Previo al escandaloso desorden que se registró la tarde de ayer para saber quién era el jefe de la policía preventiva de la provincia, el comisario general retirado Víctor Sarnaglia declaró como testigo ante los fiscales de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, quienes llevan adelante una investigación por el funcionamiento de una banda que regenteaba una red de casinos clandestinos y extorsionaba a empresarios. El ex jefe policial había sido citado después de que en una foto extraída de uno de los celulares incautados y peritados en la investigación apareciera el apodo de “Sarna” como el de una de las personas a quienes los operadores de esa red ilegal debían aportarle dinero para recibir protección.
Según confiaron en rueda de prensa los fiscales Edery y Schiappa Pietra, Sarnaglia llegó al Centro de Justicia Penal convencido de que su presencia allí era parte de una “operación política generada por una parte del periodismo” que está en su contra. Los representantes del Ministerio Público de la Acusación (MPA) lo escucharon y dijeron haber quedado conformes con su exposición. E hicieron hincapié en que “Sarnaglia dijo no conocer a las personas mencionadas en la causa. Ahora habrá que corroborar si efectivamente él no ha hablado con los policía o las otras personas investigadas. Nosotros tenemos los celulares de esas personas y se están analizando para ver si hubo intercambio de mensajes entre ellos”, señalaron.
Desde la caída en desgracia de los fiscales Gustavo Ponce Asahad y Patricio Serjal, quien fuera jefe de fiscales de Rosario, la causa en la que se investiga una red del juego clandestino en la provincia es una Caja de Pandora. Fundamentalmente a partir del testimonio como imputado del empresario de juegos legales e ilegales Leonardo Peiti, que desde su lugar de imputado y víctima de extorsión por parte de los fiscales contó al detalle quién y cómo le exigían un canon por sus negocios.
En la audiencia imputativa del 11 de agosto en la cual fue destituido como fiscal regional Patricio Serjal, los representantes de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos exhibieron la foto de una esquela incautada en el allanamiento a las oficinas de Peiti. “Vamos a tener un gasto de 20 K por mes x sala. Se lo vamos a dar en 10 k por mes a cada comisario para que se lo reparta con los jefes de insp y orden y los otros 10 K por mes son para «Sarna». Después también hay como otros 10 K por mes que serían los gastos de la federal, la fiscalía y otros Monos. En general cada sala tendría un gasto de 30 K por mes”, decía textual. A partir de ese momento la pregunta para los fiscales fue ¿Quién es “Sarna”?
Entonces se armó una usina de dimes y diretes que fueron acercando a Sarnaglia al ojo de la tormenta. Así, convencido de que el ministro Marcelo Sain urdía una “operación política” en su contra, el martes el jefe de la policía pidió licencia y ayer se presentó ante los fiscales que lo habían citado. Mucho de lo que dijo e hizo Sarnaglia desde ese pedido de licencia, en audios que se filtraron, no solo molestaron a la cúpula del Ministerio de Seguridad sino a los propios fiscales, quienes se sintieron “ensuciados” por la sospecha de haber sido funcionales a una operación política.
“Citamos a Sarnaglia porque teníamos elementos que queríamos que aclare en una investigación que involucra a personal jerárquico de la policía. Queríamos saber qué sabía del entramado, si tenía algún dato”, dijo Edery; y explicó que querían conocer por qué figura el apodo “Sarna” en una imagen secuestrada en un pen drive de la secretaria de Leonardo Peiti y “por qué (el ex jefe de la Unidad Regional VI, Alejandro «Pipi» Torrisi) buscó contactarse con él”. Al respecto vale recordar que ese ex jefe policial fue apresado el 20 de julio último cuando salía de una sala de juegos clandestinos de Villa Gobernador Gálvez con un sobre en el que llevaba 150 mil pesos en efectivo.
Sobre el tema, Sarnaglia le dijo a La Capital que “el nombre de Torrisi lo conozco lejanamente, de muchos años, por mi paso en la fuerza, pero nunca tuve contacto con él y pueden revisar mis celulares que no hallarán nada que me comprometa”.
Sarnaglia no la pasó bien en el CJP. Se descompuso dos veces en el lapso de las dos horas en la que estuvo declarando. Y una vez finalizada la testimonial, como una cortesía, los fiscales dejaron que saliera por pasillos internos para evitar a la prensa y retirarse en auto por calle Mitre. La sensación era que se había ido un ex funcionario policial.
“Al haber mencionados en una investigación por juego clandestino algunos policías nos pareció necesario preguntarle al jefe de la fuerza qué tenía para decir”, explicó Matías Edery. “A nosotros nos interesaba que quedara claro que ésto no es una operación política”, agregó Schiappa Pietra. Y “cuando le preguntamos por dichos reflejados en notas periodísticas, en un audio que se viralizó (y que alimentaba el fantasma de una operación política), nos dijo que no tenía nada para decir”, agregó el funcionario en rueda de prensa.