"Es difícil explicar lo que siento, desde el viernes estoy muerto en vida y no puedo vivir con eso. Yo conocí a esa familia, a la chica asesinada, terminé el bachiller con ella. Compartí momentos hermosos. Cuando terminó el secundario pasó a ser mi nuera, yo conocí al padre de Mariela, tenía muy buena relación...Estoy muy dolido", dijo Luis Solís, padre del agente penitenciario que el último viernes del año pasado se convirtió en el quíntuple femicida de la ciudad de Santa Fe.
En diálogo con una radio de la capital provincial y al momento de dilucidar cuáles podrían haber sido los hechos que derivaron en la masacre que llevó adelante su hijo, Solís aseguró desconocerlos. "Lo mismo me pregunto yo, no le encuentro explicación, como expliqué en la carta (que se dio a conocer públicamente y se detalla abajo), salvo que el demonio se haya apoderado de mi hijo. Nunca me imaginé ésto... Que se peleen, que discutan o se separen, pero no entiendo este desenlace", afirmó.
La última oportunidad en la que Luis Solís compartió un acontecimiento familiar con quien hasta el viernes pasado fuera su nuera, así como con gran parte de la familia, fue el 24 de noviembre. "(Mariela) me llamó para comer algo con ellos en el cumpleaños de mi nieto. Esa fue la última noche que las vi. También estaban Cuqui, Sonia, mi otro hijo y Aylén. ¿Qué decirte? Esto no tiene explicación", relató.
Cuqui no era otra que Generosa del Carmen Loseco, de 70 años y madre de Mariela; Sonia Isabel, era la hermana de la mujer; y Aylén Tamara Soto, de 19 años, la primera hija de otro matrimonio de la ex pareja de Facundo Solís. Las tres fueron asesinadas junto a Mariela en un raid de sangre desatado por el agente penitenciario y que también se cobró la vida de Yoel Airaldi, de 20 años y novio de Aylén.
Tras la tragedia, Solís padre confirmó que no tuvo contacto con su hijo. Sin embargo, sí había podido hacerlo tras la denuncia que Mariela efectuó el pasado 3 de diciembre. "Después de ese día ellos se mostraron juntos. El 10 de diciembre los vi y estaban con la nena, andaban juntos, estaban en moto. Ese día se mostraron como una pareja normal, el 10 de diciembre estaban bien, no peleaban. Le pregunté a Mariela si estaba todo bien y ella me respondió que lo «aguantaba» y estaba «todo bien»".
Al ser consultado sobre su intervención tras la denuncia que Mariela había realizado, Solís aclaró que le dijo a su nuera que "si la denuncia quedaba era para peor. A lo que ella respondió «ya voy a ver que hago», —agregó Solís—. Yo no quería que ellos estén mal, que les falten cosas o la pasen mal. Yo le dije «Pensalo, porque después podían surgir otras cosas, podían arreglarse»".
"Lo que actuó este pibe rompe todas las normas de seguridad. Hubiera roto todas las barreras de la Justicia, porque se ve que ya estaba poseído, no le importó nada", señaló Solís sobre su hijo y descartó la utilidad de los exámenes psicológicos como herramienta. "Los informes son relativos, pero necesarios. No se respetan a rajatablas, desgraciadamente es así", aseguró.
Solís confirmó que, a pesar de estar "destruido" evitó tomar "una decisión drástica" con su vida porque tiene otro hijo y nietos. "Yo estuve a punto de cometer una locura porque sé que el peso va a caer sobre mí. l está adentro, mal, bien o regular, no sé cómo la va a pasar, pero sé que no sale nunca más", concluyó.
La carta
En cuanto a la carta que difundió Luis Solís tras el terrible crimen, la misma dice textualmente: "Cuánto dolor, cuánta impotencia, cuánta incomprensión, cuánta crueldad para truncar vidas inocentes, para terminar con tantos proyectos, tantos sueños. Por un lado, vidas inocentes asesinadas; por el otro, simplemente mi hijo, que en ese acto no era mi hijo, era un monstruo. La condena social viene sola para mí, es mi descendiente directo, la Cruz está en mi espalda, no la puedo aguantar. Mi corazón sangra, mi alma está perdida buscando una salida. El dolor es muy intenso para esas familias destruidas y le pido a Dios que les dé resignación. Mi hijo, que en ese acto no lo era porque estaba encerrado por el mismo demonio, seguramente no va a salir de la cárcel nunca más, pero la herencia que dejó es inmensamente superior, casi que mortal para los que tienen el triste privilegio de ser beneficiarios de ese cargo.
"Trato de no ser cobarde pero la vergüenza, el honor, la moral son principios muy arraigados en mí y me nubla los pensamientos. No sé cómo seguir.
"El perdón no alcanza, tampoco el arrepentimiento. El daño irreversible ya está hecho. Solo pido resignación y valor para afrontar la vida y pido a Dios por esas familias sufrientes, que sepan por favor, yo no quise esa locura, pero no sé por qué sucedió. Qué decir en este momento... simplemente justicia y Nunca Más.
"Mariela, nuera y amiga, terminamos juntos el bachiller. Aylén, bella de alma angelical. Cuqui, Sonia, fueron buenas personas. No se entiende lo que pasó. Descansen en paz.
"Seguramente hoy ya son ángeles y están al lado de Dios abriendo sus alas para proteger a los suyos. Mariela tenés una hija con vos pero aquí quedaron dos. Cuidalos y protegelos desde donde estés. ¡¡Pequeña gran mujer!! ¡¡Un beso al cielo familia Noguera, por siempre en mi corazón!!.
"Hago extensivo este escrito a los papás y familiares del joven fallecido. ¿Qué decir? Yo hubiera preferido estar en ese lugar a tener que soportar este dolor en vida. Quisiera ofrecer mi vida para mitigar tanto sufrimiento pero sé que no sirve de nada. Solo espero que se haga Justicia, y Dios proteja a los que quedamos.
"Al papá de Aylén ¿qué decirle? Solamente que sepa que su hija era un ángel y que yo también me fui con ella esa tarde".
juntos. Facundo Solís (derecha) y su padre Luis en una última foto.