Kevin Hernán B. tiene 24 años y es una de esas personas que en Rosario puede jactarse de haber “nacido” dos veces. El 27 de septiembre de 2021 estaba junto a un par de amigos, entre ellos Facundo Ariel Picerni, sentados en la vereda de un monoblock de Lejarza al 5600. Entonces el grupo fue atacado a balazos y Picerni recibió un balazo en el cráneo que lo mató. Kevin B. también recibió un disparo en la cabeza, pero sobrevivió aunque quedó atado para siempre a una silla de ruedas. Casi dos años después el muchacho fue protagonista de otro hecho delictivo, pero esta vez como victimario. El fiscal Pablo Socca, de la Unidad Especializada en Extorsiones y Balaceras, lo acusó como coautor de la tentativa de extorsión agravada por el uso de arma de fuego contra sus vecinos que son dueños de un complejo de canchas de fútbol 5 ubicado en el barrio Triángulo y Moderno. A ellos les exigió el pago de 100 mil dólares para dejarlos trabajar. Tras la acusación, el juez Hernán Postma lo dejó en prisión preventiva por al menos 90 días.
Kevin B. fue detenido el miércoles pasado junto al dueño del auto que usaban para realizar tareas de inteligencia contra las víctimas. Vivía a menos de tres cuadras del lugar que, según la acusación, estaba extorsionando. “No forman parte de una banda delictiva sofisticada como las que solemos conocer”, contó Socca luego de la detención. No obstante, aclaró: “Son personas con antecedentes, vecinos de la víctima, que se largaron a cometer ese hecho”. Y aportó otro rasgo de este clima de época: “Hoy en día se advierte que cualquier paracaidista del delito se larga a extorsionar porque es un nuevo rubro que permite ingreso rápido de dinero. Es un delito fácil de concretar y se aprovechan de la oleada de las extorsiones de las grandes bandas. Entonces se largan para ver si pueden agarrar unos mangos”.
Para los dueños del predio de fútbol 5 y otros emprendimientos del barrio Triángulo y Moderno, en el sudoeste de la ciudad, el domingo 14 de mayo pasado comenzó una verdadera peripecia con mensajes extorsivos y balazos. Primero fueron textos al celular del propietario de las canchitas: “Paganos cien mil dólares, si no vamos a matarte a vos, a tu mamá y a tu papá”; “Sabemos por donde te movés”; y “No vayas a denunciarnos en la yuta o te matamos”. Y como una muestra de la seriedad del apriete, una foto del padre del empresario bajando del auto frente al predio de fútbol, como para dar una idea clara de que los habían sometido a una inteligencia previa y seguimiento.
Bloqueo
Lo primero que se les ocurrió a las víctimas fue desconocer el mensaje y bloquear el número de teléfono desde el cual recibían las extorsiones. Pero no sirvió de nada. Media hora después, desde otro número, recibieron más mensajes: “Me volvés a bloquear y te mando cagar a cuetes”. El apriete fue a más: “Si no te hago la más loca, ya se en el auto que anda tu viejo”. Y dos días más tarde le dejaron un mensaje con una bala calibre 9 milímetros y la advertencia de “Ultimo aviso”.
Finalmente, el 23 de mayo el complejo fue atacado a balazos al filo de la medianoche. Diecisiete vainas servidas de al menos tres calibres diferentes (45, 9 milímetros y 380) fueron recolectados de la escena del hecho por peritos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC). Los atacantes, según testigos, fueron cuatro hombres sin cascos que se movían en dos motos de 110 centímetros cúbicos.
Pero fue en el siguiente paso, según se desprende de la acusación que el fiscal Socca hizo sobre Kevin B. este viernes, que el extorsionador hizo una movida en falso por exceso de confianza o impunidad. El domingo 28 de mayo, desde un perfil de Facebook con el nombre de fantasía de “Nelson Manolo”, enviaron mensajes a tres integrantes de la familia que estaba siendo amenazada. “Si no querés que te cuetiemos más esa kanchita deposita 100$ mil” (sic) y lo acompañaron con un número de CBU (Clave Bancaria Uniforme) asociada a una cuenta de Mercado Libre cuyo titular era Kevin B., quien era vecino de las víctimas y había compartido con los jóvenes picaditos de fútbol en la barriada.
