dijo un entrevistado.
Dos meses libre
«Leo» cayó preso en 2015 y el 13 de julio de 2017 firmó un juicio abreviado por cuatro entraderas y robos en banda cometidos entre 2014 y 2015. En octubre pasado salió de la prisión y se fue a vivir junto a su pareja en la ex Zona Cero. “Cuando salió andaba con un perfil muy bajo. Pero a los 15 días andaba en un Mercedes Benz hermoso. Subía estados (a redes sociales) tomando Chandon con Speed en el Mercedes. Era su vida en la calle y se dice de su muerte que fue un vuelto por falopa porque pisó territorio que no debía. Viste como es, mientras estás preso pensás que la calle no cambia, pero todo cambia. Otra es que puede ser un vuelto por el asesinato de «Tarugo». Andá a saber”, recopiló otro entrevistado.
Y así llegó al 2020. El 1º de enero posteó una foto en la que se lo veía relajado, delante del Mercedes Benz con cuatro champán y energizantes. Sus vecinos contaron que sabían “que armaba” (cigarrillos de marihuana o bolsitas de cocaína) pero no tenían la real dimensión de quién era “Leo” Ponce. A excepción del Mercedes Benz que delataba que tenía una vida holgada.
Los residentes dicen que el sábado 4 lo fueron a matar pero que no lo hicieron porque había niños en la pileta de la casa. El lunes lo atacaron cuando estaba a punto de comer un asado familiar. “Estas muertes traen mucho puterío y se dice mucho. El tema es si lo fueron a matar o si lo entregaron. Por ahí pasa la cosa. Hay sangre y vainas adentro de la casa y en la vereda. Lo mataron con puñaladas y balazos. No se tenía que levantar más”, aportó otro datero.
La causa quedó en manos de la fiscal Marisol Fabbro. En la escena se levantaron vainas calibre 9 milímetros y 45. Los vecinos dicen que el amigo de Ponce repelió la agresión, hirió a uno de los atacantes y levantó y guardó las vainas de su arma. La fiscal ordenó el secuestro del celular de Ponce y su Mercedes Benz C250 CGI BL. La investigación sigue en proceso.
Por Mariano D'Arrigo