María Isabel Ruglio era una docente jubilada de 73 años que vivió toda su vida en Uriburu al 500, en el barrio conocido como La Bajada. Su paradero no se conocía desde los primeros días de febrero, pero un llamado telefónico inesperado recibido en la Fiscalía de Homicidios el mediodía del miércoles permitió saber que se trataba de la mujer cuyo cuerpo desmembrado en siete partes había sido encontrado en el arroyo Saladillo entre los días 10 y 12 del mes pasado. Fue una familiar de la mujer la que se contactó desde la ciudad Santa Fe a la sede fiscal contando sus temores de que el cadáver que permanecía como NN fuera el de María Isabel. Por el atroz episodio, una pareja que convivía con la víctima fue detenida la noche del mismo miércoles y hoy será imputada por el asesinato. En principio, el fiscal Adrián Spelta calificaría el homicidio como criminis causa, que preve una pena en expectativa de prisión perpetua. En cuanto al móvil del asesinato, el investigador supone que los sospechosos querían quedarse con la propiedad de la jubilada.
La aparición del cuerpo desmembrado de una mujer en aguas el arroyo Saladillo conmocionó a la sociedad la primera semana de febrero. Todo empezó a conocerse cuando pescadores habituales del lugar sacaron del agua, a la altura del Parque Regional Sur, el brazo de una persona. Tras dar aviso a las autoridades, agentes de Prefectura y la policía iniciaron un rastrillaje que en 72 horas permitió completar un puzzle macabro de un cadáver desmembrado en siete partes. Si el hallazgo fue impactante, que durante 24 días nadie reclamara por el cuerpo que yacía en el Instituto Médico Legal lo fue más.
Pero el miércoles al mediodía, después de que el fiscal Spelta ya hubiese enviado las manos de la mujer al laboratorio de Necropapiloscopía del Ministerio de Seguridad de Buenos Aires, en La Plata, para intentar identificar el cadáver, un llamado telefónico permitió resolver el enigma en pocas horas.
A María Isabel Ruglio sus vecinos del barrio La Bajada la conocían como "Marisa", aunque desde su infancia y en el ámbito de la docencia era "Tití". Varios de sus colegas la recordaron ayer por quien fuera su padre, un ex director de la Escuela 124 "Isidro Aliau"; y por el paso de la mujer por la escuela 132 "Asamblea del año XIII", ambas de Villa Gobernador Gálvez. La propia Ruglio se identificaba en Facebook como directora de la Escuela de Educación Técnica Nº 649 "Libertador General José de San Martín".
Divorciada, madre de dos hijos a quienes no veía desde hacia unos 10 años y con problemas depresivos, la mujer vivía en una casa ubicada a 100 metros del Distrito Sur y frente al colegio "Juan Mantovani". Uno de los sectores de esa vivienda María Isabl lo alquilaba a una peluquera.
María Isabel vivió sola hasta octubre pasado, cuando trazó relación con una mujer de nacionalidad española que atendía un quiosco ubicado a pocos metros de su casa. Esa mujer, Josefa R.C., tiene 57 años, es oriunda de Sevilla y en el barrio la reconocen como "Pepa".
La relación generada entre las mujeres, la que algunos vecinos indicaron que fue a partir de la solidaridad y otros por un turbio y descabellado acuerdo inmobiliario, llevó a que "Pepa" y su pareja, Marcelo Alberto "Bebu" F., de 53 años y con domicilio en el barrio de La Carne, se mudaran a la vivienda de María Isabel. Inclusive, en el tiempo en el que vivieron en el lugar se casaron.
Voces de barrio
"Era buena gente. Estaban ahí y a la mujer le pagaban con lo que ganaban con la verdulería que pusieron en el garaje de la casa. Es más, María Isabel colaboraba con ellos y les había regalado cosas para que montaran el negocio", relató un muchacho del barrio.
"No teníamos mucha relación con ellos («Pepa» y «Bebu») y a María Isabel se la veía muy poco. Pero lo que sí te puedo decir es que el tipo dama miedo, tenía mirada de degenerado. Te miraba y te paralizaba. Tenía portación de cara. Y siempre estaba como a la expectativa, como alguien que en cualquier momento se manda una fea", comentó otra vecina de la cuadra. Ese era el cuadro de situación hasta el 7 de febrero, fecha que el fiscal tiene registrada como data de muerte de María Isabel.
La cuidaban
El inicio de 2020 encontró a María Isabel en plena rehabilitación por una operación en la columna. Entonces "Pepa" la asistió en todo momento, según los vecinos. Pero nadie pudo indicar cuándo fue que vieron por última vez a Ruglio públicamente.
"La estrategia que tuvieron las personas que asesinaron a Ruglio fue en primer lugar aislarla de su círculo de confianza, familiares y vecinos. Cuando alguien preguntaba por ella le contestaban que se había ido a la casa de un familiar en Santa Fe. Y en ese contexto la asesinaron para quedarse con la propiedad. El móvil es netamente económico", explicó ayer el fiscal Spelta.
La propiedad en cuestión está asentada en un terreno de 10 metros de ancho por 50 metros de fondo. “No tengo otras referencias de la autopsia como causa de muerte que no sea el desmembramiento. Los seis cortes con los que partieron el cuerpo en siete partes”, dijo el fiscal. Incluso, agregó que “a Ruglio comenzaron a desmembrarla cuando estaba con vida”.
Luego de asesinar a Ruglio y deshacerse del cuerpo, “Pepa” y “Bebu” fueron a la comisaria 15ª y presentaron una denuncia por averigüación de paradero el 7 de febrero, quizás el mismo día en que su cuerpo fue arrojado al Saladillo, donde emergió tres días después.
Ayer, en Uriburu al 500 los vecinos relataron que tras conocer el hallazgo del cuerpo comenzaron a agitarse las dudas sobre la ausencia de Ruglio. Es más, comenzó a circular una pregunta entre ellos: “¿Y si es la descuartizada del Saladillo?”. Pero esas dudas no se hicieron denuncias.
Un llamado revelador
Ante las versiones que llegaban a la verdulería, “Pepa” hizo un movimiento que derrumbó sus mentiras. Se comunicó con una familiar de Ruglio que vive en la capital provincial y le manifestó su preocupación por la ausencia de la mujer. Además, fue por los negocios del barrio para saber si alguna cámara había captado la desaparición de Ruglio o si alguien la había visto. Pero con el correr de los días y la difusión mediática, la familiar de Ruglio llamó desde Santa Fe a la Fiscalía de Rosario llena de dudas.
Entonces, el equipo del fiscal Spelta comenzó a atar cabos y a poner blanco sobre negro. Mediante las huellas dactilares le puso nombre a la mujer descuartizada y después envió a varios agentes de civil a entrevistar a vecinos de Uriburu al 500, quienes plantearon sus dudas.
La tarde del miércoles efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) llegaron por sorpresa a la verdulería de Uriburu 522 y detuvieron a “Pepa” y “Bebu”. Pruebas con Luminol y perros rastreadores condujeron a los pesquisas hasta una vieja pileta de natación del fondo de la casa donde hallaron restos de sangre. ¿Con qué arma asesinaron a María Isabel? “Muy probablemente con una amoladora que descartaron con el cuerpo”, explicó el fiscal.
Los investigadores estiman que tras desmembrar el cuerpo, los homicidas metieron las partes en bolsas, las cargaron en un carrito cerrado que utilizaban para transportar verduras, y así llegaron a la vera del Saladillo, a unas 35 cuadras de la escena criminal y sobre el Parque Regional Sur, el último destino para la docente jubilada María Isabel Ruglio.