En una audiencia compleja por lo escabroso de sus implicancias y en la que se mostró en pantalla un doble homicidio cual película de terror, el juez Rodrigo Santana validó la imputación a Mauricio Marionsini, sospechoso de haber dado muerte a su madre y a su pareja, por los delitos más graves del Código Penal. Mauricio vivía en la planta alta de la casa de Vera Mujica al 4800 y en la planta baja Tamara Marionsini, su madre, tenía un almacén. En la casa había cámaras de vigilancia, las que grabaron el doble homicidio paso a paso, prueba que fue presentada por el fiscal Alejandro Ferlazzo durante la imputativa.
Los delitos reprochados son homicidio calificado por el vínculo, por mediar un contexto de género, por ensañamiento y por alevosía, en el caso de su madre. En el caso de Silvio Martini, la calificación fue homicidio calificado por ensañamiento y por alevosía y hurto agravado.
La Fiscalía reconstruyó el homicidio paso a paso: Mauricio ingresa a su casa alrededor de las 3 de la mañana y se dirige a su madre, quien estaba acomodando mercadería en el almacén y la apuñala una vez, dejándola tirada. Luego ingresa a la habitación de la pareja y la arremete contra Silvio a puntazos. Sale de la habitación y vuelve sobre su madre para asestarle otra puñalada y comenzar a asfixiarla cuando llega al comedor Silvio trastabillando. Mauricio lo ve y lo acuchilla nuevamente. Una vez que se cerciora de que los dos están muertos busca bolsas de residuos los cubre para trasladarlos a distintos lugares: a su madre a un costado del comedor y a Silvio a un depósito en el jardín de la casa.
Luego con sábanas y trapos limpió la sangre y puso a limpiar los elementos en un lavarropas, se bañó y se cambió la ropa para quedarse en la casa. Según las pericias tomó el celular de su madre e intentó comunicarse por medio de mensajes con los empleados del almacén, haciéndose pasar por ella, para decirles que no vayan a abrir el negocio. A las 18:50 hs aproximadamente, luego de un llamado a la Central 911 por las sospechas que generaba la ausencia de Tamara Marionsini en el barrio, al llegar la policía constató la presencia de los cuerpos y Mauricio, que aún se encontraba en la casa trepó por el tapial que da al patio y huyó por un pasillo que tiene salida a calle Comodoro Rivadavia.
Las escenas relatadas fueron mostradas en la audiencia a los familiares de Silvio y Tamara: Silvio trastabillando desnudo, desorientado y herido; Tamara gritando de dolor y casi sin entender que sucedía. Mauricio como el dueño de la muerte mientras se desplazaba por los cuartos de la casa cuchillo en mano y apuñalando a quienes cruzaba todos los días. La sangre en los muebles, en el piso, en la pared.
En la audiencia el fiscal recordó que el 13 de diciembre pasado Tamara fue atacada de manera salvaje por Mauricio, quien le mordió la cara. “En primera instancia se supone que este hombre, ex prefecturiano, quería vender drogas en la parte de arriba de la casa en la que vivía junto a su madre y además le reclamaba un dinero por la futura venta de la propiedad”, sostuvo el fiscal. Mientras en una pantalla del recinto se mostraban las imágenes tenebrosas; en la otra se lo veía a Mauricio presenciando la escena por zoom desde el penal de la Unidad de Piñero en la que está alojado.
A su vez, el defensor oficial presentó un reparo, ya que su defendido no se pudo presentar a la audiencia y se resolvió vía zoom y luego solicitó que Mauricio Marionsini sea trasladado a un sector penitenciario más seguro, por su condición de ex prefecturiano. Además se pidió una junta médica para evaluar la salud mental del imputado. Mientras se desarrollaba la audiencia los familiares de Silvio y Tamara miraban la pantalla en la que Mauricio observaba la audiencia asombrados, sin entender los homicidios.
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Al terminar la imputativa el juez destacó el contexto de violencia de género y el encuadre como femicidio y resolvió encuadra los homicidios como, en el caso de Tamara: calificado por el vínculo, por mediar un contexto de género, por ensañamiento y por alevosía, y en el de Martini, como homicidio calificado por ensañamiento y por alevosía y Hurto Agravado.
Cerca de las 19 del sábado, los vecinos de Marionsini, de 53 años, y Martini, de 65 años, advirtieron que la pareja no había abierto en su horario habitual el kiosco que atendían en la casa de Vera Mujica al 4800, barrio Plata de Rosario. También les llamó la atención que, al abrir, el comercio fue atendido por Mauricio, el hijo de la mujer, acerca de quienes estaban al tanto que no tenían una buena relación. Esa suma de presentimientos animó a los vecinos a llamar a la policía, que minutos después hallaría a las víctimas asesinadas a puñaladas. Ferlazzo expresó en una conferencia de prensa posterior que “es un caso probado al extremo, con alevosía. Fue planificado, esperó el cierre del negocio y luego se quedó en la casa atendiendo el almacén”. dijo.