Dos hombres comenzaron a ser juzgados por dos homicidios ocurridos en el barrio Santa Lucía en 2015. Omar González y Raúl Oviedo están detenidos desde diciembre de ese año por ejecutar a Facundo Acosta, de 17 años, a quien acribillaron en venganza por una balacera anterior. En ese caso, la Fiscalía pidió para ambos la pena de prisión perpetua.
En tanto, González también está acusado del homicidio de Julio César Pereyra, ocurrido en mayo del mismo año, y por lo cual solicitaron una condena a 20 años de prisión.
Los dos asesinatos ocurrieron con cinco meses de diferencia y están conectados con el doble crimen de una pareja de adolescentes ajena a los motivos en disputa a la que balearon por error en septiembre de 2015. Esa trama comenzaron a analizar ayer los jueces Alejandro Negroni, Mónica Lamperti y Carlos Curto en el inicio del juicio oral.
Los fiscales Miguel Moreno y Florentino Malaponte acusaron a Omar González, de 37 años, de haber cometido junto a otro hombre el crimen de Pereyra, de 44 años, a las 21.15 del 23 de mayo de 2015 cuando estacionaba su auto frente a su casa de Pasaje 1752 al 2200, cerca de Circunvalación y 27 de Febrero. En ese momento se acercaron a pie y sin mediar palabra le dispararon al menos ocho tiros. Siete atravesaron la puerta y dos hirieron a la víctima en el tórax.
Pereyra vivía con su mujer y sus hijos. Quince meses antes, en marzo de 2014, había sido atacado a tiros con una escopeta por dos hombres condenados en un juicio abreviado, uno a 5 años y 4 meses y el otro a 3 años de prisión. Los fiscales pidieron que González sea condenado en este caso a 20 años de prisión como autor de un homicidio agravado por el uso de arma de fuego y la portación ilegítima de un arma de guerra.
Luego los fiscales solicitaron la pena de prisión perpetua para González y Oviedo por el crimen de Facundo Acosta. Según la Fiscalía, al chico lo buscaban para matarlo porque él había herido a Nahuel N., también menor de edad, quien desde entonces quedó con muletas. De acuerdo con los testimonios de la acusación, este chico y su padre encargaron el crimen de Acosta. Todo enmarcado en "problemas de bandas por el tráfico de drogas".
Esa orden de matar a Acosta se llevó dos vidas ajenas al conflicto. Las de Diego Juan Durán y Julieta Milagros Sosa, dos estudiantes secundarios de 16 y 17 años que no vivían en Santa Lucía. El domingo 20 de septiembre habían ido en una moto a una casa de Pasaje 1752 al 2000. A las 23.30 subieron a la moto para volver a sus casas, pero no pudieron salir de ahí. Desde otra moto los atacaron con una ráfaga de tiros 9 milímetros. Sus cuerpos quedaron tirados allí mismo. En el lugar la policía recogió nueve vainas servidas y la moto de las víctimas había desaparecido. No estuvo claro por qué los habían matado hasta que un testigo dijo que habían sido el blanco equivocado de un ataque dirigido a Facundo Acosta.
Emboscada
Un mes más tarde, cerca de las 22 del lunes 26 de octubre, Acosta salía en moto de visitar a su novia cuando en Pasaje 1741 al 7600 fue interceptado por un auto blanco con vidrios polarizados desde el cual descendió quien iba de acompañante y le disparó al menos nueve tiros. Esta persona, según la acusación, era González. Mientras que en el asiento trasero iba "Willy" Oviedo.
La principal evidencia fue la declaración de la novia de la víctima que habló con un testigo directo que reconoció a los tiradores. González y Oviedo, asistidos por el defensor Eduardo Sosa, están acusados en este caso de homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas.
Los dos fueron detenidos en diciembre de 2015. En la primera audiencia admitieron que trabajaban juntos, uno en el comercio de chatarra y el otro en la reventa de papeles. Entonces les secuestraron armas de fuego en sus domicilios. Una de esas armas era una pistola 9 milímetros. A través de cotejos balísticos se determinó que esa pistola fue usada en el doble crimen de los estudiantes Diego Durán y Julieta Sosa, asesinados por error. Por eso también fueron acusados del delito de encubrimiento.