Esta es la crónica del crimen de un vecino trabajador que no se dejó llevar por delante. El sábado por la tarde, Matías Raúl Ontivero realizaba algunos arreglos en su humilde casa de Garay y las vías, en el humilde barrio Triángulo. Entonces tuvo un altercado con un familiar de su vecina a partir de un fuerte golpe que ese hombre dio en la pared medianera de ladrillos huecos. Eso derivó en una pelea a trompadas en la cual Ontivero le dio una paliza al apodado "Nutria", hijo de la mujer que vive junto a su casa. Pero la cosa no terminó ahí. El hombre golpeado fue a buscar a varios de sus familiares y todos juntos apedrearon primero la casa de Ontivero al grito de "salí cagón". Y cuando el hombre salió a enfrentarlos, lo mataron a golpes y puntazos entre cuatro o cinco personas.
"Matías era un buen hombre, muy trabajador. Pero no le gustaba que se lo llevaran por delante. No se dejaba atropellar", comentó Georgina, su compañera de 28 años. Ontivero tenía con ella un hijo de 2 años y se hizo cargo de una nena de 9, hija de la mujer. Trabajaba desde hacía dos años en el lavadero que la empresa de transporte Chevallier tiene en Cafferata al 900. "Nosotros estábamos juntos desde hace cuatro años. Con su trabajo pudimos comprarnos esta casa, que estaba por la mitad. También pudimos comprarnos algunos electrodomésticos, tener bien a los chicos. El vivía para los dos chicos. ¿Sabe lo que pasa acá? Esto es un problema de envidia. Hay lugares donde que a alguien le vaya bien no se perdona. Y él a mí me sacó de mi barrio y me tenía bien", relató la mujer.
Los matadores de Ontivero están identificados. Tres de ellos al menos son una madre y sus dos hijos, uno de ellos el apodado "Nutria". Todos ellos son ex vecinos de Georgina en el barrio Moderno, de donde ella es oriunda. Al lado del cuerpo de Ontivero quedó tirada una cuchilla con la que el hombre salió a enfrentar su destino pero que, según los testigos, no llegó a usar. "La cuchilla estaba limpia. Yo estaba con los chicos en un cumpleaños y cuando me avisaron me vine corriendo. Los chicos gritaban: «Papi, papi». Pero cuando yo lo vi tirado en la vereda y descalzo, ya estaba pálido. Ya me lo habían matado", relató la compañera de Ontivero.
Peso a peso. "Vamos a ser fuertes. Busquemoslé la ropita mejor para ponerle. El nos adoraba. Usted tiene que estar tranquila". Entre sollozos Georgina envolvió con brazos a Carina, la mamá de Matías, en el comedor de la humilde vivienda y la despidió con un beso. Una vez que su suegra cerró la puerta, Georgina se derrumbó. Era media mañana de un domingo de fiesta, pero en la casa de Matías Ontivero no había espacio para la alegría. Matías era uno de seis hermanos.
Hace tres años y juntando peso sobre peso, Georgina y Matías se compraron una casa a medio construir ubicada en Garay entre Felipe Moré y la vía. Una zona de barrio Triángulo que supo ganarse un lugar en las crónicas policiales a partir del funcionamiento de un búnker de venta de drogas que supo estar ubicado en Uruguay y Felipe More. Un quiosco de venta de droga en cuyas inmediaciones se produjeron al menos dos homicidios: el del carrero César Oviedo, ocurrido el 21 de junio de 2012; y el de Juan Carlos Esquivel, el 9 de enero de 2014.
"Se la compramos a la vecina, que es la suegra del que mató a Matías. Se la fuimos pagando de a mil pesos por mes, con muchos esfuerzos. Matías no le hacía asco al trabajo. Fue mozo, parrillero, hasta que consiguió el trabajo en el lavadero de Chevallier y tuvimos obra social", comentó la joven viuda.
En un cumple. "El sábado, cerca de las 16, me llevé los chicos a un cumpleaños y Maty se quedó haciendo arreglos en la casa porque tenía miedo de que nos robaran mientras no estábamos. Los vecinos me contaron que cerca de las 17 a la casa de la vecina llegaron unos parientes y con la bicicleta golpearon muy fuerte la pared de la casa. Matías ya estaba cansado de que golpearan las paredes y salió a decirles mal", rememoró.
Matías increpó a un grupo de tres o cuatro personas: "¡Eh! ¿Cómo me vas a golpear la pared así?". Entonces "Nutria" le contestó: "¿Qué te pasa?¿Qué, me tenés bronca?". Y acto seguido se trenzaron a las trompadas. La pelea a puñetes duró varios minutos y Ontivero, según contaron vecinos, estuvo muy cerca de dejarlo nocaut a su vecino. Pero alguien intervino y Nutria se fue del lugar con sed de venganza.
En patota. A los pocos minutos, en el cruce de Felipe Moré y Garay se estacionó un auto y del mismo bajaron entre cuatro y cinco personas. Eran "Nutria" con su madre y otros parientes. Antes de que el último terminara de bajar, las piedras comenzaron a volar hacia la casa de Ontivero. El grito de guerra era: "Salí cagón".
Dentro de la casa Ontivero escuchó los piedrazos y con las pulsaciones a mil agarró una cuchilla que había en su cocina y salió al encuentro. "Los vecinos me contaron que le pegaron entre todos. Que lo fueron llevando a los golpes por Felipe Moré hasta donde cayó. Le pegaron varios puntazos en el cuello, en el tórax y la espalda. Me dijeron que lo apuñalaron y cuando cayó le siguieron dando en el piso. No vinieron a pegarle. Vinieron a matarlo. Cuando yo lo vi le grité para que se levantara. Tenía en la mano la cuchilla limpia y estaba tirado en una posición como si hubiera querido correr", relató Georgina. Lo cierto es que el cuerpo sin vida de Ontivero quedó tirado a metros del templo que el Ministerio Jesucristo Pan de Vida tiene en el barrio Triángulo. Cuando Georgina y sus hijos llegaron ya estaba muerto.
155. Los crímenes registrados en el departamento Rosario en 2015, 30 menos que el año pasado.