Pocos minutos habían pasado de la medianoche del martes cuando los vecinos de Ceibo al 1400, en Las Flores Este, escucharon una ráfaga de disparos. Entre 15 y 20, según con el vecino que se hable. Para los carentes de ansiedad, fue una ráfaga más de los disparos que se escuchan todas las noches. Pero tuvo como sello distintivo que en el interior del pasillo ubicado en la numeración catastral 1423 quedó tirado sobre un charco de sangre el cuerpo de Nicolás David Insaurralde, un muchacho de 25 años con residencia en el barrio de La Carne. En las inmediaciones de la escena del crimen fueron recogidas 35 vainas servidas calibre 9 milímetros. Siguiendo las huellas de los balazos en el frente de una vivienda y en el interior del pasillo, la inmensa mayoría a la altura de zócalos, los pesquisas dedujeron que Insaurralde fue perseguido hasta que ya no pudo más y fue rematado en el lugar. Investigadores y vecinos coinciden en que los sicarios eran dos hombres en una moto.
“Este es un barrio bravo. Siempre lo fue. Pero desde que la falopa se vende como si fuera torta asada, todo el tiempo es un desfile de autos y de motos. Del pasillo donde mataron al pibe hacia San Martín debes tener tres o cuatro puntos de venta de droga. Un siga el baile permanente”, explicó un vecino de la zona. “Todo el barrio es un desastre. Y con la droga va para peor. Tiros todas la noches. La motos que pasan y vos no sabes si te van a robar, si te van a matar o si van a tirotear una casa y vos quedas justo en el medio. La zona estaba un poco tranquila, pero desde hace un par de meses se volvió a pudrir”, agregó una residente.
“El pibe no era de acá. En el barrio todos sabemos. Anda a saber si vino a comprar o que se le cruzó por la cabeza. Por acá a la noche si te metes por donde no debes, estas en problemas”, aportó otro vecinos. Sólo tres de una docena de habitantes de la barriada aceptaron hablar con este cronista, en modo código de espías.
Una tía de Insaurralde le contó a los policías que su sobrino había pasado por su casa cerca de la medianoche para pedirle dinero para comer. Que ella no estaba pero que su pareja le dio algunos pesos. Que escuchó los disparos y que al pasar por el pasillo se topó con el cuerpo de su familiar asesinado. Ningún allegado a la víctima pudo ser localizado para corroborar ese relato. La víctima residía a unas diez cuadras de la escena del crimen.
Un punto neurálgico
Ceibo es una calle neurálgica en la vida cotidiana de los vecinos de Las Flores. Por esa calle circula en ambos sentidos el 140, el único colectivo del Transporte Urbano de Pasajeros que conecta el este con el oeste de las barriadas con calles con nombres de flores. A esa altura el barrio es una mixtura de varios tipos de construcciones en la que predominan las de pasillos, en las que se aglutinan al menos media docena de casas. El pasillo donde fue asesinado Insaurralde está ubicado entre Paraguay, en cuya esquina está ubicado el Centro de Jubilados y Pensionados Flor de Ceibo, y San Martín. La ubicación exacta del pasillo lo dan las cortadas Oeste y Centro. Un territorio que está en manos de algunas de las franquicias de la familia Cantero, que a los vecinos le da tanto miedo que no se animan ni a pronunciarla.
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El pasillo donde mataron a Nicolás David Insaurralde.
A partir del crimen de Insaurralde, la llegada de periodistas a una zona con contexto denso y complicado sacudió los cimientos de la vecindad. Algunos por curiosos y otros, porque siempre existe una red de protección de alertas y vigías en territorios donde el narcomenudeo tiene raigambre. Entre los primeros se palpaba el miedo. “Si, si. Yo vivo en el pasillo pero no se nada de lo que pasó. No me comprometa”, dijo una vecina que salía del pasillo donde mataron a Insaurralde. “Viste donde está todo pintado de Newell's, bueno es ahí. ¿Cómo está el barrio? Como en todos lados”, comentó una residente.
Otra mujer que estaba dentro de su casa, por la ventana y sin que nadie la viera, le contó a este periodista con señas y en susurro la ubicación del pasillo en cuestión. Luego de dar la ubicación geográfica dijo: “Con la droga ya no se puede vivir”. Cerró la ventana y corrió la cortina. El resto de los consultados optó por el silencio.
Habrá que aguardar la evolución de la investigación, en manos del fiscal Gastón Ávila y los efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), para poder saber qué era lo que realmente estaba haciendo Insaurralde en las inmediaciones del pasillo donde lo acribillaron a balazos.