A Ermelinda Zalazar, 66, en el barrio La Granada de la zona sur de la ciudad la conocían como “Mela”, la mujer que atendía la granjita de Melián y Arrieta. Con ese sobrenombre la llamaron dos hombres cerca de las 21.30 del lunes después de bajar de un auto que, según algunos testigos, podría ser un Volkswagen Gol y, otros; un Citroën gris. Cuando la mujer se asomó a la puerta le dispararon tres veces. Mela cayó al piso y fue trasladada por familiares al Hospital Roque Sáenz Peña, donde falleció una hora después por las heridas recibidas en la cara, el tórax y la mano derecha. Los efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) recogieron de la puerta del local tres vainas servidas calibre 9 milímetros y dos trozos de plomo. Mela era abuela de Dylan “Capocha” Baldón, el joven apresado dos semanas atrás e imputado por sus vínculos con Luciano “Lucho” Cantero. La primera hipótesis de la fiscalía apunta a un pase de facturas entre integrantes de la misma banda que integra Capocha.
Dylan Tomás Baldón es uno de los 28 imputados por formar parte de la banda de Lucho Cantero, hijo del fallecido Claudio “Pájaro” Cantero y Lorena Verdún, también apresada por liderar el grupo junto al joven y la pareja de éste, Erica Bullón. Baldón cayó el lunes 26 de septiembre junto a otras 13 personas y lo acusaron por liderar en la calle una asociación ilícita que cometía homicidios, lesiones, amenazas, extorsiones, abuso de armas, portación y tenencia ilegal de armas de fuego en un territorio en disputa que se extendía a los barrios La Granada, Las Flores, Las Delicias y Plata.
Una de los fundamentos de la imputación hacia la banda se basó en escuchas judicializadas entre integrantes de la organización. En una de ellas Capocha habla con Lucho intermediando en una disputa familiar de la familia Cantero. Según los pesquisas, ese diálogo que trascendió públicamente en la audiencia imputativa pudo malentenderse y el homicidio de Zalazar pudo ser una venganza por esa gestión. Otra hipótesis de la investigación apunta a que Dylan Cantero, hijo de Ariel Máximo “Viejo” Cantero y hermano del multicondenado “Guille”, puede estar enemistado con su sobrino Lucho y planear una serie de acciones en su contra, entre los que podría encontrarse este homicidio.
En esto juega el poder territorial de los barrios del sur rosarino. En uno de los audios que se ventilaron en la audiencia Lucho le dice a Vanesa Barrios, pareja de Guille Cantero: “Acá a Guille no lo metas porque no corta ni pincha conmigo. Y el barrio (17 de Agosto) es mío. Quédense tranquilos que el barrio es mío. Ahora estoy yo. Yo soy el barrio ese sabes. El barrio si quiero me lo dejo todo para mí, decile vos y a quien vos quieras, corta”, le dijo Lucho a la esposa de su tío plantándose ante el poder familiar y desnudando una interna dentro del clan Cantero.
Los dos asesinos de Zalazar perpetraron el crimen en menos de un minuto. Mela terminó en el piso con sus heridas mortales y los familiares la llevaron al hospital donde falleció. De los homicidas poco se sabe y llamó la atención de los pesquisas de la AIC que en la vereda del negocio dejaron un escrito :“Llamen y (un número de teléfono)”. Además los investigadores incautaron un equipo de cámaras de vigilancia del local que registra los movimientos externos e internos.
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La tarde del lunes no había nadie en la casa de Mela, en el barrio La Granada, un lugar que sabe de silencios y en el cual la mujer era muy querida ya que estuvo en su negocio por más de 30 años. “Ella era casi la madre de Dylan (Capocha) y una mujer muy devota. Leía la Biblia todos los días. Por ahí pensó que le podía pasar algo, ya habían allanado la casa dos o tres veces pensando que el chico vivía allí, pero no, el pibe andaba por otros lados”, contó Bibiana, una mujer antigua del barrio.
“Escuchamos que la llamaban y los tiros. Todos salimos a la vereda y la vimos tirada, ¿Por qué le tiran si ella era una mujer de trabajo? La acusan por cosas del nieto”, se preguntó y respondió otra vecina.
Los vecinos también comentaron que en la casa Ermelinda vivía casi sola. “Un hijo atiende el negocio con ella y otro está poco, creo que la familia se mudó por las amenazas que sufrieron”, dijo otra mujer.
El fiscal Adrián Spelta, que interviene en la causa, ordenó una serie de medidas como recabar testimonios, relevar cámaras de vigilancia de la cuadra y secuestrar materiales a peritar. En Melián al 6300 aún podía verse la tarde del martes la vereda mal lavada y la huella de la sangre seca.∏