Un velo de misterio impide desentrañar por ahora el brutal atentado que sufrió el conductor de un Audi A5 en la madrugada de este viernes. Desde una moto en la que iban dos personas lo acribillaron con nueve balazos desde corta distancia cuando manejaba por Ovidio Lagos y Jorge Cura. El automovilista quedó aturdido por el ataque además de herido con dos de los proyectiles que, no obstante, por azar no le provocaron consecuencias más graves. Nada se sabe oficialmente de los motivos por los cuales fue atacado. Tampoco de la identidad de los agresores.
Walter Matías M. tiene 37 años y un golpe de fortuna que lo dejó atado a la vida. Es de profesión fletero y acaba de sortear una encerrona de cuyas razones dice no tener idea. Del ataque no hay testigos directos por lo que el único testimonio de lo ocurrido es el que proporcionó él mismo en el Heca. Lo que contó es que el jueves estuvo desde las 20 en el sector de parrilleros de Newell's comiendo unos choripanes con amigos.
Pasada la medianoche se retiró en su Audi A5 modelo 2013. Pasó por la entrada al Coloso, tomó Ovidio Lagos hacia el sur y al llegar a Jorge Cura vio venir una moto Honda Tornado blanca y negra con dos individuos. El que iba atrás lo apuntó desde cerca y efectuó nueve disparos. Fue a las 0.50 de este viernes.
Walter sintió una molestia en la espalda pero siguió manejando. La moto desapareció a gran velocidad. El estacionó su auto porque temió que sus agresores reaparecieran y no quería por eso permanecer en el vehículo. Llegó caminando hasta Uruguay donde vio a unos cartoneros sobre un volquete de residuos y les pidió ayuda. Llamaron al 911 que acudió rápidamente al lugar.
El automovilista les contó a los policías que llegaron que lo habían atacado a tiros y que desconocía los motivos porque no tiene pleitos con nadie. Una empleada policial advirtió que tenía sangre en la remera, le pidió levantársela para examinarla y le dijo que tenía al menos un orificio en la espalda. Al escucharla el herido se desvaneció de la impresión. Lo subieron a un patrullero que lo trasladó hasta el Heca.
Los médicos constataron que tenía una herida en el antebrazo y que una bala le había atravesado la zona dorsal izquierda que no requirió cirugía. El tiro en la espalda entró y salió sin tocar ningún órgano vital. Pero por las vainas levantadas y las marcas en el auto los investigadores supieron que los atacantes dispararon nueve veces.
Nueve tiros contra un automovilista está lejos de parecer un incidente común. Por eso, más allá de las lesiones leves que sufrió, el trámite lo tomó la Unidad Fiscal de Homicidios, a cargo de Patricio Saldutti que estaba de turno.
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La investigación preliminar indica que la víctima tiene un solo antecedente penal por la tenencia irregular de un arma por lo que nunca estuvo detenido ya que probó tener arraigo domiciliario y trabajo estable. Walter M. vive en la zona de Pueyrredón al 4000, es decir, cerca de donde sus agresores lo cruzaron.
Se mostró muy desconcertado por el ataque e insistió con firmeza en que no tiene disputas con nadie. No tuvo ninguna actitud reticente frente a los investigadores, que le exigieron la entrega del celular, lo que proporcionó junto con el patrón de desbloqueo del teléfono.
La mecánica del ataque deja claro que la intención de los agresores fue acribillar el vehículo. No hubo intención de robo. Desde la Fiscalía Regional Rosario pidieron el registro de todas las cámaras que existen en el recorrido que hizo Walter.
Se verificó que existen cámaras públicas municipales, del Club Atlético Newell's Old Boys, de unos comercios sobre Ovidio Lagos. Lo que buscan saber es si pudo haber alguien más en el vehículo. Lo extraño es la ferocidad del ataque que no se corresponde con un resultado en extremo cruento. El automovilista dijo que estaba solo. En el asiento del acompañante y en el resto del auto no había manchas de sangre.