Dos jóvenes fueron asesinados en Rosario ayer a la madrugada en distintos incidentes. Los supuestos responsables de los crímenes fueron individualizados y ambos detenidos.
Dos jóvenes fueron asesinados en Rosario ayer a la madrugada en distintos incidentes. Los supuestos responsables de los crímenes fueron individualizados y ambos detenidos.
El primero de los episodios ocurrió en barrio Ludueña Sur. La cosa empezó con una discusión y siguió a puño limpio. Jonatan Mauricio Medina y Mauro Lamayer estaban trenzados sin darse tregua hasta que el primero hundió un cuchillo en el corazón de su rival. Mauro, de 21 años, tambaleó unos cien metros y se derrumbó en la puerta de su casa, donde su padre, desesperado, lo llevó al hospital. Murió en el camino. Poco después el otro joven se entregó a la policía.
El muchacho asesinado, Mauro Lamayer, de 21 años, tenía prontuario por robo a mano armada. A las 2.40 de ayer se enfrentó a trompadas con el otro joven, enfurecido porque su contendiente había golpeado al hijo de su pareja, Matías L., de 16 años.
En la pelea Mauro fue apuñalado en el pecho. A duras penas, caminó hasta caer sobre el pavimento a pocos metros de su casa de Navarro al 5400. Allí primero lo socorrió el padre. quien pidió a un vecino que lo llevara a un hospital. Al muchacho lo subieron a una vieja camioneta Peugeot 504 y, cuando llegaron al cruce de Eva Perón y Liniers, se cruzaron con una ambulancia del Sies. "Señor, por favor ayúdenos", le rogó el padre del muchacho al médico municipal.
Cuando lo revisaron Lamayer ya estaba muerto. El otro joven, según fuentes policiales, volvió a su casa de Liniers y las vías y le contó a la madre, Gabriela Medina, lo que acababa de hacer.
A las 7.30 sonó el teléfono en la comisaría 12ª. Quien se contactó era esta mujer para anunciar que su hijo no se opondría a ser detenido. Entonces, una comitiva de la seccional 12ª acudió a la casa de Jonatan Medina y lo detuvo. Hoy será indagado por la jueza Raquel Cosgaya.
Un escopetazo. "Soy el Chuqui de Empalme y me la aguanto", le oyeron gritar a un individuo ayer a la madrugada, mientras encañonaba con una escopeta de caño recortado a tres muchachos en una precaria vivienda de Garzón al 1600 bis. Intimidado por la amenaza, uno de los ocupantes del rancho escapó corriendo, pero un escopetazo le atravesó el pecho. Se llamaba Carlos Ezequiel Cardozo, tenía 23 años y murió un rato después en el hospital Alberdi.
La versión oficial sostuvo que, cerca de las 4 de ayer, Cardozo estaba con dos amigos, Cristian Alejandro Ocampo, de 19 años, y Darío Oscar Cardozo, en una casa de Garzón al 1600 bis, a pocos metros del arroyo Ludueña. En ese momento, cuatro hombres irrrumpieron. Dos de ellos armados con escopetas.,
"Soy el Chuqui de Empalme y me la aguanto. Y nadie me va a venir a buscar", alardeó uno de los recién llegados mientras apuntaban a las cabezas de los dueños de casa.
Los tres muchachos estaban dominados pero Carlos decidió escapar. Salió disparado y un instante después una perdigonada lo fulminó. El grupo agresor huyó después de eso. Pese a estar malherido, Carlos se incorporó y caminó maltrecho sin que sus dos amigos notaran hacía dónde se dirigía.
Presumieron que había ido a su casa en Calvo al 1200 bis, pero allí no lo encontraron. Un rato después, lo ubicaron en Garzón y el puente que cruza el arroyo Ludueña. Ya agonizaba cuando un hermano lo llevó al hospital Alberdi. El tiro había atravesado el brazo derecho y perforado el pecho.
Tras el suceso, los efectivos de la comisaría 20ª individualizaron al agresor y lo detuvieron en una casa de Garzón al 1500 bis. Fue identificado como Sergio Gustavo Riquelme, de 31 años. En el cuerpo, según una fuente policial, tiene un rasgo inconfundible: dos tatuajes en forma de V "similares a la camiseta de Vélez Sarsfield.
Por Gonzalo Santamaría
Por Mariano D'Arrigo