A partir del análisis de filmaciones de cámaras de videovigilancia se pudo comprobar que las víctimas habían sido seguidos y vigilados por los ocupantes de un Volkswagen Vento gris plata y vidrios polarizados cuyo titular registral, Ricardo Ariel C., fue sometido a investigación aunque posteriormente fue dejado en libertad. En su defensa el hombre contó a los investigadores que el auto en cuestión había sido vendido por su hijo tres semanas atrás y que el muchacho se había trasladado a otra provincia por cuestiones laborales.
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Kevin B. fue detenido el miércoles pasado en una vivienda de Garay al 5300. Le incautaron un celular, un chip, cuatro balas calibre 38 y 9 milímetros y una vaina de 9 percutada. Una de esas municiones es compatible con un proyectil que dejaron junto a un cartel amenazante en las canchitas de fútbol el 17 de mayo con la advertencia “Ultimo aviso”. Este viernes Kevin B. fue llevado a audiencia imputativa a la que asistió vía online, ya que tras ser detenido fue trasladado a la sala penitenciaria que la provincia tiene en el subsuelo del Hospital José María Cullen de la ciudad de Santa Fe.
Al ser revisado por el jefe médico de la sala se diagnosticó que Kevin tiene “hemiplejía, traqueotomía con secuelas de traumatismo encefalocraneano y un cuadro resultante de incontinencia genitourinario con impotencia funcional de miembros inferiores requiriendo de terceros para su higiene y necesidades básicas”.
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Kevin B., fue imputado como coautor de tentativa de extorsión.
Socca acusó este viernes a Kevin “junto a otras personas no identificadas a la fecha, el haber organizado, planificado y ejecutado una seguidilla de intimidaciones contra las víctima y su grupo familiar para que hiciera entrega de 100 mil dólares bajo amenazas de muerte y de tirotear su complejo”. Una vez escuchadas las partes el juez Postma dictó prisión preventiva por 90 días que Kevin pasará, por su cuadro de salud, en una vivienda particular y bajo el cuidado de su madre.
El crimen de Picerni
El atardecer del 27 de septiembre de 2021 varios hombres armados que llegaron en un Peugeot 206 negro y una moto 110 roja desataron un pandemónium de fuego y sangre en el acceso al edificio del Fonavi de Lejarza al 5600, a tres cuadras del predio de canchitas de fútbol 5 cuyos dueños fueron extorsionados en estos días. En ese lugar estaban sentadas al menos tres personas, todas con prontuario abierto. Federico Noel Picerni (hijo de un sargento retirado de la policía rosarina) recibió un impacto en la cabeza y murió en el lugar; su hermano Facundo Ariel, de 22 años, fue herido en un glúteo; y Kevin Hernán B., quien entoces tenía 23 años, fue alcanzado por un proyectil en la cabeza y fue la última vez que pudo caminar. En la escena quedaron 8 vainas servidas calibre 380.
Las tres víctimas del ataque tenían antecedentes penales y contravencionales. Picerni, quien estaba bajo la mirada de la Justicia Federal por una causa de drogas tras un operativo realizado en marzo de 2018, había sido detenidos seis meses antes e imputado por el asesinato de Brian Ezequiel Chamorro, cuyo cuerpo fue hallado el miércoles 26 de julio en la colectora de avenida de Circunvalación y calle Monteagudo, en las inmediaciones del ingreso al camping del Parque Regional Sur, en el barrio Villa Diego de Villa Gobernador Gálvez.
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El entonces fiscal Rafael Coria imputó por el crimen a Picerni junto a Franco Ramón C. y al líder de Los Monos, Ariel Máximo “Guille” Cantero. Sin embargo, el juez Carlos Leiva dispuso la libertad de los tres aunque no los desligó de la investigación.
Al momento de recibir el disparo en la cabeza Kevin B. cargaba con una tentativa de robo simple con secuestro de arma de fuego de abril de 2016 y el secuestro de una moto con captura por haber sido robada en octubre de 2018, pero no tenía ninguna condena.