Al filo de la medianoche del viernes 14 de octubre de 2011 Elías Bravo, un pibe de 17 años y autoproclamado “choro”, fue ejecutado de 30 balazos en la puerta de un búnker de venta de drogas ubicado a mitad de un pasillo ubicado en French entre Felipe Moré y las vías del ex ferrocarril Belgrano. En perspectiva, ese crimen fue un adelanto de la tormenta de bestialidad y violencia que caería en esa zona limítrofe entre los barrios Ludueña y Empalme Graneros, dos sectores de la ciudad que hoy tienen patrullaje de Gendarmería Nacional. Doce años después, la zona puesta bajo la lupa sigue siendo un territorio en guerra en el que la muerte es algo que puede surgir cuando se hace mandados o se barre la vereda. Eso fue lo que pasó el martes a las 8 de la mañana cuando Lidia Esther G., de 58 años, recibió dos balazos en la pierna derecha mientras hacia un mandado frente al pasillo donde mataron a Elías Bravo. A su lado, el tiratiros que la atacó, dejó un mensaje cuyo contenido no fue develado por los fiscales.
“Es horrible pero no se puede vivir más en el barrio. No se cual es el problema que tendrán las bandas para andar cagándose a balazos todo el tiempo, pero en cualquier momento del día podes quedar en medio de una balacera. Hace unos años era sólo de noche, pero ahora es en cualquier momento. A esta mujer (Lidia G.) la atacaron a las 8 de la mañana de un martes. Querés algo más claro que eso”, comentó una vecina de la zona. Y para tirar sobre la mesa elementos con el fin de entender de que se habla, en los 300 metros de Felipe Moré entre French y Gorriti se registraron, desde septiembre de 2020, nueve asesinatos.
Y en la cuadra de Felipe Moré al 600 bis, sólo entre el 20 de abril y el 16 de mayo de 2022 fueron asesinados tres muchachos. Joel Bulnette, de 31 años y hombre de confianza de Francisco “Fran” Riquelme, quien responde a una de las franquicias de Esteban Alvarado, fue emboscado el 20 de abril del año pasado por una camioneta desde la cual lo acribillaron. Un día más tarde, al caer la noche del 21 de abril, fue asesinado David Paredes, de 40 años y ajeno a la disputa entre bandas. Había llegado hasta una casa de la cuadra para buscar a su hija que fue a un cumpleaños cuando quedó en medio de una balacera entre los ocupantes de vehículos en movimiento. En circunstancias similares, el 16 de mayo fue asesinado Mauro Feliciano Fleitas, de 28 años, baleado desde una camioneta cuando salía de la casa de un pariente.
Tras la muerte de Ángel
El ataque contra Lidia G. ocurrió cuatro días después del asesinato del cartonero Juan Ángel Alegre, de 57 años, ocurrido el pasado viernes a la tarde en Esquiú entre Felipe Moré y las vías, en inmediaciones del punto de venta de drogas de un tal “Guchi” o “Buchi”, en pasaje Franco al 2100. El hombre fue corrido por un soldadito que lo asesinó en el pasillo y a su lado dejó un cartel amenazante contra el búnker. En el pasillo en cuestión, desde mayo de 2021 fueron asesinados cuatro hombres.
Volviendo al caso de Lidia G., alrededor de las 8 de la mañana estaba en la vereda de su casa ubicada por Felipe Moré a metros de French. Algunos vecinos aseguraron que estaba por cruzar a hacer una compra a un quiosco pero otros residentes indicaron que barría la vereda de su casa. Fue entonces que entró en escena una moto de 110 centímetros cúbicos con caja de cadetería. Se escucharon al menos dos disparos y antes de irse, el tiratiros arrojó al lado de la mujer un papel con un mensaje que fue levantado por un vecino que se acercó a socorrer a la víctima, quien fue alcanzada por disparos en el pie y la rodilla derecha.
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Lidia recibió balazos en el pie y rodilla derecha.
“Escuchamos dos disparos. En principio pensamos que había sido para el marido, que a esa hora siempre sale a trabajar. Pero no, habían sido para la mujer. Un vecino la asistió y la llevó al hospital Alberdi. Fue muy angustiante porque todo pasó en el horario en el que salen los chicos hacia las escuelas. El barrio está muy consternado porque venimos de que no haya clases en dos escuelas de la zona porque fueron baleadas: la José Mármol y la Ziperovich”, indicó una vecina. “Escuché dos disparos y una moto que se dio a la fuga. Ví que dejaron una nota. Es una señora que todas las mañanas sale a barrer la vereda”, contó una vecina.
“Este barrio es tierra de nadie. El Viernes Santo mataron a un hombre que cartoneaba para vivir. En los últimos tres años por Felipe Moré hubo varios asesinatos. Ya no nos sorprende a qué hora son las balaceras. Hace unos años todo pasaba de noche. Pero ahora es a cualquier hora. En cualquier momento. Lidia salió a hacer los mandados y le dispararon. Salir a hacer mandados es una lotería. No se si se entiende. Acá estas cosas pasan todo el tiempo”, explicó otra mujer. Incluso, varios vecinos aseguraron que Lidia no la ligó de rebote sino que fue el blanco del ataque.
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“Una dotación de gendarmes había pasado por la equina de French y Felipe Moré cinco minutos antes. Una vez que doblaron en la otra esquina apareció la moto y los disparos. No es que los gendarmes no andan, pero con eso no alcanza”, comentó otro vecino. El hecho fue tomado por la Unidad Fiscal de Flagrancia.
Guerra y vallas
La guerra por el control del narcomenudeo entre soldados de “Fran” Riquelme por un lado y las de Andrés “Andy” Benítez y Julián Aguirre (quienes responden a una franquicia de Los Monos) por el otro, mantiene en vilo a Ludueña desde fines de 2021 cuando los encontronazos comenzaron a regar de sangre las calles de la barriada. El bestial asesinato de Cristian Leonel “Larva” Fernández, acribillado hace un año la tarde del Jueves Santo (14 de abril de 2022) mientras reparaba su camioneta en Gorriti y Campbell, operó a manera de coche bomba sobre la barriada. Un año después a nadie asombra que al menos tres escuelas de la zona hayan sufrido aprietes o balaceras: la primaria Nº 1319 José Ortolani, ubicada en Génova y Cullen el 30 de marzo; la escuela Nº 84 José Mármol, de Larrea al 300 bis; y el Complejo Rosita Ziperovich, de Travesía y Juan B Justo, atacadas el sábado pasado.
Y mientras la política trata de explicarle a los vecinos cómo ejecutan ideas que parecieran no estar funcionando, para redondear el resumen de cómo se vive en las populosas calles de la zona noroeste de Rosario, sus tres comisarías (la 12ª de Solís y Casilda que cubre el barrio Ludueña; la 20ª de Carrasco 5600 que abarca Empalme Graneros; y la sub 24ª de Juan José Paso y Sabín, que tiene injerencia en los barrios Toba noroeste e Industrial) están valladas con fenólicos por temor de posibles atentados que se realizarían según informes elaborados por inteligencia de Prefectura Naval. Fue después que el 26 de enero pasado desconocidos arrojaron una bomba Molotov contra el auto de una empleada policial estacionado frente a la primera de esas comisarías.