Ezequiel Giménez salió de la pieza donde acababa de matar a su padre. Tenía un cuchillo ensangrentado en la mano. "Ya está. Era hora de que se muera", le dijo a una sobrina del hombre de 54 años que recibió dos puñaladas en su casa de Villa Gobernador Gálvez. Luego de ser detenido en una casilla cercana, el joven de 25 años fue imputado ayer como autor de homicidio calificado por el vínculo, un delito que se pena con prisión perpetua. Sus familiares y vecinos contaron que tenía un problema con el consumo de alcohol y drogas, que era muy agresivo con sus padres y que en una ocasión intentó atacarlo a golpes.
"Ezequiel siempre fue violento con los padres. Siempre se escuchaban las peleas cuando iba a la casa del papá, lo insultaba y lo amenazaba. A su mamá también le pegaba siempre, la hemos visto con los ojos morados", contó un vecino del joven que ayer fue imputado en el Centro de Justicia Penal.
Ayer el fiscal Luis Schiappa Pietra lo acusó como autor de un crimen que se pena con prisión perpetua. El juez Rafael Coria aceptó esa calificación y lo dejó en prisión preventiva por el plazo legal de dos años.
El homicidio ocurrió en el barrio La Ribera de Villa Gobernador Gálvez, donde un enjambre de casas en desnivel cubren la barranca frente al río Paraná. El miércoles a la madrugada se celebraba una fiesta popular en homenaje al Gauchito Gil en avenida La Ribera y Thomas Edison. Unos 200 metros hacia arriba Julio Genaro Giménez, un ex empleado del frigorífico Mattievich, estaba en su casa de Dorrego al 100 con una pareja de sobrinos que habían llegado a visitarlo unos días antes desde Entre Ríos.
Exaltado
Los vecinos contaron que Ezequiel se había criado en esa casa. Cuando sus padres se separaron, su mamá se mudó cerca de allí. Él estuvo un tiempo con ella pero la convivencia era imposible. Después de una situación violenta con su padrastro, volvió a la casa del padre. "Es una persona alcohólica y agresiva. Cuando consigue dinero también se droga", explicó su madre.
Esa noche, alrededor de las 3, el joven llegó exaltado a la casa de Julio, comenzó a insultarlo y lo amenazó de muerte. El sobrino que estaba de visita contó que intervino para separarlos y Ezequiel se fue. A los pocos minutos volvió y agredió a su padre a golpes de puño. Una vez más, el sobrino los separó. Ezequiel se sentó en un sillón. El padre, que se había doblado un tobillo en la pelea, caminó hacia su habitación.
Según los testimonios que reunió el fiscal, el joven fue tras el padre y se escuchó que el hombre exclamaba "me cortaste, me cortaste". Julio salió de la pieza con dos puñaladas y manchado en sangre. Detrás de él lo hizo Ezequiel con un arma blanca ensangrentada en la mano. "Ya está. Era hora de que se muera", le dijo a la sobrina de Julio, quien refirió que el joven detenido es "muy violento". Su novio logró quitarle la cuchilla al muchacho antes de que escapara.
A Giménez lo trasladaron al Hospital Gamen y de allí al Heca, donde murió alrededor de las 5. Tenía dos heridas en el costado izquierdo del tórax y cortes en las manos y las muñecas. Tras un llamado de vecinos al 911, a Ezequiel lo encontraron en una casilla del barrio y fue detenido la mañana siguiente. El examen forense arrojó que su estado psíquico era normal aunque sugirió estudios de alcoholuria y narcolemia.
"Ezequiel estaba molesto por los cuetes de los vecinos. Salió Julio y lo retó para que deje de molestar a las criaturas. Le decía que se calme o se vaya. Entonces Ezequiel azotó el portón, lo encaró y comenzó a gritarle de todo", relató otra vecina. A la gente del barrio "también los ha amenazado y los ha corrido porque los quería acuchillar", agregó.
Otro vecino mencionó que un Día del Padre "este pibe peleó con el papá en la puerta de su casa, agarró una varilla de fierro y le quiso pegar", por lo que él intercedió para separarlos "porque si no lo mataba".