Cuatro ladrones armados irrumpieron ayer a la mañana en una vivienda de Laflor al 9200, en el barrio Floresta del extremo oeste rosarino, y se llevaron 10 mil pesos tras retener durante media a una pareja y su pequeño hijo. "Vinieron a buscar 600 mil pesos. Como no los encontraban, a cada rato le decían a mi hija que se iban a llevar al nene, que tiene 3 años y medio", rememoró la madre de una de las víctimas. Pero en un descuido de los ladrones, una de las víctimas pudo avisar a un vecino y éste accionó la alarma comunitaria instalada en la cuadra. Eso puso en fuga a los ladrones y en aviso a la policía, por lo que comenzó una persecución que se extendió a lo largo de cuatro kilómetros en los cuales efectivos del Comando Radioléctrico se tirotearon al menos en dos ocasiones con los maleantes.
Todo terminó en Derqui y la colectora oeste de la avenida de Circunvalación cuando el auto en el que huían los maleantes, un Ford Fiesta color bordó, se topó de frente con la chata Volkswagen Amarok 6294 del Comando Radioeléctrico. En una maniobra digna de dobles de riesgo de películas de súper acción, los choferes volantearon para evitar el impacto frontal. Así, el Fiesta se incrustó contra el paredón del Centro de Educación Física Nº 45, ubicado en la esquina; y la chata policial terminó su carrera dando de lleno contra un árbol luego de sortear tres columnas de alumbrado. Finalmente los vehículos quedaron estacionados en paralelo, y cuando los hampones pretendieron escapar, se produjo un encarnizado intercambio de disparos que terminó con dos heridos que anoche estaban fuera de peligro y otros dos detenidos.
"La balacera fue terrible. Cuando empezaron los disparos mi hija (de 8 años) empezó a gritar y a llorar. Con mi marido nos encerramos en la pieza, teníamos miedo de que alguna bala perforara una puerta o una ventana. Yo creo en Dios, pero tuve mucho miedo", explicó una comerciante que tiene su quiosco a escasos metros de donde se trenzaron a balazos ladrones y policías.
Viejos conocidos. Los dos maleantes que resultaron heridos fueron identificados como Fernando G., de 30 años, quien recibió heridas en el brazo y la pierna derecha; y Marcelo A., de 42 años, que sufrió politraumatismos y una herida de bala en la zona lumbar. Ambos fueron atendidos en el Hospital de Emergencias. En tanto Gabriel O., de 42 años; y Héctor Oscar A., de 33, fueron detenidos cuando intentaban escabullirse entre los pasillos del complejo de monoblocks que se erige a la vera de la colectora de Circunvalación.
Acerca de Héctor Oscar A., la policía lo apresó en el patio de una casa, a 200 metros de donde quedó el Ford Fiesta bordó. El hombre tenía un pedido de captura activo del juzgado de Sentencia 6ª por un hecho de robo agravado de 2001. En diciembre de 2009 había sido condenado a 4 años de prisión por dos escruches y una vez cumplida la pena, en diciembre de 2014 volvió a ser apresado en Virasoro al 200 bis por la PDI. Entonces, nuevamente, fue acusado de liderar una banda de escruchantes, investigación que llevó adelante la fiscal Valeria Haurigot.
En el lugar donde quedó el auto chocado ayer, en tanto, la policía secuestró cuatro armas: una pistola calibre 11.25; otra calibre 3.80 y dos revólveres 38. Además hallaron varias pertenencias que habrían sido parte del botín robado.
De sorpresa. A las 8.15 de ayer, como lo hace rutinariamente, una pareja salió de su casa de Laflor al 9200, a cien metros del estadio de hockey "Luciana Aymar", para llevar a su hijo de 3 años al jardín de infantes. La mujer tomó sus precauciones. Se asomó varias veces por la ventana para chequear de que nada ni nadie amenazara la salida. Sus perros estaban insólitamente tranquilos. "Cuando mi hija salió con el nene para subirse al auto, los ladrones le saltaron desde arriba del techo y la agarraron de los pelos. Mi hija lo único que les pedía es que no le hicieran nada al nene", explicó la madre de una de las víctimas. Horas más tarde, la familia se daría cuenta de que los perros (un ovejero alemán y una perra mestiza) estaban calmados porque los ladrones les habían tirado chorizos embebidos en tranquilizantes. Tal es así que sobre el mediodía los perros continuaban dormitando por los calmantes consumidos.
Por su parte, las víctimas fueron obligadas a reingresar a la casa y al jefe de la familia, dueño de una carnicería en barrio Villa Urquiza, le exigieron que entregara toda la plata. "Danos las 600 lucas o nos llevamos al pibe", le dijeron. El hombre explicó que solo tenía 10 mil pesos y eso fue correspondido con un par de culatazos en la cabeza. Entonces los ladrones revolvieron toda la casa. A la pareja la encerraron en una habitación y les taparon las cabezas con frazadas. "Los ladrones no se dieron cuenta de que mi hija tenía el celular y ella tuvo los ovarios de enviarle un mensaje a una vecina que activó la alarma comunitaria", explicó la madre de la mujer. Así comenzó el principio del final del golpe y de la banda. "Cuando uno de los tipos escuchó la alarma empezó a gritar: «Vamos, vamos que se pudrió todo»", contó la vecina.
Para los investigadores los ladrones llegaron a la casa en un Ford Fiesta bordó y en un Ford Ka negro. Los cuatro delincuentes fugaron de la vivienda en el Fiesta que, según la vecina que accionó la alarma comunitaria y llamó al 911, tenía la patente NWE493. Ese auto tenía un pedido de secuestro por haber sido robado en jurisdicción de la seccional 5ª aunque el dominio correspondía a otro vehículo.
De frente. Así empezó un rastrillaje de todos los móviles que había en la zona y el patrullero identificado con el número 6454 cruzó al Fiesta cuando salía por avenida San José de Calasanz al 9200. Allí comenzó una persecución digna de las películas "Rápido y furioso". La carrera se prolongó por 4 kilómetros en los que hubo al menos dos cruces de balazos. En el último tramo de la fuga, los ladrones tomaron por calle Donado hacia el norte y al llegar a San Lorenzo doblaron y tomaron la colectora de la Circunvalación hacia el sur.
En el cruce de la colectora y Derqui se toparon de frente con la VW Amarok de la policía. Después fue el momento de la colisión y el tiroteo relatado en los primeros párrafos. "Yo estaba barriendo de espaldas al choque. Cuando escuché los balazos me asusté de tal manera que me tiré debajo de un auto estacionado. Fueron como diez tiros más o menos. Después no pude ver mucho más", explicó el barrendero que día a día trabaja en esa cuadra.
En la escena, el Ford Fiesta bordó mostraba las huellas de los cruces a balazos. Tenía impactos en las puertas del lado derecho, en la luneta y un par de roces en el techo del vehículo. La causa quedó en manos de la fiscal de Flagrancia Silvia Castelli, quien imputará a los miembros de la gavilla en una audiencia a realizarse la mañana del domingo en Tribunales.